Los registros inflacionarios de los meses recientes empezaron a ser internalizados como una preocupación para los trabajadores –que pierden poder adquisitivo– y las empresas, en su caso porque pone por delante correctivos a los ajustes salariales, aumentando costos.
La mayoría de los convenios firmados en la última ronda de los Consejos de Salarios prevén un correctivo por el Índice de Precios al Consumo (IPC) a mitad o al final de su vigencia, por lo que en el ínterin habría pérdida de poder de compra si la inflación se mantiene elevada.
En los 12 meses cerrados a febrero, el IPC oficial se ubicó en 8,9%.
Con una fuerte influencia del encarecimiento de los bienes que tienen comercio internacional (“transables”), la medición de la inflación de Búsqueda –con su IPCB– captó en la primera quincena de marzo una suba de precios de 1,26% respecto al promedio de febrero y de 1,72% frente a igual período de ese mes. Esa última variación proyecta la tendencia para todo marzo.
A los empresarios que abastecen el mercado interno –industriales o comerciantes–, la baja del salario real les preocupa también por los efectos que puede tener sobre el consumo y, en definitiva, en su nivel de producción.
Correctivos
La aceleración de la inflación implicará que se activen los correctivos establecidos en los convenios y desde el 1º de julio muchas empresas privadas deberán otorgar ajustes que probablemente no tenían planificado dar.
La Cámara de Comercio y Servicios (CCSU) subió de 7% a 7,5% su proyección de inflación para todo el año.
En una actividad virtual para analizar el escenario económico y la recuperación del sector tras la pandemia organizada el jueves 17, la encargada del Departamento de Estudios Económicos de esa gremial, Ana Laura Fernández, advirtió que en julio próximo alrededor del 40% de los convenios firmados van a ajustar por la inflación pasada y el resto lo hará en 2023. “Hasta llegar a esos ajustes hay una pérdida de salario real por parte de los trabajadores”, acotó.
La CCSU había pronosticado un aumento menor a 1% en el poder adquisitivo para los asalariados para 2022. “Sin embargo, en un escenario de inflación en mayores niveles, entendemos que atravesaremos un año de pérdida de salario real”, explicó la economista a Búsqueda. Ahora proyecta una baja de 0,5%.
“La preocupación es para ambos, empresas y trabajadores, en un proceso de inflación muy alejado al previsto. El gran problema es que, aunque paguemos más, alcanzará para menos”, señaló a Búsqueda un dirigente industrial.
Algunos sectores fabriles, apuntó, tienen previsto un ajuste que “va a quedar corto” según la inflación proyectada y la efectivamente registrada. Por ejemplo, el convenio de la industria frigorífica firmado el 29 de noviembre del 2021 prevé un aumento de 3,14% para el 1º de julio próximo, considerando un 2% por concepto de inflación esperada entre esa fecha y fines de 2022, más 1,14% de recuperación salarial. Y establece, además, un correctivo por el 100% del IPC al 1º de julio de 2022, de 2023 y de 2024.
Para ese grupo, el correctivo a pagarse desde el 1º de julio próximo considerará el período entre el 1º de julio de 2021 y el 30 de junio de 2022, comparando los ajustes otorgados por concepto de inflación esperada con la inflación real de ese período. Y así para cada año.
Solo en enero y febrero de este año el IPC acumuló un 3,28% de incremento.
“Disparada inflacionaria”
Este asunto también preocupa al Poder Ejecutivo. El ministro de Trabajo, Pablo Mieres, lo consideró un “problema” y un “ruido” reciente que está siendo analizado por su cartera y la de Economía.
Entrevistado el martes 22 por Informativo Sarandí, señaló que cuando se lanzó la novena ronda de salarios y el Ejecutivo estableció la pauta para negociar –a mediados del 2021– “todas las tendencias inflacionarias no se habían disparado” y, a su vez, se esperaba “fuera poca” la distancia entre el alza de precios proyectada y la que se registrara efectivamente. Explicó que si bien todos los acuerdos prevén un correctivo, el “problema es cuánto demora” en el tiempo, porque “si la inflación sigue aumentando se va generando una distancia que recién se subsana al final del período”.
Reconoció que ese correctivo salarial también “empuja la inflación, es como el huevo y la gallina”.
El ministro se refirió al “esfuerzo para frenar” la “escalada de precios” que viene realizando el gobierno a través de distintas medidas, y replicó a afirmaciones del presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, en las que atribuyó “responsabilidad” de la actual administración en el reciente empuje inflacionario. “Me parece un disparate y una actitud política rechazable. Cualquier economista más o menos sensato reconoce que es un tema de carácter internacional. Y no es solo por la guerra (en Ucrania). Hay un tema inflacionario a nivel global”, comentó Mieres.
Para el senador frenteamplista Daniel Olesker hay una “disparada inflacionaria” que tiene un “efecto directo sobre la recuperación salarial y el compromiso que hizo el gobierno en ese sentido. En radio M24, dijo que la inflación de dos meses “se comió” el ajuste en el caso de los que acordaron hacerlo de forma semestral. A su juicio, “en el mejor de los casos” los salarios van a evolucionar “en L”.
Después de la “espuma”
Para el presidente de la Cámara de Industrias, Alfredo Antía, hoy la preocupación de su sector está centrada en la cadena de suministros, que se consiga la mercadería, y en el aumento de costos, lo que en algunos rubros es un “signo de interrogación”, al igual que el “precio”. Eso, dijo a Búsqueda, genera “tensión e inseguridad” sobre la producción fabril.
En cuanto a los tiempos de los ajustes y correctivos por inflación, comentó que varían según las ramas y “hay que ver qué es lo que queda después que baje la espuma”, aludiendo a la evolución de la inflación en el corto plazo. Relativizó la incidencia en las empresas de hacer frente a esos ajustes porque, dijo, “el tema costos está en el código genético de las empresas, porque conviven con esa realidad”.
Hacia adelante, Fernández señaló que el aumento de precios internacionales de las materias primas y su impacto doméstico, si bien debería ser algo “transitorio”, permite “pronosticar con relativa certeza un incremento de la inflación, incluso con alguna posibilidad de llegar al umbral del 10%” en mayo.
Con este panorama, la CCSU advierte una incidencia en el consumo privado. Fernández aseguró que a ello se “suma la situación de turismo”, que también mueve la aguja en términos de ventas, y no prevé que las empresas vinculadas a ese sector lleguen a los niveles de actividad previos a la pandemia durante este año.
Fernández proyectó una expansión de las ventas del comercio y los servicios “por debajo del 4%”. Agregó: “El desafío va a ser más allá del 2022, es decir, tener las condiciones suficientes para poder iniciar una senda de crecimiento sostenida en el tiempo”.