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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl sábado a la medianoche, un grupo de amigos se sentó en un restaurante en La Barra, Punta del Este, y pidió cervezas y hamburguesas. Mientras esperaban la cena, uno de ellos se acercó a cuatro chicas para invitarlas a una fiesta. “¿Una fiesta?”, preguntó la más joven, que parecía no tener más de 18 años. “Las que se hacen los findes en ‘la casita’”, respondió su amiga. Ninguno preguntó a qué casita se referían. Ya la conocían. El chico les dijo que llevaran alcohol y que iba a ser una noche “épica”. Que eran unos 100 adolescentes, que se conocen de liceos de Montevideo y que estaban todos “con tremenda manija”. Les comentó que se juntaban después de que cerrara el bar, a eso de las 2 a.m., y se fue. Ellas, entusiasmadas, se quedaron hablando sobre qué se iban poner y preguntándose unas a otras si habían llevado maquillaje.
En la conversación no se habló de protocolos ni de Covid-19. Tampoco de los cuidados sanitarios recomendados, como mantener distancia social. Fue una escena atemporal, sin tapabocas a la vista.
Una noche similar vivió un grupo de jóvenes en Punta del Diablo. Varios amigos de unos 26 años se reunieron con conocidos en la calle principal del balneario un fin de semana de enero, después de la medianoche, hora en la que cerraban los locales gastronómicos. “La movida” era llegar al centro peatonal con una conservadora llena de bebidas alcohólicas y algún alimento “para bajonear” y quedarse ahí toda la noche. Había decenas de personas apretadas en la calle, con los parlantes a todo volumen y bailando con desconocidos. Como cualquier otro verano. Más sobre la madrugada y con un poco de alcohol en sangre, se compartían cervezas, fuego y cigarros.
La escena se prolonga los fines de semana hasta la madrugada y, mientras tanto, camionetas de la Policía circulan con parlantes exhortando a la población a cumplir con las medidas sanitarias. No tienen mucho éxito. Incluso llegaron a encintar la playa de los Pescadores para prohibir el ingreso en las noches del fin de semana.
“Todos los años se dan este tipo de situaciones. Antes se solían juntar cerca de los boliches bailables y la movida se reducía ahí. Pero este año no hubo y se juntan, después de medianoche, en aglomeraciones. Las más grandes son entre jóvenes en la playa. Trasladan ahí su fiesta y es un problema que requiere más operativos”, dijo a Búsqueda Alexis Duarte, vocero de la Jefatura de Policía de Rocha. “En la playa se habla de más gente. En las aglomeraciones más chicas son una 50 o 60 personas. Es un desafío grande y no se acatan protocolos”, agregó. “Las fiestas clandestinas no han sido demasiadas, pero sí se han aglomerado en las playas y en casas privadas”.
Tras las aglomeraciones en la peatonal, el domingo 10 cientos de jóvenes regresaron a la playa en Punta del Diablo y, después del atardecer, escucharon a un amigo o leyeron por un mensaje de WhatsApp que el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) había reportado un récord de 1.215 casos positivos de Covid-19 Muchos jóvenes recordaron solo en ese momento que el coronavirus le está ganando una pulseada al país.
Las formas en las que los jóvenes se contactan y socializan son diferentes. Las aglomeraciones varían en sus características —como el punto de encuentro y el comportamiento— y cambian según el perfil de los turistas. Guillermo Maciel, subsecretario del Ministerio del Interior, dijo que la policía soluciona la mayoría de las aglomeraciones con el exhorto. Sin embargo, el principal inconveniente aparece con los jóvenes que están de vacaciones y en ocasiones incumplen las medidas o se dispersan para, a los minutos, aglomerarse en otro lado. Para paliar esa situación, además del trabajo policial, Maciel dijo que “sería positivo” implementar una campaña con “influencers, artistas y deportistas que tengan llegada a ese grupo de la población y le hagan comprender la importancia de cumplir con las medidas” de distanciamiento, uso de tapabocas y reducción de círculos de contacto social y duración de las reuniones. Según supo Búsqueda, esa posibilidad se habló en un Consejo de Ministros como “una medida más” a considerar.
La falta de acatamiento a medidas como el uso de tapabocas, la distancia social y las burbujas —definidas como pequeños grupos sociales a los que debería limitarse el contacto— se repitió en La Barra, Punta del Este y otras zonas de Maldonado, según constataron periodistas de Búsqueda.
El director general de Turismo de la Intendencia de Maldonado, Martín Laventure, sostuvo que en los primeros 10 días de enero se registraron situaciones “aisladas”, principalmente en Punta del Este. Las fiestas clandestinas tuvieron un “pico” en los primeros días del verano y coincidieron con Noche Buena y fin de año. Sin embargo, Laventure aseguró que las transgresiones disminuyeron debido al “firme accionar” de las autoridades departamentales y del Ministerio del Interior. Los resultados estuvieron “a la vista” y el último fin de semana hubo “menos intervenciones”, afirmó.
Sin embargo, el jerarca señaló que es necesario definir el concepto de aglomeración, porque el término no refiere solo a la cantidad de personas, sino también a la actitud que se adopte. “Nueve personas saltando abrazadas y compartiendo una cerveza es algo que hay que disolver. Pero 40 personas caminando por una rambla ancha como es la circunvalación, de tapabocas y con cierto distanciamiento no es una aglomeración. Hay que poner las cosas en su justo término”, apuntó.
En Maldonado, al igual que el resto del país, esperan una temporada caracterizada por un turismo interno debido al cierre de fronteras. Pero a pesar de las bajas expectativas Laventure explicó que los fines de semana ha habido un movimiento “relativamente interesante”.
“La gran mayoría de la población asume las conductas que se deben, pero lamentablemente hay excepciones, que se han ido controlando. Hay que seguir insistiendo en la toma de conciencia y actuar con la mayor rigurosidad posible”, indicó.
Rocha, en tanto, sigue siendo uno de los sitios más elegidos para veranear. Según dijo a Búsqueda el director de Turismo de Rocha, Federico Zerbino, la ocupación promedio del 4 al 8 de enero fue de 56% con picos de 90% y mínimos de 10%; el fin de semana la concurrencia subió al 72%, con máximos de 90%.
La información se desprende de un trabajo realizado por el equipo departamental junto con 13 encuestadores. Según el informe de la comuna, casi la mitad de los turistas viaja en familia, seguido por amigos (27%) y en pareja (23%).
El jerarca dijo que a pesar de las imágenes difundidas en redes sociales, que muestran al balneario colmado, Rocha no recibió tanta cantidad de visitantes.
Sin embargo, sí admitió que se registraron aglomeraciones en la calle principal de Punta del Diablo y en zonas cercanas. Se trata de “algo normal producto de la actividad turística”, una situación que “está controlada”, afirmó. Según el jerarca, la mayoría toma consciencia, pero hay muchos jóvenes de 20 años “con ganas de salir”.
“Los jóvenes naturalmente van a arriesgar un poco más y van a salir y reunirse. Es parte de la vida, a pesar de la situación sanitaria. Pero han colaborado mucho, entran a los comercios y participan de la vida social respetando todos los protocolos”, indicó el director. “La noche es un poco diferente y hay que entenderlo y no ponerse muy de punta con esas cosas”, agregó.
La situación en Colonia es más calma. Según dijo el director de Turismo de ese departamento, Roque Baudean, no se han registrado grandes problemas y tampoco está al tanto de que se hayan realizado fiestas clandestinas, algo que atribuye “al buen trabajo conjunto” llevado adelante por los departamentos de Higiene y Salud departamentales, la Policía, Prefectura Naval y Bomberos.
Para evitar las aglomeraciones en la rambla de Colonia del Sacramento la comuna dispuso conos a lo largo de la zona, que es visitado frecuentemente por grupos de jóvenes. “Así se marca la separación para la gurisada que viene, para que puedan estar en grupitos pero distanciados”, dijo Baudean.
De todas formas, el director reconoció que, si bien la situación pudo ser controlada, se trata de un departamento con más de 180 kilómetros de costa, por lo que es difícil abarcar todo el territorio.
Si bien no es la opción más popular en verano, Colonia también apuntó a captar el turismo interno, cumpliendo los protocolos en hoteles, así como los aforos y las demás medidas sanitarias establecidas. “Estos primeros días el turismo en Colonia creció en un 150% y el fin de semana más aún. Estamos contentos con el trabajo realizado de acuerdo al único mercado al que podemos acceder, aunque eso no alcanza para satisfacer la oferta turística del departamento”, señaló.
Hasta el lunes, Rivera y Montevideo llevaban la delantera con la cantidad de contagios en relación a la población. Se trataba de los únicos departamentos que estaban en rojo según la escala de Harvard, pero el martes se les sumó Rocha.
“Lo que pasa en Rivera es que somos una ciudad binacional y es imposible controlar la frontera”, señaló a Búsqueda Wilfredo Rodríguez, jefe de Policía del departamento. Por eso, la intendencia trabaja de forma conjunta con la Policía y el Comité de Emergencia departamental para seguir una metodología similar. También hay representantes en las reuniones sobre Covid-19 con las autoridades brasileñas, sobre todo, de Santana do Livramento. “Es difícil”, repiten en la Intendencia y la Policía.
“El problema que tenemos es que la gente no acata los protocolos que ya son viejos y conocidos. No se distancian, no usan tapabocas. Los operativos, por ejemplo, aumentaron en Rivera desde que la situación está peor y en los primeros días del verano. Se trabaja más y la población no se cuida tanto”, dijo Rodríguez.
El martes el Sinae informó que Rocha se tiñó de rojo debido al alto riesgo epidemiológico. Fuentes del Ministerio de Salud Pública (MSP) consultadas por Búsqueda dijeron que aún es pronto para saber cuánto influyó la llegada de veraneantes de Montevideo a Rocha, pero que es esperable que el comportamiento de los turistas, en su mayoría jóvenes, haya incidido.
“Nosotros no vemos que haya una disminución de la cantidad de personas comparada a otros años. La movida es similar, sobre todo, en La Pedrera y Punta del Diablo”, agregó Duarte. “Lo que ocurra este fin de semana será un termómetro del verano, si seguirá siendo solo los fines de semana o cambiará la tendencia”, señaló.
Sin embargo, Zerbino dijo que, si se da un aumento de los casos de Covid-19 en el futuro cercano, será una consecuencia de la interacción social “y no puntualmente por estas cosas”. Dijo que pensar que esto podría causar más contagios es una “especulación” y hay que “ser cautelosos con lo que se dice”.
“Siempre hay que buscar a un responsable”, criticó.