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    Militar condenado por la muerte de Chaves Sosa incrimina a otros oficiales retirados de la Fuerza Aérea

    Las actas del Tribunal de Honor de la Fuerza Aérea dan cuenta de que el exaviador Enrique Ribero, preso por el homicidio del militante comunista, acusa a la institución de “encubrir a los verdaderos culpables”

    “La Justicia ordinaria nos condenó por un crimen que no cometimos y los verdaderos responsables del mismo continúan integrando el escalafón del personal superior de la Fuerza Aérea a sabiendas de que hay inocentes presos, arrojando con su conducta grave desprestigio sobre la institución militar. Los responsables no pueden presenciar este atropello y convalidarlo con su silencio sin cometer una violación a sus deberes de honor”.

    Esto expresó el coronel aviador retirado Enrique Ribero Ugartemendia, ante el Tribunal Superior de Honor de la Fuerza Aérea (FAU) que lo juzgó en 2019, en otro intento de este exaviador por demostrar su inocencia en el caso del asesinato y desaparición del militante comunista Ubagesner Chaves Sosa, en 1976, y cuyos restos aparecieron en 2005.

    Así consta en el expediente del tribunal militar —al que accedió Búsqueda —, referido al accionar de este oficial que lleva 10 años preso por el crimen de Chaves Sosa, y que fue pasado a situación de reforma por lesionar el honor de las Fuerzas Armadas.

    El fallo del tribunal militar que condenó a Ribero, emitido el 16 de diciembre de 2019, fue homologado el lunes 17 por el entonces presidente Tabaré Vázquez. El tribunal resolvió por unanimidad que la situación de Ribero se encuadra en el Límite D2: “Descalificación por falta gravísima” (Búsqueda Nº2.061).

    Las denuncias de Ribero con las que pretende demostrar su inocencia, y que incluyen los nombres completos de quienes habrían sido los responsables de desaparecer a Chaves Sosa, ya habían sido presentadas ante la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad antes de presentarse al tribunal de honor, según informó El Observador. Allí el militar acusa a la FAU por el “encubrimiento de los verdaderos culpables” del crimen del obrero metalúrgico y dirigente sindical que al ser detenido tenía 37 años y era padre de una niña.

    Ribero fue condenado por la Justicia en 2013 como autor material del homicidio especialmente agravado de Chaves Sosa. Los restos del militante del Partido Comunista fueron hallados en noviembre de 2005 en una chacra próxima a Pando. Según la información de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente, en el intervalo de una sesión de torturas el detenido dejó de respirar. El médico constató su muerte a consecuencia de una falla cardíaca.

    En su declaración ante el tribunal militar, el 29 de agosto de 2019 en el despacho del comandante del Comando Aéreo Logístico, Ribero ratificó su inocencia y contó otra versión sobre el caso.

    —¿Usted tenía conocimiento entre el período 76 al 77 de que en algunas de las unidades en las que prestó servicios hubo apremios físicos a personas?

    —¿Entre qué fechas?

    —76 y 77, en las unidades en que usted prestó servicios.

    —Sí.

    —¿Lo reportó?

    —A la Justicia.

    —¿Usted tuvo conocimiento de que en algún momento estuvo recluido, en alguna de las mencionadas unidades, el señor Chaves Sosa?

    —Que estuvo detenido en la unidad de USABCL (Unidad del Servicio del Aeródromo Capitán Boiso Lanza), sí.

    —(Presidente): Sí, ¿tuvo conocimiento?

    ...

    —¿Por qué entiende que se lo vincula a la persona de Chaves Sosa, acorde a lo que dice la sentencia (judicial)?

    —¿Por qué se me vincula a mí?

    —Sí, a usted.

    —Bueno, yo entiendo que… son… fue un proceso de análisis que yo hice, porque primeramente pensé que los detenidos, los que me acusan a mí, fueron detenidos y, yo estuve bajo el… a cargo de ellos en el Penal de Libertad. Y uno de los detenidos, justamente, yo lo grabé, donde dice… le dice a la madre que “cuando salga me va a matar”. Que ese es el recluso Gerardo Barrios Villaverde.

    —¿En el Penal de Libertad?

    —En el Penal de Libertad…

    Más adelante, Ribero dice que en realidad no conoció a ese detenido y se defiende: “No sé por qué metieron a Araújo en eso, ni por qué me metieron a mí”.

    Ribero y el también coronel aviador retirado José Uruguay Araújo Umpiérrez fueron condenados a una pena de 19 y 17 años de penitenciaría, respectivamente, por el delito de homicidio muy especialmente agravado de Chaves Sosa.

    En la órbita militar ambos exaviadores fueron juzgados por los brigadieres José Visconti y Luis de León, junto con el comandante en jefe de la FAU, Hugo Marenco, quien presidió el tribunal. Como en el caso de Ribero, Araújo también preso, fue pasado a situación de retiro por el caso en 2019, pese a que ambos se proclaman “completamente inocentes”.

    Al presentarse ante el tribunal militar, Ribero adjuntó a sus declaraciones un documento fechado el 7 de noviembre de 2019 que lleva su firma, donde acusa a varios oficiales retirados de la aviación de estar implicados en la muerte y desaparición de Chaves Sosa. En su escrito, el militar también acusa a la FAU de ocultar documentos para impedir que se aclare el caso, por entender que “el comando de la FAU de esa época tenía conocimiento cabal de los hechos, sus circunstancia y la identidad de sus actores”.

    Esto, según Ribero, “no fue informado a la Justicia” y “de esta forma (se) consumó el encubrimiento de los verdaderos autores” del crimen en una “maniobra desplegada por la Fuerza Aérea Uruguaya”.

    Los argumentos esgrimidos por Ribero al proclamar su inocencia en el caso así como sus acusaciones sobre la eventual participación en los hechos de otros oficiales y funcionarios militares individualizados en sus descargos no modificaron la resolución del tribunal de honor.

    Del fallo “emerge con claridad la responsabilidad personal del oficial enjuiciado respecto a los hechos”, según la homologación de Presidencia, lo que también fuera acreditado por la Justicia. Así es que Ribero fue condenado por “la comisión de un gravísimos crimen, aspecto que sin duda compromete muy seriamente a aquel en el campo del honor militar”.

    Relato

    “No participé en la captura, detención, muerte y desaparición de Ubagesner Chaves Sosa”, insiste Ribero ante el tribunal de honor y en su denuncia escrita —cuyos principales pasajes publicó El Observador —, detalla su versión de los hechos.

    Según su relato, el militante comunista estuvo detenido en las llamadas “perreras” de Boiso Lanza entre el 28 de mayo y el 6 de junio de 1976, “fecha en la que se produjo su fallecimiento”. Cuenta que él se presentó el 30 de mayo de ese año en la Escuela de Comando y Estado Mayor Aéreo como alumno del curso de pasaje de grado para capitán.

    “El 3 de junio a las 23:00 aproximadamente —sigue— fui a buscar un micrófono que se encontraría en la perrera. Una vez allí constato la presencia de un detenido tiritando de frío, sin abrigo, existiendo muy bajas temperaturas(...). Dado que no había superiores dispuse su traslado y atención correspondiente”. Agrega que en 2010, habiendo leído las actas de declaración del detenido Teodoro González, cayó en la cuenta de la razón por la cual no había oficiales allí: “Estaban de operativo para su detención, reconociendo a (Roberto) Cáceres como quien (lo) había torturado”.

    Al morir Chaves Sosa, siempre según Ribero, estaban los oficiales Abelardo Ríos, León Cabrera, Gustavo Urban, Roberto Cáceres y personal subalterno. Asegura además que la orden de enterrar en forma clandestina el cuerpo del comunista en una chacra de Pando fue dada por el coronel Luis Fasana, hoy fallecido, entonces a cargo de la unidad de servicios de Boiso Lanza.

    “Trasladaron el cuerpo en el camión Mercedes Benz chico, el ‘mercedito’, y lo enterraron junto al camino, a 15 metros de la portera de ingreso, a un metro de profundidad”, expresa Ribero en su escrito.

    Allí agrega que el 7 de junio de 1976 se encontraba en la Escuela de Comando y Estado Mayor Aéreo, en la base de Boiso Lanza, realizando el curso de pasaje de grado para capitán, cuando en un recreo el teniente Enrique Bonelli, luego comandante de la Fuerza, le habría dicho que “murió un detenido” en la unidad y, antes de retirarse, habría añadido: “Jodete por meterte”.

    Un día después la FAU hizo un falso procedimiento en el barrio Aires Puros para fingir una fuga de Chaves Sosa, en un operativo que habría dirigido el mayor León Cabrera, dice Ribero en su descargo.

    Y también dice que el día siguiente a la muerte de Chaves Sosa escuchó cómo el entonces teniente segundo Urban le dijo al mayor Ríos: “Compré dos bolsas de cal y un litro de ácido, ¿qué hago con la boleta, se la entrego al teniente López?”. Y Ríos, hoy fallecido, le habría dicho que rompiera ese registro.

    El exaviador cuenta que luego Urban se le acercó en el comedor de la institución y, descontando que él estaba al tanto de lo que había ocurrido la noche anterior con Chaves Sosa, le comenta: “Le puse una piedra de cal en cada mano y otra en la boca. El mayor Ríos nos dio una botella de whisky”. Ribero concluye que Urban fue el responsable del entierro de Chaves Sosa.

    En otro pasaje, indica que el 29 de noviembre de 2005, cuando se difundió la noticia del hallazgo de un cuerpo en el chacra de Pando, él estaba en la sede del Círculo Militar. “Me encontré con el coronel Pómoli y cuando empezó el informativo me dijo: ‘Ribero, ese no es Chaves Sosa’. Yo le pregunté (si el dato era) ‘de buena fuente’, y él me respondió: ‘el Negro Ríos’”.

    Por otra parte, Ribero asegura que se le impidió probar su inocencia cuando en 2010 fue a buscar el libro de vuelos al Museo Aeronáutico para demostrar que había estado inactivo en junio de 1976 por un grave accidente que había tenido en una exhibición de paracaidismo en Atlántida, en la que falleció un teniente. Asegura que allí se encontró con que el encargado era Urban. Y que sus libros de vuelo no estaban.

    Más adelante, Ribero deja constancia de que en 2005 el entonces comandante Bonelli, tras la investigación elevada al presidente Tabaré Vázquez sobre violaciones a los derechos humanos de la Fuerza Aérea en la dictadura, lo citó en su despacho y le dijo: “Yo sé que vos no fuiste, yo sé quién fue”.

    También relata que el exmayor Ramón Rodríguez López lo visitó en su domicilio en 2015, “un día que estaba con salida transitoria”, quien le habría dicho que el cuerpo de Chaves Sosa “se había extraído” de la chacra de Pando, por lo que los restos hallados en 2005, según sus informantes, no serían los de Chaves Sosa, sino los del también militante comunista desaparecido José Arpino Vega. Rodríguez López, quien tiempo después “se suicidó”, también le habría dicho: “A mí la Fuerza Aérea me pegó una patada en el culo, y a vos te están haciendo lo mismo”.

    Según los responsables de la búsqueda de los restos de desaparecidos, el análisis de ADN determinó que el cuerpo encontrado era de Chaves Sosa.

    Al retomar su relato, Ribero también dice haberse reunido con Jesús Rodríguez, “jefe de inteligencia de la FAU, quien trabajaba en el piso 10 de la Torre Ejecutiva”, que tras escuchar su versión de la historia, le habría dicho: “Mire, usted no va a salir, porque usted está preso por razones políticas, y la Suprema Corte de Justicia no va a reconocer sus errores”.

    Su abogado, Carlos Bustamante, dijo a El Observador que interpondría un recurso de revisión de la condena de su defendido ante la Suprema Corte. Ribero deberá aportar para eso nuevas pruebas que categóricamente demuestren su inocencia.

    El militar presentó en 2018 un escrito al entonces comandante en jefe de la FAU, general Alberto Zanelli, que a su vez lo remitió ante la Justicia. En esa órbita, las denuncias de Ribero, condenado en tres instancias por el homicidio de Chaves Sosa, no tuvieron ningún efecto hasta ahora.

    “Existe prueba suficiente que acredita sus participaciones en calidad de autor a Ribero y de coautor a Araújo, del homicidio de Chaves Sosa. El primero por haber contribuido eficientemente en la aplicación de torturas que determinaron el fallecimiento del detenido y el segundo en tanto dirigió y facilitó la realización de tales apremios físicos”, dice la sentencia.

    No obstante, establece que “no son los encausados los únicos responsables” e indica que “los testigos refirieron a numerosos oficiales que participaban en hechos similares a los que llevaron a la muerte a Chaves Sosa”. Empero, “no existen elementos probatorios suficientes para lograr individualizar otros responsables”, concluye.

    Información Nacional
    2020-03-05T00:00:00