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Bobby Jones, el más grande golfista amateur de todos los tiempos, solía decir que el Abierto de Estados Unidos “no lo ganaba nadie sino que siempre lo perdía alguien”. Tras una nueva edición del US Open que finalizó el domingo 18, la frase de Jones mantiene una increíble vigencia. El torneo tuvo cuatro líderes diferentes en cada una de las vueltas y en la ronda final, a falta de nueve hoyos, había ocho jugadores separados por solo dos golpes.
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En ese panorama, finalmente el norteamericano Brooks Koepka entró en la historia grande del golf mundial al imponerse en el Abierto de Estados Unidos, disputado en la cancha del Erin Hills Golf Club, en el estado de Wisconsin. Koepka totalizó 272 golpes para los 72 hoyos, finalizando en segundo lugar con cuatro golpes más su compatriota Brian Harman y el japonés Hideki Matsuyama.
En una edición bastante atípica, donde se dieron varios récords, el score ganador de Koepka de dieciséis golpes bajo el par de la cancha iguala el que había logrado el norirlandés Rory McIlroy cuando ganara en el 2011 el Abierto estadounidense jugado en el Congressional Country Club de Maryland. Por otra parte, el norteamericano Justin Thomas hizo 63 golpes en la tercera ronda disputada el sábado 17. En una tarde soñada, fueron nueve birdies y un águila para igualar la mejor marca que tenía hasta ahora el US Open para una vuelta, convirtiéndose en el quinto jugador en el historial del campeonato que logra ese registro.
Por su victoria, Koepka recibió un cheque por 2,2 millones de dólares de los once millones que repartió el campeonato en premios, además de ascender a la décima ubicación del ranking mundial. Está claro que a partir de su victoria en Erin Hills, a sus 27 años, la carrera profesional de este jugador cambiará radicalmente.
Además de los beneficios económicos por la firma de nuevos contratos con nuevos auspiciantes, Koepka por ejemplo tendrá diez años de invitación para participar en el US Open y el PGA Championship, mientras que serán cinco los años de participación directa sin clasificaciones, tanto en el British Open como en el Masters de Augusta. Con esta tranquilidad, su calendario de torneos por lo pronto estará enfocado ahora en función de los cuatro campeonatos que conforman el Grand Slam de Golf.
Precisamente, en cuanto al Grand Slam, luego del triunfo del español Sergio García en abril en el Masters de Augusta y ahora el de Koepka en el US Open, nadie podrá obtener en esta temporada dicho logro. Vale recordar que para conquistar el Grand Slam, un golfista debe ganar los cuatro Majors en un mismo año.
En otra nota de destaque, el norteamericano Scottie Scheffler fue el mejor aficionado de todo el campeonato, finalizando en el puesto 27º con un acumulado de 287 golpes, recibiendo la medalla de plata correspondiente.
En tanto, ninguno de los cinco golfistas latinoamericanos que formaron parte de esta edición del Abierto estadounidense pasó el corte clasificatorio de los 36 hoyos. Ellos fueron: los argentinos Ángel Cabrera, Emiliano Grillo, Andrés Romero, el venezolano Jhonattan Vegas y el aficionado chileno Joaquín Niemann.
El ganador
Jugando una vuelta final extraordinaria en 67 golpes, acertando 17 fairways y haciendo solamente 25 putts, Brooks Keopka se quedó finalmente con el título del segundo Major del año. Tres birdies consecutivos entre los hoyos 14 y 16 le dieron un buen margen para afrontar los hoyos finales, cortar con cualquier arremetida de los otros candidatos, para terminar ganando el título más importante de su carrera. Pero no todo fue fácil para este golfista de 27 años, quien pasó al profesionalismo en el año 2012. Sin poder alcanzar un nivel de juego para actuar en forma continuada en su país, decidió entonces viajar a Europa para jugar en el Challenge Tour, la gira satélite del viejo continente. Fue en esa gira donde ganó tres torneos, lo cual le permitió en el 2014 ascender al European Tour. Al final de esa temporada luego de un par de victorias se colocó entre los 50 primeros del ranking mundial, por lo cual decidió volver a jugar en su país. En el 2015 ingresó finalmente en el PGA Tour, donde obtuvo una victoria (Phoenix Open) en esa temporada.
“Muchos de ustedes saben que no ha sido fácil para mí llegar hasta aquí”, dijo un emocionado Koepka en la conferencia de prensa con la copa del Abierto de los Estados Unidos en sus manos. “En el 2013 le dije a mi manager que quería dejar de jugar, estaba cansado, desilusionado; por suerte recibí en ese momento apoyo de varias personas”, agregó el campeón. “Pasaba el tiempo, veía a jóvenes golfistas ganar campeonatos, Majors y eso afectaba considerablemente mi rendimiento. El ver hoy mi nombre grabado en esta copa junto a grandes leyendas de este deporte me hace sumamente feliz”, finalizó Koepka.
La cancha
El score de 16 golpes bajo el par del campo logrado por Koepka al cabo de los 72 hoyos no tiene que haber dejado para nada conformes a las autoridades de la United States Golf Association (USGA), la entidad organizadora del US Open. Por otra parte, un total de treinta jugadores terminaron bajo el par de la cancha, un hecho poco frecuente en el historial de más de un siglo de disputa del certamen.
El campo de Erin Hills con sus casi ocho mil yardas de recorrido se convirtió en la cancha más larga en recibir a un US Open. Luego de las cuatro vueltas quedó demostrado que la longitud de la cancha no es condición para que los golfistas en la actualidad logren scores realmente bajos.
“El mayor desafío golfístico”, como define la USGA a su campeonato más importante en esta edición, no fue tal. A partir de estos resultados ya se especula en la forma que dicha asociación presentará la cancha del Shinnecock Hills Golf Club, ubicada en las afueras de Nueva York, cuando reciba al Abierto en junio del próximo año.