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    Perder la cabeza por los libros

    Un trhiller basado en la novela La casa de papel, de Carlos María Domínguez, se filmará en Uruguay

    El escritor argentino Carlos María Domínguez, radicado en Montevideo, publicó hace unos años una novela que habla de la pasión por los libros. La historia terminó pegando fuerte no solo en el Río de la Plata sino también a escala internacional (ver recuadro). Esa novela más bien breve hizo su propio camino y ahora el autor ha firmado contrato con Juan Pablo Buscarini, director de cine nacido en Rosario, Argentina, para filmar la versión cinematográfica de La casa de papel.

    Desde su lugar de vacaciones en Carmelo, el director y productor dijo a Búsqueda que se encuentra en el proceso de adaptar la novela al guión. “Es una obra maravillosa, que además está bastante difundida en un circuito más bien literario e intelectual. Porque además se tradujo a más de 20 idiomas en varios países y tiene la particularidad de que una parte se desarrolla en el campus de la Universidad de Cambridge, pero podría ser cualquier otra de elite del Norte”. Buscarini está también “tratando de tentar a alguno de nuestros coproductores habituales”. Dijo además que en el cine, especialmente en Latinoamérica y Europa, para hacer una película de buena calidad técnica es necesario armar coproducciones.

    Portada de la edición china

    La productora de Buscarini es Pampa Films, la que con el nombre de Patagonic realizó Corazón de fuego, con Federico Luppi y Pepe Soriano y dirección de Diego Arsuaga.

    Según Buscarini, un coproductor canadiense estaría involucrado en el proyecto. “Vengo de hacer una película con Canadá e Italia, El inventor de juegos. Pero los actuales no son los mismos inversores, no conocían la novela, les mandé la versión en inglés y les pareció maravillosa”. Esta fase del proceso implica la escritura del guión, el diálogo con coproductores y acercarle la oferta a una actriz de habla inglesa a través de un agente de casting de Los Ángeles, porque así lo requiere uno de los personajes.

    La casa de papel en cine será un thriller intelectual, una película de intriga.

    “Ese es uno de los desafíos de la adaptación de esta novela, que gira en torno a una intriga”, aclara Buscarini. “Hay que ver qué se hace con los espacios que en literatura completa el lector, y en el cine no. Lo mejor que le podría pasar a esta película es que no se pierda la cuota de suspenso con ese libro tan enigmático que reaparece y esas dos almas solitarias que son la profesora veterana y ese bibliófilo uruguayo que fue su amor furtivo”.

    Buscarini quisiera lograr las atmósferas del cine de David Lynch o David Cronenberg. Desea que La casa de papel alcance esos climas. “En estos tiempos donde lo digital se está devorando todo, el libro retrata un mundo de apasionados al borde de una locura muy particular”, opinó el director.

    El presupuesto calculado es de U$S 1.100.000 y la coproducción contará con un 30% de aportes de Canadá, todavía no se sabe si en actores, dirección de fotografía o mezcla de sonido. El plan de rodaje es de ocho semanas y un 60% se filmará en Uruguay, entre Rocha y Montevideo. Se rodará una semana y media en Buenos Aires y como Canadá tiene universidades tradicionales, seguramente se emplee algún campus de allá. “Canadá es un socio muy interesante porque es una puerta de entrada muy buena para los mercados anglosajones”.

    Aunque ya se manejan algunos nombres, los actores están por definirse. Los personajes principales son un profesor argentino radicado en el exterior y Carlos Brauer, un uruguayo que enloqueció por los libros. El mayor desafío, comentó Buscarini, es llevar a Brauer al cine porque no tiene mucho texto, aunque todos hablan de él. “Seguramente haya un protagonista uruguayo y otro argentino, pero para definirlos tengo que mandarles el guión terminado. Porque la adaptación de esta novela no es tan fácil ni inmediata: el personaje aparece en primera persona pensando, lo que no es sencillo de llevar a cine. El otro personaje tiene más imágenes pero no líneas de texto”.

    Buscarini también señaló que si bien la novela debe ser tentadora para muchos actores, prefiere tener el guión más avanzado para contactarlos. “El actor podría leerla de manera muy subjetiva e imaginarse una cosa y seis meses después aparecería yo con un guión que no tiene nada que ver”, aclara.

    La versión final del guión estará terminada para la segunda mitad de 2015. Este año trabajarán en la preproducción del rodaje, que se prevé para marzo o abril de 2016.

    Buscarini se considera un buen lector y cree que en Latinoamérica no se les saca buen jugo a las novelas como base para películas. “Hace ocho años una librera de Buenos Aires me dijo: ‘Este libro es una joya’. Lo leí y me pareció tal cual, que combinaba un muy alto nivel literario con una trama de intriga y aventura. Primero trato de leer por mero placer, pero enseguida empiezo a imaginar si es algo bueno para filmar. La casa de papel se lee muy rápido y te atrapa”.

    Fue en la segunda lectura que se convenció de que en esas páginas había una gran película. A través de un amigo en común, el escritor uruguayo Fernando Schmidt, Buscarini hizo el primer movimiento para contactar a Domínguez, pero no se animó a llamarlo en ese momento porque no tenía una propuesta concreta, y el contacto se hizo más adelante. Entretanto, el director caía a los cumpleaños de sus amigos con un ejemplar recién comprado de La casa de papel. “Es original y es un libro sobre los libros, entonces la gente afín a la lectura encuentra allí gran exquisitez y vuelo literario. Así que cuando al fin conocí a Domínguez le dije que había tardado en comunicarme, pero que había comprado como 80 libros suyos”, dijo con humor.

    Este tiempo de maduración implicó terminar su última película para preadolescentes, El inventor de juegos, basada en la novela de Pablo de Santis, que será presentada en el Festival de Sundance. Como director, Buscarini hizo dos películas para niños: El Arca y El ratón Pérez, y participó como productor en Peter Capusotto y sus 3 dimensiones y en Un cuento chino. Para dirigir, piensa que debe sentir una conexión y un compromiso fuerte con el proyecto, algo que le pasó con La casa de papel.

    Del cine uruguayo le gustó El baño del Papa, Whisky y Mal día para pescar. “Con relación al tamaño del país y a la población, el talento y la calidad de lo que se hace en Uruguay son muy altos”, dijo.

    Para Buscarini no es casualidad que esta historia haya llegado a lectores de tantos países y lo adjudica a que cumple con la doble condición de ser una historia local y universal. Ahora queda por ver qué película se desprende de las misteriosas páginas de La casa de papel.