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La serie inglesa I May Destroy You, emitida los lunes en HBO, y la película italiana El valor de una mujer, a estrenarse en el Autocine Club este domingo 5, encuentran caminos diferentes para tratar la violencia sexual
Michaela Coel, una figura en ascenso de la televisión inglesa
Fue un momento que sacudió a la televisión inglesa. A sus 31 años, la dramaturga, actriz y guionista Michaela Coel era una estrella en ascenso. Al igual que Phoebe Waller-Bridge, creadora de Fleabag y actual reina del entretenimiento británico, comenzó en el teatro. Coel convirtió Chewing Gum, un unipersonal semiautobiográfico, en una serie de televisión. Los reconocimientos aparecieron, nuevas oportunidades laborales florecieron y la voz de Coel empezó a hacerse oír. Y esa voz contó, en una conferencia en el Festival Internacional de Televisión de Edimburgo de 2018, cómo fue drogada y agredida sexualmente por extraños.
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El crimen sucedió en una época en la que Coel era presionada por su trabajo. Ante un plazo demandante para la entrega de los guiones de su serie, la creadora decidió tomar un descanso en un bar con una amiga. Lo que recuerda, según cuenta en el inspirado discurso de Edimburgo, es que perdió el conocimiento durante la noche. Lo recobró sentada una vez más frente a su computadora, cuando empezó a reconstruir lo sucedido. “Al igual que cualquier otra experiencia que encontré traumática, ha sido terapéutico escribir sobre ella”, comparte Coel durante la presentación. “Convertir activamente una narración de dolor en una de esperanza, e incluso con humor, y poder compartirla como parte de un drama ficticio en televisión porque creo que la transparencia ayuda”.
Dos años después, el resultado de la experiencia y posterior escritura de Coel tiene un nombre: I May Destroy You. La serie de doce capítulos de media hora es una coproducción entre las señales BBC y HBO. En Uruguay comenzó a verse desde el pasado 16 de junio y el próximo lunes 6 de julio estrenará su cuarto episodio en HBO. En el hemisferio norte, I May Destroy You se encuentra a punto de embarcarse en su recta final, con solo cuatro episodios restantes. Ya encabeza varias listas de lo mejor del año en televisión. Tiene con qué hacerlo.
Coel posee capacidades polifacéticas que sorprenden, al igual que su serie. En I May Destroy You escribe, produce, dirige y protagoniza porque se trata, y a la vez no, de su historia. El de la serie es el relato de Arabella Essiedu, una escritora inglesa joven de origen ghanés que encontró el éxito literario gracias a las redes sociales. Ahora se enfrenta a un salto hacia un mercado mayor. Ya no basta que los millennials y miembros de generaciones más jóvenes la reconozcan en la calle y alaben su voz divertida, franca y relajada mientras le piden una selfie. Está lista para más, según sus editores. Por eso, tras volver de un viaje pago por su editorial desde Italia, donde la procrastinación tiene la forma de un amante tano y desinteresado, Arabella debe ponerse a tiro con el borrador de su nuevo libro. Le quedan horas para un plazo. Tiempo suficiente para tomarse un descanso de una hora en un bar junto con un grupo de amigos...
El desarrollo de esa noche, que se narra en el primer episodio, sucede como uno se lo puede imaginar acorde a la experiencia real de Coel. I May Destroy You parte de un hecho traumático en la vida de Arabella, pero decide ir más allá. Hay, al principio, una búsqueda en clave de suspenso para reconstruir los hechos y encontrar al criminal responsable. Hay, luego, un aprendizaje dramático en Arabella sobre los efectos esperados e inesperados de su trauma. Hay, entremedio, una exploración audiovisual estimulante y por momentos muy graciosa sobre la vida urbana y las relaciones amorosas de la población negra y de clase media en Londres, con un especial énfasis en los claroscuros del consentimiento sexual.
Cuando Arabella comienza el proceso de sanación, parecería que la ficción también busca relajarse. Escenas filmadas con cámara en movimiento pasan a dar lugar a encuadres fijos. Pero no hay que bajar la guardia. Mientras que las vicisitudes amorosas de los personajes toman una dirección más mundana, Coel no se olvida del punto de partida. Arabella encuentra su voz no solo por sufrir un crimen de violencia sexual, sino en los mecanismos de contención y aliento provisto por un grupo de personajes secundarios igual de ambicioso, carismático y diverso. I May Destroy You requiere de una apuesta inicial perturbadora pero necesaria para acceder a ser una de las series del año.
#MeToo.
Con sus complejidades a la hora de hacer de su protagonista una sobreviviente, la serie inglesa se alza como un producto cultural de calidad dentro de la era del #MeToo, movimiento impulsado a raíz de la denuncia en octubre de 2017 al productor hollywoodense Harvey Weinstein, hoy condenado a 23 años de prisión por violación y agresión sexual.
De la misma manera, es imposible no enmarcar a la película italiana El valor de una mujer, del director de Los cien pasos, Marco Tullio Giordana, como una ficción embanderada con la misma lucha. El drama, sin embargo, elude la sagacidad presente en la serie de Coel al retratar a una víctima y decide tomar un camino más directo —y por momentos más superficial— en su denuncia. Tendrá un preestreno en Uruguay el domingo 5 en el Autocine Club de Punta Carretas a las 18.30.
El valor de una mujer es protagonizada por Cristiana Capotondi, quien interpreta a Nina, una madre joven que deja Milán y se traslada a un pueblo de Lombardía para trabajar en una clínica para ancianos, atendida por otras mujeres y administrada por la Iglesia católica. Cierta cofraternidad inicial que la protagonista establece con sus colegas se quiebra en varios momentos. Primero asoman algunos pensamientos machistas (“Si tienes el hombre correcto, no tienes que trabajar”), luego una figura autoritaria con actitudes depredadoras. Por último, y uno de los puntos narrativos más interesantes del filme, el secretismo en torno a la serie continuada de abusos que suceden en el establecimiento.
“No quería hacer una película de denuncia militante, sino simplemente presentar a un personaje femenino valiente y luchador, y contar también lo que les ocurre a las mujeres que las rodean”, señaló Tullio Giordana durante la presentación de la película en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 2018. Esa misión se traslada, en gran parte, gracias a la labor de Capotondi. La actriz construye un personaje impulsivo pero de accionar diligente, motivada a derribar una estructura tolerante de actos atroces. Tullio Giordana se apoya en su protagonista con primeros planos silenciosos, sinónimos del proceso de reflexión que hace Nina.
Más allá del trabajo actoral, en donde también hay un elenco secundario satisfactorio, Tullio Giordana no aparenta confiar tanto en su guion, escrito en colaboración con Cristiana Mainardi. Las tonalidades emocionales de El valor de una mujer no solo son acentuadas por una banda de sonido demasiado explícita, sino que cada escena mantiene ritmos demasiado similares entre sí. Los personajes finalizan sus encuentros de dos maneras: con un ultimátum para sus contrapartes o con una manifestación sentimental escarbada sobre sus creencias más personales. Se vuelve cansino.
El valor de una mujer, entonces, se estanca en gran parte cuando Nina debe sortear varios obstáculos para llevar una denuncia ante la Justicia y los personajes empiezan a perder sus matices. Hay un desenlace agradable, tal vez predecible, que no justifica del todo atravesar el relato que le antecede. Las intenciones de Tullio Giordana y Capotondi —una de las 120 profesionales que denunció en 2018 la práctica sistemática de abuso y acoso sexual en la industria audiovisual italiana— parecen ser nobles, pero no lo suficientemente pulidas para reflejar, de manera valiosa, una problemática incesante de la que todavía queda mucho por decir. Y, más aún, escuchar.