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    Monologuista amplificado

    El Gran Gustaf estrenó “Todo es posible” en Teatro Movie

    Gustavo Lorenzo Perini Paredes no había cumplido 20 años y ya era una figura de Teatro Uno. Dirigido por Luis Cerminara y Alberto Restuccia, hizo “El último” de Pinter, “Ubu Rey”, de Jarry, “El desalojo”, de Sánchez, y “La historia de la estupidez humana”, de Restuccia. Fue junto a Esmoris y Macunaíma uno de los duendes de Leo Ricagni en “El Chevrolé”. En el 98 Gustaf Van Perinostein ya era protagonista del under montevideano. “The Hot Comic Show”, “Vampirogángster”, “Invasión extrashterrestre” y “La resurrección de Big Poroto” integraban el repertorio del grupo Teatrotrash, número puesto de boliches céntricos como Nuca Jamás, Barrabás, Intramuros y Taj Mahal. Por más que volvió a participar en títulos dramáticos como “La sangre” y “Las mil y una noches”, ambas dirigidas por Álvaro Ahunchain, en 2003 se consagró al humor con “El Gran Gustaf”, la primera pieza teatral uruguaya grabada en DVD, en cartel desde 2003 a 2007 y que consolidó su perfil de comediante y monologuista.

    El éxito fue apuntalado por Atilio Capanga, personaje publicitario que fue catalizador para pasar en un año de los sótanos a los teatros. Frente el auge reciente del stand up, El Gran Gustaf se ha posicionado en el unipersonal humorístico y ha tomado distancia del “humor de pie”, gracias al fuerte tono histriónico de sus personajes. “No es stand up, es rock hablado”, suele repetir Gustaf en monólogos como “La venganza”, “La vida del actor”, “Hiper tensión” y “El Humor Salvará al Mundo”, este último presentado en gira nacional, el año pasado. Todos ellos están basados en personajes caricaturescos, bizarros, ampulosos, grandilocuentes. Es acertado el paralelismo rockero. La de Gustaf es una actuación amplificada, distorsionada como la guitarra de Angus Young.

    Es que la convocatoria de este actor parece más propia de una banda de rock que de un comediante. Llenó la cancha de Sporting (3.000 personas), el Teatro de Verano (4.500), actuó en Maroñas para 5.000, en festivales para 10.000 y en el Centenario ante 50.000 en la previa de un clásico. Ahora estrena Todo es posible en una sala de 650 butacas. Se anunciaron dos fechas y ya va por la quinta, todas agotadas. Un auténtico fenómeno de teatro popular fogoneado por su constante presencia en tiras de ficción (uruguayas y argentinas), en radio (“Las cosas en su sitio” y “Último al arco”) y en televisión (“Santo y seña”). De hecho, esta semana ganó el premio Iris a la Labor Humorística en TV por su personaje Abeijón en el programa conducido por Ignacio Álvarez.

    Es como si todo en él fuera tan exorbitado como su nariz. El otro común denominador de sus espectáculos viene de los libros: la literatura, la filosofía, la historia, la ciencia son fuentes recurrentes, materia prima trabajada en el escenario para generar el producto humorístico.

    Todo es posible es el sexto unipersonal de El Gran Gustaf. Y seguramente el más reflexivo. Sobre un atril, el actor lee relatos de gente que superó dificultades aparentemente imposibles, como el ilusionista Reneé Lavánd, quien triunfó pese a ser manco; el equilibrista Phillip Petit, primero en caminar sobre un cable entre las Torres Gemelas; y el ignoto futbolista Jurgen Sparwasser, autor del gol de la victoria de Alemania Oriental sobre la Occidental en el Mundial de 1974. Desde allí tira mil cabos al espectador para lograr su identificación. Tradiciones, costumbres, educación, relaciones familiares y sociales, viajes, política, sexo. De todo se puede extraer el jugo que dispara la carcajada. Para colocar al público en ese estado de hilaridad es clave su manejo de los climas, el contraste de tonos de voz, el salto grotesco del grito al susurro, el humor visual, su habilidad para reírse de sí mismo.

    “Si tengo el don de hacer reír a la gente, y que pase un buen momento, siento que esa es mi misión y que debo cumplirla, lo digo desde el más humilde de los sentidos”, dice el actor en el programa de mano, y es pertinente en ese espacio. Ahora, resulta excesivo que termine en esa cuerda autorreferencial y autocomplaciente que subraya la heroica misión del humorista de aliviarle la amargura a la gente. Es un buen concepto para rematar una entrevista. Pero bajo los focos es de Perogrullo.

    “Todo es posible”. Guión y dirección: El Gran Gustaf. Colaboración autoral: Fernando Rius. Hoy jueves 25 y viernes 26 (agotadas), jueves 1º y jueves 8, 22.30 horas. Teatro Movie. Entradas: $ 400 (platea baja) y $ 330 (platea alta), en venta en boletería, en movie.com.uy y 2900.3900.