Council of the Americas es una organización empresarial estadounidense que tiene como objetivo promover el libre comercio y los mercados abiertos en el continente. Fue fundada en 1965 por el banquero David Rockefeller y en la actualidad la integran más de 200 compañías.
En la reunión estuvieron la embajadora de Estados Unidos, Julissa Reynoso, integrantes del Council of the Americas —como su presidenta, Susan Segal—, y de la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos, y varios empresarios uruguayos y argentinos.
Entre otros, asistieron los ejecutivos Juan Carlos López Mena (Buquebus), Alejandro Bulgheroni (Agroland), Pablo de Salterain (Telefónica), Ignacio de Posadas (Posadas, Posadas & Vecino), Andrés Cerisola (Ferrere), Jorge Lepra (Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos), Gabriel Rozman (Tata Consultancy Services), Marcos Galperín (Mercado Libre) y Alejandro Reynal (MBA Lazard).
También hubo varios invitados que no asistieron. Según un relevamiento de Búsqueda, algunos de ellos no lo hicieron porque están “cansados” de escuchar promesas del presidente de la República.
De acuerdo a los asistentes consultados, el ambiente fue “muy bueno” y todos valoraron la “oportunidad”, que “no se da en muchos lados”, de tener un presidente hablando abiertamente, reconociendo su culpa en algunas cosas y compartiendo sus ideas.
Algunos de los presentes resaltaron que Mujica “aceptó hablar de todo y no se escudó en nada”
“Sin sorpresas”.
Durante su discurso, que duró cerca de una hora, el presidente repitió —basándose en algunas notas que había preparado— muchos de los conceptos que manejó en su celebrada exposición del año 2010 en el Hotel Conrad. Primero expuso él y luego abrió un espacio de diálogo.
Habló de Uruguay como un país bueno para invertir, de libertad y oportunidades, se refirió a la logística, al puerto de aguas profundas, y a que es una puerta de entrada a la región, que está “complicada”. Dijo que Uruguay es “un país sin sorpresas”.
“No los vamos a tratar mal”, les aseguró a los ejecutivos que lo escuchaban.
Habló de la importancia de China, también de Estados Unidos, destacó la relevancia de la región, de Brasil, de seguir negociando con Argentina, del “esfuerzo” del gobierno en cuidar la inversión. Evaluó que, aunque no es “exitista”, la situación económica del país “es buena”.
El presidente opinó que el Mercosur debería “ampliarse” a trabajar con la costa oeste de América Latina —en los últimos días Uruguay pidió el ingreso a la Alianza del Pacífico. Reconoció que hay algunos problemas porque no todos los gobiernos están de acuerdo, pero insistió en que cree que es una salida para tener más mercados y no depender de los socios tradicionales.
“Arreglando las veredas”.
Uno de los temas en los que se centró Mujica fue el de la educación. En ese campo, dijo, el sistema de Uruguay hace “imposibles los cambios”. Cuestionó la autonomía que la Constitución otorga a los organismos educativos porque “no hay cómo entrarle”. Sostuvo que es un sistema “centralizado”, en el que “todo se resuelve de arriba para abajo y desde Montevideo” y criticó que los sindicatos se oponen al cambio.
“A mí no me llevan muchas de las cosas que dije para cambiar en la educación. Hay una brutal centralización de la educación y en el Frente Amplio no me la lleva nadie. Soy de la idea de darle independencia a la UTU y me parece que lo mejor que puede pasar es que los liceos y las escuelas tengan independencia”, afirmó.
En la educación, sentenció el presidente, “mucho gobierno es malo, cuanto menos gobierno, mejor”. A su juicio hay “demasiada carga” de las instituciones.
“Yo soy un libertario pero no me entienden”, se definió Mujica.
Resumió su situación con una frase que quedó resonando en los oídos de quienes lo escuchaban: “Antes quería llevarme todo por delante, arreglar todo a la fuerza, pero ahora con suerte termino arreglando las veredas”.
No obstante, también se atribuyó responsabilidad: “No puedo criticar a mis antecesores en algunas cosas que hicieron porque yo también reconozco que tengo culpa en algunas de las cosas que pasan”, afirmó.
Cuando terminó, el ex ministro de Economía blanco Ignacio de Posadas tomó la palabra para responderle.
“Como dejó la pelota picando, voy a aprovechar. Usted dice que no se puede hacer nada en educación, que los sindicatos no lo dejan, que el mecanismo constitucional es perverso, pero hay cosas que sí se pueden hacer, lo que pasa es que hay que intentarlo”, sostuvo.
De Posadas afirmó que “en concreto” lo que se puede hacer es modificar un mecanismo que introdujo el Frente Amplio, que es “la posibilidad de descontar impuestos a las donaciones a institutos de enseñanza en zonas carenciadas” pero que “el propio gobierno lo topeó en una cifra insignificante”.
“Y si no puede hacer nada con el sistema público, sí puede utilizar fondos de muy buena manera desde el sector privado, sobre todo en barrios carenciados”, agregó.
“Lo otro que se puede hacer es relativo a los docentes”, prosiguió De Posadas. “La gran mayoría de los docentes salen del instituto público, que no tiene cambios, que son los mismos conservadores de los que usted se queja, todos piensan lo mismo, no aceptan pensamientos diferentes y no va a haber cambio”.
“Ahí una cosa que puede hacer es validar el instituto de formación docente de las universidades privadas —sugirió—. Eso no requiere más que la firma del ministro de Educación; es de las pocas cosas que puede hacer”.
Mujica asintió y De Posadas le dijo que le iba a enviar esa propuesta por escrito.
—Mire que igual nos vamos a seguir peleando— agregó el presidente, sonriendo.
—Más allá de las diferencias que tengamos, yo en esto estoy de acuerdo con usted— contestó De Posadas.
—No me dé tanto la razón que me voy a preocupar— replicó el mandatario.
—Lo que pasa es que usted está de vuelta y está volviendo a sus raíces blancas.
Según supo Búsqueda, las propuestas del abogado nacionalista ya llegaron a la Torre Ejecutiva y el presidente puso a uno de los juristas de su confianza a trabajar en ellas.
Después de ese intercambio, el magnate argentino Alejandro Bulgheroni se refirió a la necesidad de reducir los gastos y eliminar burocracia, a lo cual Mujica respondió: “Por lo menos De Posadas proponía cosas concretas”.
“Una trinchera”.
“A mí me vino a visitar una delegación de China —dijo Mujica en un momento de la conversación con los empresarios—. Imagínense, somos un país de 3 millones y tengo que negociar con China. Es como el abrazo del oso”.
De Salterain, presidente de Movistar, no dejó pasar la oportunidad y le respondió: “Creo que el gobierno siente que de parte nuestra (las multinacionales de telecomunicaciones) hay una especie de abrazo del oso, porque no quieren hablar con nosotros”.
El ejecutivo reclamó que “el gobierno está cavando una trinchera” con el tema de la fibra óptica, de cuyo despliegue el Estado tendrá el monopolio si se concretan los planes del oficialismo.
“Regalar fibra no existe en ninguna parte del mundo. Antel está haciendo una inversión que va más allá de la lógica empresarial y no quiere dialogar. Movistar quiere invertir en Uruguay. En cualquier otro país nos abrazarían y aquí construyen una muralla y hacen leyes para apuntalar el dominio de Antel sobre todos los demás”, afirmó. Según anunciaron fuentes de la empresa a Búsqueda, la inversión prevista es de unos U$S 500 millones.
De Salterain puso como ejemplo el caso de Inglaterra, donde la empresa Telefónica tenía como principal competidora a Vodafone. Sin embargo, recientemente hicieron un acuerdo porque ahora tienen otros rivales, como Google y otras compañías de Internet, que expandieron sus servicios. “Acá ni siquiera podemos hablar entre nosotros —lamentó el empresario—. No queremos hacer un abrazo del oso”.
“Lo que pasa es que el tema de las telecomunicaciones es un muy buen negocio y usted quiere la chancha y los cuatro reales”, contestó el presidente cuando tuvo oportunidad.
De Salterain cuestionó lo difícil que es acceder a la presidenta de Antel, Carolina Cosse, que “no se presta a discutir” los temas. Mujica se mostró sorprendido al respecto, dijeron las fuentes.
Otro de los asistentes que tomaron la palabra fue Gabriel Rozman, de Tata Consultancy Services, que le dijo a Mujica que aunque Uruguay “se precia” de decir que es un país de servicios de software, de producción audiovisual, de servicios bancarios, entre otros, en realidad en el país “no hay nadie que realmente se ocupe de servicios”.
“Brasil tiene un subsecretario que se ocupa de eso; Colombia tiene una Secretaría de Servicios... nosotros no tenemos a nadie. Hay un campo enorme si uno apunta a esto y no lo estamos aprovechando”, criticó.
“Mire, yo no entiendo mucho de esto, pasé 12 años en la cárcel leyendo un poco”, respondió Mujica, y propuso: “Que alguien que entienda venga y se siente con nosotros y nos diga qué hacer”. Luego encomendó el tema a su asesor Julio Baráibar.
A diferencia de esos empresarios, López Mena no tuvo más que palabras de elogio para la administración. “Este gobierno es excelente —afirmó—. Están todas las condiciones dadas para hacer de este país un país de Primer Mundo en los próximos 15 años. Depende de nosotros, los empresarios, porque las condiciones del gobierno ya están dadas”.
A su turno, Bulgheroni ponderó la marcha de la economía, habló bien de Uruguay y del gobierno y se quejó de la burocracia. “Yo sé que usted tiene voluntad de cambiar esto, pero es necesario avanzar”, le dijo.
El prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, sugirió que le mandaran los problemas burocráticos concretos que tienen que afrontar con sus empresas para “ver cómo se pueden ir resolviendo”. Mujica lo avaló y acordaron que el presidente de la Cámara de Comercio Uruguay-Estados Unidos, Daniel Varese (Citibank), centralice esa información para remitirla a la Presidencia.
Cuando terminó el encuentro, varios invitados se retiraron con la satisfacción de haber podido hablar con el presidente de todos los temas, pero con la preocupación de que no se puede resolver casi ninguno.
Contratapa
2012-08-16T00:00:00
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