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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl compromiso de un país con el narcotráfico se mide en estadios. Nos resulta fácil a nosotros, los médicos, interpretar esta medición dado que es habitual en medicina manejar el grado de evolución de las enfermedades también en estadios. Procuraremos ser lo más claros posible para que se pueda interpretar por todos.
Existe en criminología un consenso general de acuerdo con respecto a las fases de evolución de la criminalidad organizada, llámese narcotráfico.
Estos conceptos están basados en la lectura de los escritos en el diario “La Nación” realizados por Juan Gabriel Tolkatlian, prestigioso internacionalista argentino Ph.D en Relaciones Internacionales, School of Advanced International Studies The John Hopkins University, que a su vez se basa en un influyente trabajo de Edwin H. Stier y Peter R. Richards de 1987 (Strategic Decision Making in Organized Crime Control: The Need for a Broadened Perspective). Este trabajo nos muestra la manera en que el narcotráfico se despliega en tres estadios bien determinados.
¿Cuáles son esos estadios? Son tres. Primero, la fase inicial “predatoria”; segundo, la fase “parasitaria”; y finalmente, la fase “simbiótica”.
En la fase inicial predatoria es fundamental la determinación de un territorio sobre el cual se tenga un total control de espacio físico, de las rutas y de los accesos a los mercados para realizar sus productos. A su vez deben proveerse de ámbitos de protección personal. En esta etapa la violencia es esporádica, aparece en la medida que la rivalidad entre grupos entra en escena y va en aumento. Por otra parte, comienza la atracción forzada de algunos actores, ya sea intendentes, jueces o policías. Este estadio no alarma demasiado; la lógica prevaleciente es “no hacer olas”, “que se maten entre ellos”. Hasta que sucede lo imprevisto: matan a un funcionario público, que puede ser un policía o un dirigente político. Ahí nace el “tenemos que hacer algo” para detener esto. Todo aquí depende del Estado con sus cualidades básicas, a través del fortalecimiento de la Justicia, de los servicios de inteligencia y la Policía, tendientes a desmantelar los grupos criminales y evitar a todo trance el pasaje a la etapa posterior.
Si esto no ocurre, pasamos a la etapa posterior, “la parasitaria”, inevitablemente. Ahí todo no solo muestra mayor inserción del crimen organizado sino tres dinámicas a señalar: la legitimación, la proliferación y la democratización. Legitimación significa mayor aceptación del estilo de vida ostentoso del los narcos en la sociedad y la aceptación de sus dineros por amplias franjas sociales. La proliferación significa la diversificación de sus inversiones, algunas de ellas legales. La democratización se entiende por la multiplicación de los emporios criminales, aparición de carteles y cartelitos con organizaciones de estilo mafioso clásicas. Corrupción, violencia de alto grado y cooptación, son la regla.
La lucha es más difícil en este estadio; es de gran envergadura. Se necesita de un plan integral del Estado de contención del crimen organizado que incluya la voluntad, los recursos y la capacidad para esta lucha, además de la colaboración de la sociedad dispuesta a deslegitimizar el avance de la ilegalidad. En esta etapa se recurre a ayuda internacional. No se esperan milagros.
Si estas cosas no se cumplen, se entra en la etapa final: la “simbiótica”. Aquí tenemos el afianzamiento definitivo del crimen organizado y la dependencia del “parásito”. El Estado de Derecho se comienza a diluir, no existen fronteras entre lo lícito y lo ilícito, entre lo legítimo y lo ilegítimo. En esta etapa tiende a ocurrir lo que se denomina la pax mafiosa. Aquí existe una clase social, en algunas regiones y departamentos —no en todo el país—, que tiene nexos profundos con la economía legal y el sistema político, cuya “simbiosis” permite su consolidación.
En esta etapa la reversión completa e inmediata es poco probable mediante políticas públicas virtuosas.
¿A quién corresponde definir en cuál de estas etapas se encuentra nuestro país? Creemos que es el Estado que cuenta con los elementos necesarios para determinar en cuál de estos estadios se encuentra el país.
En la edición de Búsqueda del 10 de abril pasado, el periodista Guillermo Draper refiere a enfrentamientos de grupos narcos en barrios de Montevideo, información proveniente de la Jefatura de Montevideo y de la Dirección de Tráfico Ilícito de Drogas e Inteligencia Policial. Estos elementos ayudarían a demarcar caracteres de un estadio determinado pero son necesarios más datos para determinarlo y en ese caso esos datos estarían solo en poder del Estado.
Pensamos que una vez hecho el diagnóstico se debe actuar con premura y en consecuencia. No hay tiempo para demoras.
A propósito: si una de las tantas encuestadoras de opinión me preguntara cuál es el principal flagelo que sufre hoy nuestro país, mi respuesta sería, sin dudar, el narcotráfico.
Dr. José Gabriel Terra
CI 664.951-7