• Cotizaciones
    miércoles 23 de abril de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    Para el agro “no sería del todo catastrófico” si llegan las lluvias, pero hay “luces naranjas” por el “atraso cambiario”

    Por estos días de calor y pocas lluvias Carlos María Uriarte va de un campo a otro, entre Río Negro y Cerro Largo. Como agrónomo y productor rural está preocupado por la seca. Piensa que la situación es “grave”, aunque no de catástrofe, ya que si aparece el agua algunos cultivos están a tiempo de recuperarse y el ganado todavía mantiene buenos estados; la lechería y la granja sí están más complicadas. Lo que ayuda, sostiene, es que los precios internacionales de hoy no son malos, a diferencia de episodios similares anteriores.

    A Uriarte, quien fue el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca en el primer tramo del actual gobierno de la coalición, también le preocupa el llamado “atraso cambiario”, un concepto que reapareció en boca del gremialismo agroexportador para señalar que el dólar en Uruguay bajó de precio en 2022 y el panorama se mantiene en el inicio del nuevo año, restándole competitividad y renta. “Las explicaciones que se dan” desde el oficialismo “no son suficientes”, dijo a Búsqueda, aclarando que no pretende ser crítico de una administración de la que aún se siente parte, aunque fue removido por razones poco claras para él (ver recuadro).

    Cree que la coalición multicolor ha mostrado “sensibilidad” frente al sector productivo, aunque piensa que algunas reformas que lo involucran, como la eliminación de los llamados “impuestos ciegos”, quizás no lleguen a concretarse. También es escéptico sobre los cambios que precisa el Instituto de Colonización y respecto del plan para la erradicación de la bichera: “Lo veo a (Fernando) Mattos un poco renuente. Ya va un año y medio desde que nos fuimos… y se nos va el tiempo. Cada año que nos atrasamos son US$ 40 millones de pérdidas”.

    Uriarte también reflexionó con inquietud acerca de la realidad interna de su sector, Ciudadanos, y sobre el riesgo de perder las elecciones del 2024 a manos del Frente Amplio (ver recuadro).

    Lo que sigue es una síntesis de la entrevista realizada durante el último fin de semana, previo a algunos anuncios del gobierno para apuntalar al campo frente al problema de la sequía.

    —En estos días ha estado en campos en varios departamentos. ¿Cuál es la situación ante la escasez de lluvias?

    —Es grave; la sequía, por lejos, es lo que está determinando la situación del sector. Es el tercer año consecutivo y prácticamente en este período de gobierno se ha vivido en sequía, aunque este es el momento más crítico. No sería del todo catastrófico porque todavía hay tiempo para que algunos cultivos reaccionen y se recuperen, como ocurrió con la soja el año pasado. En los animales todavía hay buenos estados. Los rubros más afectados son la granja y la lechería. La gran diferencia con otros episodios parecidos del pasado es que los precios hoy no son de catástrofe en la mayoría de los rubros, son altos. No se puede comparar con la seca por ejemplo de los años 1989-1990, cuando se combinó la tormenta perfecta: precios de ruina y dos años sin llover.

    Pero debe haber conciencia a nivel de todo el Uruguay; hay gente que está en la playa y está lejísimo de la situación que le está ocurriendo al sector que es el principal generador de ingresos para el país.

    —¿Pide conciencia también del sistema político?

    —Sí, sobre todo de los tomadores de decisión. Porque ha habido aumentos en determinados gastos que no condicen con esta realidad, si bien de a poquito se van tomando medidas. Hoy es imperioso tratar de aliviar las necesidades financieras de los productores para que no tengan que malvender o asumir deudas para cumplir con sus obligaciones. La postergación de pagos al BPS es de las medidas más acertadas, pero hay otras obligaciones que los productores enfrentan. Y no es que se pida que se perdonen, sino postergarlas un poco para esperar a que, cuando lleguen las lluvias, puedan hacer más caja; hoy todos los recursos se deben destinar a darles comida a los animales.

    —¿Plantea que se postergue también el pago de tarifas y de impuestos? ¿El gobierno tiene margen para dar eso?

    —Por el lado tributario hay un tema de vencimientos. También pueden caber otras opciones: cuando yo estaba de ministro se logró una rebaja de 15% en los servicios de UTE que se aplicó para la lechería y el arroz. En el gobierno de (Jorge) Batlle, cuando era la crisis del 2002, hubo una rebaja por decreto de la Contribución Inmobiliaria.

    Ahora ha habido casos como el de la Intendencia de Salto, que quitó el beneficio de descuentos para los buenos pagadores y al contado de la Contribución Inmobiliaria Rural, pero no para la urbana. Eso implica en algunos casos puntuales que los productores deban enfrentar un pago 35% superior al del año pasado. A esto me refiero cuando digo que a veces los tomadores de decisión resuelven medidas que no ayudan, dadas las circunstancias.

    El otro factor problemático es la cotización del dólar.

    —Según escribió en una reciente columna en el diario El Observador, “son verdades a medias” decir que el dólar bajó de precio en Uruguay por los “récords de exportaciones y de inversiones” y que en realidad se debe al “efecto de políticas llevadas a cabo con mucha fuerza desde el gobierno (tanto del actual como los últimos anteriores) para aumentar la demanda de pesos” y por ende bajar la cotización del dólar. ¿A qué atribuye esa estrategia que, según usted, transfiere recursos del sector agroexportador hacia el gobierno y la sociedad que tiene ingresos en pesos?

    —Urge un cambio. Urge tomar medidas. No considero que esta situación haya sido buscada adrede, pero el dólar en Uruguay no acompaña lo que ocurre en otros países. El euro, el yuan, los dólares neozelandeses y los australianos, mismo el real, todos aumentaron en 2022 respecto del dólar estadounidense. Además, si lo comparamos con la evolución del precio del dólar en nuestros principales socios comerciales —el indicador de tipo de cambio real—, la situación de hoy es un 28% por debajo del promedio que los últimos 45 años. Es decir, hay algo que está ocurriendo en Uruguay que incide en la cotización del dólar, y salta a los ojos lo que ocurrió con la colocación de títulos en pesos por parte del gobierno. Llegó a ofrecer tasas de hasta 12%, lo que sumado a la apreciación del 10% da una rentabilidad en dólares del orden del 20%. ¡Es una irrealidad en el mundo de hoy! En Estados Unidos, las colocaciones similares han tenido hasta pérdidas del 20%.

    Por eso, al ingreso de divisas por récord de exportaciones y por la inversión de UPM, se sumó la colocación fuerte de títulos en pesos, que produjo un debilitamiento cambiario que hoy está comprometiendo la competitividad del sector. Dicho de otra manera: hoy, para pagar los insumos y la vida diaria de los productores agropecuarios, implica muchos más kilos de soja o litros de leche para comprar un bien o servicio en la economía nacional. En un país exportador como Uruguay, amerita que se prendan las luces naranjas para tratar de compensar esto de una u otra manera.

    Como decía en esa columna, esto pasó también con gobiernos de otros partidos, durante mucho tiempo, como forma de combatir la inflación y facilitarle al gobierno enfrentar sus obligaciones financieras. Hoy, los ciudadanos, los productores debemos advertir estas señales para que los tomadores de decisión sean conscientes de los efectos que está provocando a nivel productivo, exportador, del turismo.

    —Algunas gremiales empresariales han pedido dejar de hacer más contractiva la política monetaria. Para usted, ¿cuál será la solución frente a lo que llama atraso cambiario?

    —No soy quién para decir qué se debe hacer. Pero hay diferentes herramientas, sin cambiar esa, que pueden implementarse para aumentar la demanda de dólares en el mercado interno, como permitirles a las AFAP que puedan colocar en esa moneda. No se vislumbran en este momento políticas de significación en ese sentido.

    La gente que sabe debería pensar las soluciones, entendiendo que las actuales circunstancias están provocando una desmotivación a la intensificación de la producción. No es motivante producir más para poder aprovechar más el momento de buenos precios.

    —El gobierno alega que apunta a bajar la inflación y anclar las expectativas en torno a niveles menores a los actuales. ¿No es un propósito compartible?

    —No pretendo ocupar el espacio de quienes están encargados de la política económica, financiera y monetaria del país, pero es nuestra obligación señalar los efectos que están ocurriendo en nuestro ámbito productivo.

    —¿Ve al actual ministro de Ganadería, Fernando Mattos, defendiendo al agro frente al problema del “atraso cambiario”?

    —Prefiero no opinar en ese sentido. Es una persona con la cual éramos amigos…

    —¿Eran o son amigos?

    (Se ríe). Bueno, hace mucho que no nos hablamos, pero bueno, estas son circunstancias duras.

    —En momentos como estos, ¿es difícil ser ministro para alguien que proviene del gremialismo rural?

    —Sabe que no. Para mí, aparte de haber sido un honor, había cosas obvias que había que hacer, y se hicieron. Es sencillo sobre todo para alguien que no tiene compromisos políticos y que aplica lo que entiende que es lo mejor para el país. Llegué a un ministerio que se caracterizaba por ser muy frenteamplista y sobre todo muy del MPP, pero me enfoqué en hacer lo mejor para el ministerio y para el país y encontré una respuesta muy buena en lo interno, con gente muy capacitada que se comprometió mucho. En ese año y medio se pudo hacer muchísimo; el ministerio se despertó, cambió y hubo gente que tomó mucho protagonismo. Lo que lamento es no haber tenido más tiempo para poder seguido trabajando como lo estábamos haciendo.

    Creo que tuve la oportunidad de formar un buen equipo, que prácticamente sigue en funciones y que está haciendo un gran trabajo.

    —Lo que digo es que, frente a las quejas por el atraso cambiario, las respuestas que da Mattos son las mismas que da el equipo económico. Parece complicado para él, que como usted proviene de las gremiales del campo, hacer equilibrio entre ese discurso y la visión del sector productivo.

    —Claro, pero eso es él quien lo tiene que explicar mejor. Las explicaciones que se dan por ese lado obviamente no son suficientes. De todos modos, no tengo ningún afán de crítica al gobierno y mi mensaje apunta a contribuir a que se tomen mejores decisiones. Es como cuando uno tiene un amigo que le está errando y no se anima a decírselo; yo me siento en la obligación moral de decirle: “Mirá, por ese lado vas a provocar tal daño”.

    —Para algunos rubros del campo los combustibles son una variable clave en sus costos. ¿La reforma hecha hasta ahora en esta área es la que esperaba?

    —Sí, sí. Es mucho mejor de lo que teníamos. En los gobiernos del Frente Amplio estábamos acostumbrados a que en esta época del año siempre venía un aumento, siempre, aunque el petróleo bajara. No me puedo olvidar —creo que yo era presidente de la Federación Rural— cuando el barril bajó de 120 a 40 o 50 dólares y esa baja no le llegó nada nada al sector productivo. Hoy sí se refleja lo que está pasando con el precio del petróleo a nivel internacional. ¿Es mejorable (el sistema)?, ¡todo es mejorable! Pero estamos mucho mejor ahora. Hoy, con esta actualización del gasoil, llegamos muy cerca de lo que vale en Brasil e incluso hace un par de años llegamos a estar más baratos.

    —Algunos se quejan por lo incierto que es el ajuste de tarifas cada mes.

    —Es verdad. Se podría tener algún esquema más protegido de los vaivenes, porque corrige según la oscilación del mercado internacional. Pero en la medida que uno esté más preparado se hace más fuerte, más competitivo.

    —El ministro Mattos ha dicho que en 2023 se avanzará en la revisión de los llamados impuestos ciegos en el agro. ¿Qué expectativa tiene usted?

    —Es una aspiración, un debe, que no sé si le dará a este gobierno para encarar, pero que sería muy importante. Son impuestos que son indiferentes a lo que le ocurra al sector en determinado momento; cuando está todo bien, no hay problema, pero cuando está todo mal pueden ser el golpe de gracia.

    Estamos hablando del Patrimonio, la Contribución Inmobiliaria, del aporte patronal al BPS, del Impuesto de Primaria, una serie de cargas que son bastante atípicas a nivel mundial que le quitan competitividad a sectores que deben salir a competir al exterior. También, durante el gobierno del Frente Amplio la carga de estos impuestos fijos aumentó y provocó una exposición importante al sector. Gracias a Dios hemos vivido momentos buenos en cuanto a precios, lo que ayudó a sobrellevar esta pesada carga.

    —Como empresario, ¿siente que el sector privado —el “malla oro”, como le ha dicho el presidente Lacalle Pou— ha sido contemplado y privilegiado por la actual administración?

    —Yo fui parte del gobierno, y aún me siento como tal. Yo, que estuve adentro, sé de la sensibilidad que existe respecto del agro, sobre todo en el Poder Ejecutivo. Me sentí muy cómodo de que fuera así. Entiendo que en el Parlamento sigue existiendo desconocimiento respecto al agro, por eso hay que seguir trabajando mucho para informar y asesorar a los parlamentarios de las situaciones del sector. Mientras pudimos, lo hicimos. Pero, siendo realistas, para el Parlamento y para la inmensa mayoría del Uruguay en sí las mayores preocupaciones no pasan por el agro.

    —¿Hay una política agropecuaria de este gobierno?

    —Sí, no tengo la menor duda. Si bien hay políticas de Estado que en Uruguay se caracterizan por ser continuas, en este período hubo una serie de cambios importantes. También hay cosas que van a quedar en el debe, como es el Instituto de Colonización; el planteo está hecho, pero desgraciadamente no creo que den los tiempos para procesar los cambios. Y se presentó un proyecto de erradicación de una plaga muy importante que es la bichera, que provoca una pérdida anual de US$ 40 millones, y se avanzó muchísimo, aunque desgraciadamente no logra tomar vuelo… Yo estaba muy comprometido con esto. Lo veo a Mattos un poco renuente. Ya va un año y medio desde que nos fuimos… y se nos va el tiempo. Cada año que nos atrasamos son US$ 40 millones de pérdidas.

    —¿Cómo ve los intentos de salirse de la atadura del Mercosur para negociar con China, Tailandia o adherir al acuerdo Transpacífico?

    —Este es otro aspecto de los cambios que se dieron con este gobierno. Lo veo bien. No estoy a favor de independizarse del Mercosur, que hoy ya es proveedor del 30% de lo que la humanidad consume, y probablemente esa contribución aumente en el futuro. Mantenerse juntos es fundamental para poder encarar mejor los desafíos que se presentarán. Ahora, eso no puede ser un corsé para el Uruguay, justamente para un país que depende tanto de las exportaciones, que no le permita mejorar su competitividad y las condiciones de acceso.

    • Recuadros de la entrevista

    Otros “valores” en Ciudadanos sin Talvi y el riesgo de perder la elección de 2024

    El “Frente de la Coalición”, el “alto” costo por el “caso Astesiano” y la “banalización” de la agenda pública