En cuanto al sector público, Lacalle Pou aseguró que se discutirá con los gremios para adelantar las licencias del personal, que se exigirá el cumplimiento del teletrabajo y se reinstalará la orden de que no concurran los mayores de 65 años. También se cancelarán todas las reuniones y eventos públicos de los jerarcas, salvo razones fundadas. El gobierno “insta” al sector privado a adoptar medidas similares, indicó el presidente.
Los gimnasios podrán reabrir, pero con un aforo máximo del 30% de su capacidad y permitiendo que cada usuario permanezca hasta una hora.
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¿Cómo vamos a dar abasto?
Las autoridades dedicaron los últimos días a distribuir equipos médicos, a coordinar los controles que se aplicarán en la zona costera, a reforzar la disponibilidad de camas en los CTI públicos y privados y a incrementar las capacitaciones para nuevos rastreadores.
Pero los esfuerzos no parecen suficientes y en el ambiente médico y científico reina la incertidumbre.
Es que el sistema de salud está sufriendo las consecuencias del agotamiento del personal y el aumento de los contagios precipita una posible saturación de los recursos humanos y materiales en el próximo verano.
Un informe del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), que fue entregado a Presidencia el sábado 12, trasmite que se observa una saturación del sistema de rastreo y expresa preocupación por el número de pacientes internados. Según los datos que maneja el documento, actualizados a fines de noviembre, 35% de los casos positivos en la zona metropolitana no tenían nexo epidemiológico y 62% aún estaban siendo investigados.
Otro informe elaborado por el GACH advierte que, si se mantiene la tendencia de crecimiento de los contagios, a fines de enero las camas de CTI estarán saturadas, dijeron fuentes del equipo científico de datos a Búsqueda.
Para fin de año, se prevé que estén ocupadas por pacientes con Covid unas 150 camas, lo que significa un 20% del total disponible para pacientes con la enfermedad.
Las tendencias muestran una duplicación de contagios y de ingresos a los CTI en el último mes. El 15 de noviembre, el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) registró 73 casos nuevos en 3.829 análisis. Ingresaron 10 personas a cuidados intensivos y murió un paciente de 88 años. Fue el fallecido número 65 con Covid. En diciembre se llegó a registrar un récord de 533 contagios nuevos en un día y se hicieron más de 7.000 hisopados en varias jornadas. La cifra de muertes superó el miércoles 16 los 100 fallecidos.
El número de pacientes en cuidados intensivos se triplicó en el último mes y, el miércoles 16, hubo un récord de 45 personas que debieron ser internadas. “En este momento hay un 5% de casos en CTI internados por Covid, pero en unas ocho semanas se puede saturar la capacidad remanente. Y eso que, a diferencia de los pronósticos del mundo, Uruguay tiene el 1,5% de los internados en cuidados intensivos”, dijo Carlos Cardoso, presidente de la Coordinadora Nacional de Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (Conaiamc), a Búsqueda.
Ante el crecimiento de casos, el sistema de salud aumentó el número de camas disponibles y trabajó en una “reingeniería” para atender pacientes con Covid. La Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) inauguró un nuevo CTI en el Hospital de Minas y anunció 10 camas nuevas en el Hospital Español. Se fortalecerán policlínicas y hospitales en el Este, y ASSE obtuvo una partida para crear un centro de cuidados Intensivos en Las Piedras. Sin embargo, médicos y enfermeros de cuidados intensivos temen que las medidas no sean suficientes.
“Se está haciendo mucho foco en el número de camas, pero el problema es el personal que va quedando más relegado. Se está hablando de abrir más CTI, y está bien, pero cada vez somos menos. ¿Cómo vamos a dar abasto? Todos los días hay una baja del personal porque no están separados del resto de la sociedad y muchos tienen que hacer cuarentena”, dijo el presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, Luis Núñez, a Búsqueda. “En CTI tenemos una estructura muy rígida y un personal que es muy justo y hasta deficiente. Que de un día para otro no te venga una enfermera o una nurse, así como un médico, es un problema grande”, agregó.
Al comparar los contagios vinculados con el personal de salud, las cifras muestran que hace un mes había 33 personas cursando la enfermedad. Al 16 de diciembre, el número de casos activos escaló a 227 casos. Cerca de la mitad de los contagios entre médicos y enfermeros, que suman 860 en toda la pandemia, ocurrieron en el último mes. “Las bajas no han perjudicado en su capacidad. Pero ante un aumento exponencial en las consultas, nada escapa a que el país pueda colapsar”, señaló Blauco Rodríguez, director de la región sur de ASSE y el presidente del Colegio Médico del Uruguay.
Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
El plan de verano
Cuando la pandemia sacudió la agenda pública y política en Uruguay, la preocupación estaba en el invierno, pero la experiencia internacional —y ahora local— mostró que el Covid sobrevive al calor. “Ya estamos viendo cómo otros países del primer mundo se han desbordado. Preocupa cómo afecta al sistema de salud y no solo a los intensivistas, sino también a los que están en la primera línea de batalla como la emergencia móvil a domicilio, el que está en la puerta de emergencia y el que atiende otras patologías”, señaló Rodríguez.
Las instituciones públicas y privadas ya organizaron un plan de verano en las zonas costeras. El refuerzo de médicos y enfermeros está previsto, sobre todo, para Maldonado, Canelones y Rocha. Además de aumentar las guardias y atención médica en Punta del Este, en Piriápolis, el Chuy y La Paloma se multiplicarán las capacidades sanitarias. “También se planificó que, si es necesario, las camas de CTI aumenten entre 30 y 40%”, señaló Cardoso.
Los médicos del interior observan con alerta los efectos de la movilidad de la capital hacia el resto del país. Advierten que no cuentan con recursos para “cuidar” de “tantos” pacientes y no tienen claro cómo se coordinarán los traslados en ambulancia. “La situación depende en cada departamento, pero el temor es compartido por los médicos. No sé cómo se reforzará este verano con el Covid”, dijo Patricia Nava, presidenta de la Federación Médica del Interior.
“El traslado desde el interior puede demorar horas y en pacientes graves no hay margen de tiempo. ¿Cómo se hará si siguen los casos? No es fácil”, opinó el médico intensivista Ricardo Mansilla.
Más personal
En setiembre, el gobierno firmó un decreto que habilita el incremento de residentes, enfermeros y profesionales de especialistas como cardiólogos e intensivistas pediátricos para trabajar en los CTI. La medida está sobre la mesa y aún no fue utilizada.
En la conferencia de prensa, el presidente aseguró que están los recursos “necesarios” para capacitar al personal de salud en un mes. Pero los intensivistas consideran que en la práctica puede ser complejo. “Si traés a una enfermera que no tiene experiencia en el área, por ejemplo, terminás ganando un problema. Lo mismo pasa si te falta un médico en una unidad que no es grande; genera conflictos, estrés. Eso es acumulativo y se viene agudizando. No solo es una sobrecarga física, sino también emocional”, señaló Nuñez.
En Uruguay, el estudio de los posgrados es estructurado y tienen grandes diferencias. Por eso, un médico imagenólogo o un traumatólogo no están capacitados para trabajar en CTI. “Nuestra capacidad es limitada y la situación se complejiza por el multiempleo”, dijo Nuñez. “El problema es que no hay mucho que inventar”, añadió.
Los médicos consideran que es un momento crucial para definir el curso del verano. “Esta semana se juega la evolución de la pandemia”, dijo Rodríguez. Y la frase se repite en el personal de salud.
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