Cerca de allí, las vendedoras de una casa de ropa infantil contaron orgullosas que recibieron el premio por la mejor facturación a nivel nacional en 2012.
Diego Munúa, dueño del restaurante Ki-Joa, dijo que la actividad de su negocio crece entre 10% y 15% anual hace cuatro años. Durante un fin de semana puede llegar a trabajar con entre 600 y 700 cubiertos, y con un gasto promedio de $ 300 por persona.
“Lentamente, pero se está creciendo y diversificando el turismo. Antes la mayoría eran argentinos, y hoy vienen muchos brasileros y europeos. La merma es en enero, pero igual se trabaja bien porque la gente de Minas sale más y entonces compensa”, explicó.
Su padre se dedica a gerenciar seis cabañas cerca del Parque de Vacaciones de UTE. Como todos los fines de semana la ocupación es total, está pensando en invertir y llevar al doble la capacidad.
Desde el Centro Comercial e Industrial de Lavalleja, Luis Aiub, reconoció que aun hay un “plus de crecimiento” de actividad, pero observa con preocupación el “pequeño freno” del consumo y el aumento del informalismo. A su juicio, el 2013 en términos económicos es “poco esperanzador” en comparación con departamentos limítrofes, donde existen inversiones “muy importantes” en marcha y que generan “mucha” mano de obra.
Sobre los nuevos emprendimientos que se proyectan en Lavalleja, ese representante empresarial tiene algunos reparos. Opina que el parque eólico viene a paso “lento” y atribuye eso a “un tema de coincidencias político-partidarias”. Del shopping que se planea instalar en la denominada zona de “Los tres puentes”, considera que tendrá un impacto “positivo” durante el tiempo que dure la construcción, pero a su juicio hay que evaluar si genera o no más empleos una vez que el centro comercial esté funcionando. Su temor es que se puedan perder puestos en el pequeño comercio.
Miguel Varela Vignoli, que lidera el grupo promotor del nuevo shopping y terminal, informó que la inversión asciende a unos U$S 16 millones.
Dijo que se prevé iniciar la obra “antes de fin de año” y que se ejecutará en un plazo de 18 a 20 meses empleando en forma directa a más de 350 personas. El emprendimiento se ubicará en un predio de 3,7 hectáreas sobre la ruta 8, tendrá tres niveles (subsuelo exclusivo para la terminal), además de dos plantas con locales comerciales y capacidad para 450 vehículos estacionados.
El empresario estima que el complejo “tendrá un flujo de entre 250.000 y 300.000 visitas por mes” y que generará un “impacto positivo sobre el turismo, la conectividad, y la actividad económica del departamento”.
Adicionalmente, a “mediano plazo” se planea construir un hotel de categoría 4 estrellas que “buscará satisfacer la necesidad” de plazas de ese nivel en Minas, informó Varela Vignoli.
Con “ambos emprendimientos” se procurará conformar un “Complejo turístico integral”, dijo.
Entre vacas y alfajores.
Situado en el kilómetro 87 de la ruta 8, el frigorífico Solís Meat es una de las principales fuentes de empleo de la zona desde que en 1995 inició su actividad.
El abasto de bovinos no es problema en un departamento que es “ganadero criador”, explicó el director de la empresa, Jorge González. El frigorífico posee un corral de encierro y además se abastece de ganado de establecimientos ubicados en un eje de unos 200 kilómetros de distancia.
En las instalaciones fabriles (5.700 metros cuadrados edificados) linderas al arroyo Mataojo, se faenaron 95.000 vacunos el año pasado. La mayor parte de la producción se destina a la exportación.
Algo más de 300 hombres y mujeres de Solís, Aguas Blancas, Montes, Migues y Minas trabajan en el proceso industrial de la carne bovina y en la administración de la empresa. Se calcula que otro 30% o 40% se crea en empleos indirectos.
Otra empresa “ancla” de la zona es la pesquera Industrial Serrana, instalada en los años sesenta y que procesa productos del mar con destino a la exportación, principalmente.
González, que en agosto de 2012 retomó junto a Roberto Marrero el control societario del frigorífico, se queja por el aumento de los costos operativos vinculados a la materia prima, la energía, la carga impositiva y el combustible, entre otros. “La misma empresa en Paraguay paga U$S 60.000 mensuales de luz y acá cuesta arriba de los U$S 150.000”, señaló.
Arraigada en el centro de Minas, otra empresa de alimentos y con gestión familiar, se proyecta en crecimiento. Los hermanos José y Juan Cedrés se dicen “embajadores de Minas”. Lo son desde que su padre, carpintero de oficio, compró una panadería en la ciudad, encontró una receta de alfajores y se dedicó a mejorarla para hacer que ese producto durara más de un día. Así nacieron los Alfajores de las Sierras de Minas, una empresa con 35 empleados que hoy dirigen.
A fines de 2012 invirtieron U$S 1,2 millones en maquinaria, infraestructura y la compra de licencias para desarrollar nuevas líneas de su producto. Así hoy, además del clásico alfajor de nieve artesanal, ofrecen otras 15 “tortitas como las de la abuela” (como les dicen ellos) que componen la marca Sierra de Minas.
En la fábrica esperan para salir cajas con los dibujos de Looney Tunes, Los Picapiedras, La liga de la Justicia. Y también el automóvil de Los Simpsons, una de las últimas adquisiciones para hacer marketing entre el público juvenil. Con estas nuevas líneas pretenden ampliar la distribución para todo el país, reforzando departamentos como Paysandú, Colonia y Salto donde sus productos no están tan establecidos como en el Este del país y en Montevideo. Hoy elaboran unos 450.000 alfajores al año, y prevén aumentar su producción para llegar al millón anual, lo que —estiman los dueños de la empresa— les daría el 20% del mercado.
“Queremos industrializar un poco mejor el producto para facilitar el canal de la exportación”, agregó José Cedrés. Hay conversaciones por negocios con Venezuela, Colombia y Brasil.
Nuevos aires económicos.
En el Paraje Campanero, a dos kilómetros de Minas, se observan plantíos bien delineados que a simple vista se asemejan a las filas que forman las viñas, un cultivo tradicional. Pero esas plantas bajas, una al lado de la otra, son de olivo.
Contigua a la plantación se encuentra la planta de aceite de oliva virgen extra de Somacor. La instalación industrial o “almazara” (como se la denomina técnicamente) es la única de Lavalleja, contó el encargado de la misma, Fabián Urreta.
La cosecha de la fruta comenzó a fines de marzo y se extendió durante unos 70 días. A principios del otoño la recepción de la fruta desencadena un proceso rápido, de no más de 24 horas para exprimir la aceituna (carozo incluido) y obtener el aceite filtrado.
Por eso, ahora los campos lucen sin trabajadores y la planta se aboca a las tareas de mantenimiento, etiquetado y expedición. El aceite ya está embotellado y empacado para exportar y los tanques inoxidables guardan a granel el “jugo natural de la aceituna”.
Urreta aseguró que se procesan unas 20 variedades de aceitunas, de los 628.000 kilos que se cosecharon en 2012. En la zafra de este año hubo una “baja tremenda” en el sector en general debido al “clima y los problemas de humedad”.
Otro rubro nuevo para el departamento será la energía eólica. Unos 20 molinos se comienzan a instalar a los fondos del Parque Salus, donde la producción de bebidas (cerveza Patricia y agua mineral Salus) convive con la actividad turística.
Innovar sobre lo tradicional.
Una de las producciones destacadas cuyas chimeneas pintan el cielo minuano es el de las plantas de portland de Ancap y la privada Cementos Artigas.
También en el rubro minero, un proyecto de porte pequeño pero que prevé “ir a más” se está instalando camino al cerro Arequita, a un kilómetro de Minas.
La idea es “reflotar” una planta de cerámica, inactiva desde diciembre y cuya chimenea data de los años cincuenta. Carlos García, uno de los socios del emprendimiento, explicó que en la primera etapa la planta, que producirá cerámica roja a partir de octubre o noviembre, se volcará al mercado interno.
Informó que la inversión en maquinaria e instalaciones rondará los U$S 1,2 millones y que una vez en marcha empleará entre 30 y 50 personas. Mensualmente se fabricarán unos 150.000 ticholos, para crecer hasta unos 210.000 al mes, según el plan.
Con entusiasmo, García destacó el proceso innovador de la fabricación para Uruguay: “Es como se hace en Europa, de donde se importan las máquinas, es en seco”. Añadió que el producto final es de “muy buena calidad”, con “más resistencia mecánica, acústica, más liviano y con mayor porosidad” que otros cerámicos.
También en el área de turismo se está innovando, pensando más allá de las clásicas caminatas por las sierras. El Salto del Penitente y el Ventorrillo de la Buena Vista son dos atracciones que la Intendencia de Lavalleja reformó entre 2002 y 2004, y que año a año crece a un “ritmo parejo” de entre 15% y 20% en cantidad de visitantes. Allí se puede hacer trekking, tirolesa, rappel y escaladas.
“El circuito rinde”, comentó Alberto Vignale, concesionario del centro de información sobre la ruta 8 y administrador de ambos emprendimientos. Por año recibe unas 70.000 personas, entre europeos y uruguayos. “Yo pensé que el turista llegaba a un lugar y descansaba, no hacía nada. Y es todo lo contrario. Hoy la gente vive a mil y el turista sigue a mil. Si no les creás cosas, se aburren”, dijo.
Es que el turismo aventura está dinamizando la ciudad. Varios operadores del centro de Minas afirmaron que hubo un impulso de visitantes gracias a la organización de eventos de mountain bike, encuentros de autos clásicos y carreras de motos, además de las mejoras en la grilla de espectáculos de la Semana de Lavalleja y una apuesta a la tercerización por parte de la Intendencia.
“Quizás no sea mucho pero hace unos años no venía absolutamente nadie”, sostuvo Vignale.
Economía
2013-06-27T00:00:00
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