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El secretario general del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), Óscar Andrade, lleva como medallas algunos reconocimientos que recibió de parte de empresarios. En el último tiempo, el dirigente que integra el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, a cargo de la Secretaría de Organización, fue declarado persona no grata por el frigorífico Marfrig, la citrícola Caputto y la forestal Montes del Plata.
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“Para mí es una condecoración”, dijo con orgullo y humor el miércoles 19 de abril en un debate organizado por la Asociación de Funcionarios de la UTE (AUTE).
La charla —en la que también participaron Julio Gambina de la Central de Trabajadores de la Argentina y Sebastián Herrera de AUTE— estaba enfocada en el avance de la propiedad privada sobre el servicio público, pero la intervención de Andrade derivó en un análisis extenso sobre la situación política internacional y el papel del movimiento sindical.
La “correlación de fuerzas” cambió en el último tiempo en la región, según el dirigente. Los trabajadores y la izquierda pasaron de una etapa en la que estaban “a la ofensiva” a una etapa “de resistencia”.
Para argumentar su opinión, recordó algunos acontecimientos regionales de los últimos años: la decisión del presidente de Ecuador, Rafael Correa, de desmontar una base militar norteamericana instalada al norte del país; la del presidente boliviano, Evo Morales, de echar al embajador de Estados Unidos; y los ensayos militares de Venezuela con Rusia.
“Se la tuvieron que tragar. No pudieron dar un golpe de Estado (…). Ahora ese momento cambió; cambió por la ofensiva del imperialismo y cambió por nuestras debilidades. En primer lugar la de la clase obrera. La clase obrera gravitó insuficientemente en la mayoría de los países y los procesos. Y acá en Uruguay gravita menos de lo que tendría que gravitar”, dijo.
Por un lado, Andrade sostuvo que el movimiento sindical fue “demasiado optimista” y, en ese sentido, recordó cómo festejaron 11 años atrás que había derrotado al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Por otro, criticó la capacidad de “coordinación” regional.
“Cantamos la internacional precioso, pero nuestro nivel de integración y unidad de los pueblos no estuvo a la altura de las circunstancias históricas”, dijo.
Cuando se abrió el espacio a preguntas, uno de los asistentes le pidió a Andrade que profundizara en las causas por las que el movimiento sindical “gravitó insuficientemente” y le adelantó al dirigente su opinión personal. “¿Cuántos paros de 12 horas ha generado el PIT-CNT en estos últimos 12 años? Hubo un montón de cositas y desde el PIT-CNT no hemos hecho mucho. Por otro lado, cuando acá se hablaba de Brasil, Paraguay y Argentina como gobiernos que están jodidos, creo que no hay que dejar de decir que en Uruguay la avanzada de las privatizaciones y la extranjerización de la tierra se hizo en los sucesivos gobiernos del Frente Amplio. También hay que decirlo eso, más allá de que nos duela y no nos guste”, le planteó.
La respuesta de Andrade fue contundente: “Me parece que está precioso el planteo, pero yo no lo comparto en nada”. Aseguró que la conflictividad durante los gobiernos del Frente Amplio triplicó la anterior y enumeró ejemplos como el paro en 2005 por la ley de libertades sindicales y el conflicto en 2014 —“pleno año electoral”— para que se aprobara la ley de responsabilidad penal a los empresarios por delitos de peligro que algunos senadores oficialistas no querían votar.
“Cuando ganó (Jorge) Batlle el primer paro se lo pudimos hacer en julio y con una votación dividida. Con un movimiento sindical raquítico que reconocía que no tenía condiciones para dar la lucha. No es cierto que luchábamos más contra otros gobiernos, y en parte era porque no podíamos”, afirmó.
Aunque reconoció que la conflictividad sigue siendo “insuficiente” y que debería ser “mayor”, opinó que la clave para incrementar la lucha es “organizar a los trabajadores que no están organizados” para que puedan “pelear más y mejor”. Según Andrade, en determinados sectores de actividad el movimiento sindical “todavía tiene un agujero negro”.
“No se revierte por teléfono eso. Tenés que ir una vez, dos veces, cinco, (hasta) que te echen”, dijo. Como ejemplo, relató las dificultades con las que se encontraron para intentar organizar a las trabajadoras domésticas, a los forestales, a los trabajadores de frigoríficos y a los del citrus, que le valieron las declaraciones de persona no grata.
Sobre la apuesta del país al sector forestal y las plantas de celulosa, Andrade dijo que sobre las dos industrias ya instaladas no está en la agenda pelear para que les saquen la calidad de “zonas francas” que tienen. Sin embargo, organizar a los 20.000 trabajadores forestales “súper explotados” es una herramienta para “arrancarles un cacho de plusvalía”.
Volviendo a la pregunta que le habían formulado concluyó: “Está bien que discutamos el papel del movimiento sindical y sus luchas, pero en función de cuánto nos comprometemos para reorganizar esa parte del movimiento. (…) Nos falta todo. No hay conflictos en las avícolas pero hay trabajadores ahí que los muerden las ratas mientras laburan. ¿Y sabés por qué no hay conflicto? Porque no hemos armado sindicato todavía, porque nos decapitan apenas algún compañero intenta arrimarse”.