Con una faena “sostenida” de “50.000 a 55.000 cabezas de vacunos desde principios de febrero hasta el 30 de junio”, la industria frigorífica local llegará a faenar unos “2,7 millones de cabezas en el ejercicio que va del 1° de julio de 2021 al 30 de junio 2022”.
Esas son algunas de las principales proyecciones preliminares que realiza el técnico del Instituto Plan Agropecuario, Esteban Montes, en un artículo al que accedió Búsqueda a modo de adelanto de la próxima revista de ese organismo, a ser publicada en marzo.
En momentos en que el sector cárnico pasó a tener un rol cada vez más destacado en el desempeño de la agroindustria y las exportaciones, principalmente de la mano de una demanda insaciable del mercado chino, es oportuno el análisis en cuestión.
La faena que se viene registrando está compuesta por una “mayor cantidad de novillos que en años anteriores”, y dentro de esa categoría de vacunos es notable el número de “animales más jóvenes”, señaló Montes. Indicó que eso mismo pasa con las hembras, al haber una “mayor proporción de vaquillonas” en la composición de la faena.
Continuando con un ritmo de exportación de ganado en pie como el actual, se puede alcanzar un total de unas “230.000 reses exportadas” en el ejercicio analizado, planteó.
Otra de las estimaciones que son consideradas clave para el sector cárnico y el futuro de la actividad productiva es que la cantidad de terneros llegará a los 2,9 millones, calcula el técnico.
Siguiendo con sus proyecciones, Montes sostiene que “con un total de 3,3 millones de animales que salen del sistema”, la baja en el stock va a llegar a ser del orden de las 300.000 a 400.000 reses. En el rodeo local unas 300.000 reses mueren cada año, por diferentes motivos vinculados a temas sanitarios, entre otros.
“Entonces, si se cumplen estos supuestos, el stock es probable que se ubique entre 11,6 millones y 11,7 millones de cabezas”, estimó.
El técnico resaltó a Búsqueda que Uruguay está “frente a un momento realmente histórico por los cambios internos muy importantes para la ganadería”. Que sean “cambios estructurales, tener un stock productivo, con menores emisiones de metano por kilo de carne producida, con una industria frigorífica plenamente abastecida y una tasa de extracción ganadera más alta que en años anteriores”, enfatizó.
Se refirió igualmente a la importancia de apuntar a una “buena terminación” en el engorde y preparación de los vacunos en las pasturas y en los corrales, que “cinchen” de la cadena cárnica, con “pasturas naturales que sin degradarse, soporten una cantidad de vacas de cría estable”.
En baja, en alza y una apuesta
Ante la interrogante de si “es preocupante” que se produzca una baja en la cantidad de vacunos en el stock local, Montes consideró a título personal que “no” y que se está “lejos de que esto sea una catástrofe”.
“La carga animal a nivel de todo el país se ubica en valores del entorno a las 0,90 unidades ganaderas por hectárea” y por eso, “el área de pasturas mejoradas tiene que estar con una buena producción, así como el negocio del engorde a corral tiene que funcionar bien para lograr preparar esos animales jóvenes” considerados en la estructura de faena, advirtió.
Argumentó que la situación “no es preocupante” porque “el stock quedaría con un número de vacas de cría similar a los años anteriores, de 4,4 millones de vacas”.
¿Y eso cómo es posible con una extracción de vacas de un millón de cabezas?, planteó.
Explicó que “las categorías de vacunos de uno a dos años vienen empujadas por el ingreso de tres millones de terneros en 2020”, y “son terneros que nacieron en 2019 y cuyas hembras cumplieron los dos años en la primavera del 2021”.
Pese a considerar “un 53% de ingreso al rodeo de cría con esa edad (lo que se viene dando en los últimos años), como la generación de hembras fue importante”, el número de cabezas de esa categoría de vacunos que ingresan al rodeo es “elevado”, señaló. Y resaltó la relevancia que juega en este asunto el contar con “un ingreso importante de terneros al sistema” cada año.
La categoría de ganado que se verá “resentida” es la cantidad de “vacas de invernada”, que “descendería a la mitad del año pasado”, sostuvo. Consideró que “puede ser menor este descenso en la medida que los productores decidan refugiar un mayor porcentaje de vacas de cría, lo que haría que las vacas de cría desciendan”.
“La apuesta de los productores a la cría sigue estando, a pesar de volver a darse una brecha entre el valor de la vaca gorda y la vaca preñada en los últimos meses”, analizó Montes.
Comentó que los productores primero están decidiendo dar “otra oportunidad” a la vaca que falla de tener un ternero más, para después pasarla a engordar.
La otra categoría que registraría una “baja importante” es la de “novillos de más de tres años”, que “también se iría prácticamente a la mitad de lo que había el año pasado”, proyectó. Indicó que son “cifras realmente bajas, del orden de las 200.000 cabezas”.
Los novillos de dos a tres años tendrían un aumento (de más del 20%) como consecuencia del “empuje” de los tres millones de terneros ingresados en 2019, continuando con la “tendencia al alza” que viene desde 2020, según el técnico del Plan Agropecuario.
Calculó que “los novillos de uno a dos años tendrían una disminución de unas 100.000 cabezas (10% aproximadamente), pero se mantendrían en niveles altos”.
Exportación en pie
Otro componente importante de la extracción ganadera, según ese técnico, es la exportación de animales en pie, que “viene funcionando a niveles mayores que en años anteriores”.
Y en ese sentido vaticinó que esos negocios “pueden llegar a un total de 230.000 vacunos exportados durante el período considerado (1° de julio de 2021 al 30 de junio 2022), si se mantiene el ritmo actual de actividad. Estos niveles de exportación de ganado son superiores a los de 2021, en unas 200.000 reses, y que los registrados en 2020, en unos 130.000 vacunos”, comparó.
La pecuaria uruguaya afronta varios desafíos que pasan por mantener un equilibrio entre los distintos eslabones de la producción, tanto cría, como invernada y el peso de los frigoríficos en el negocio, así como a la alternativa de contar con la puerta abierta en el puerto de Montevideo para la eventual salida de vacunos a otros destinos que paguen precios más atractivos para el productor.