Tras dos años y dos meses en el cargo, Cabrera asegura que Inumet va por buen camino, que se han logrado muchos avances tecnológicos y diversos reconocimientos internacionales. Afirma, además, que pretende impulsar “un cambio de paradigma” en el que los funcionarios “se empoderen”, así como fomentar una política de “puertas abiertas” para que la población sepa que el trabajo de Inumet “no es solamente hacer pronósticos”.
—Asumió a fines de 2021, tras la salida de Loureiro. ¿Qué impronta buscó darle a su gestión?
—Pretendo que sea un instituto de puertas abiertas y que la gente conozca qué es lo que hace, que no es solamente predicción o pronósticos. Hoy (por el martes 27) participé en una conferencia interna para que los funcionarios de Inumet conocieran cuál es el aporte o los compromisos asumidos por el instituto y a nivel nacional dentro de lo establecido en el Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático. Quiero que entiendan cómo el trabajo del administrativo, del observador, del predictor o del climatólogo derivan en esos compromisos. Ellos tienen que empoderarse de estas cosas, que no son solamente temas políticos. Porque el político firma, pero después el trabajo lo tienen que hacer ellos. Estoy en ese cambio de doctrina, ese es el espíritu que queremos impulsar.
—¿En qué situación encontró el instituto y qué balance hace de su gestión?
—Yo hacía asesorías al Inumet en temas aeronáuticos. Inumet tiene 10 años, pero la meteorología nacional nace en 1895. Me encontré con un instituto que trabajaba con muchos compartimentos estancos: había gente que desarrollaba proyectos iguales y entre ellos no sabían, temas de gestión y organizativos. Se cumplía con lo que había que hacer, pero yo consideraba y considero que tengo a los mejores profesionales de la meteorología y que tienen muchísimo potencial para desarrollar muchas más cosas. Esa es un poco la impronta que buscamos con esa idea de tener una política de puertas abiertas.
—¿Ve un descreimiento de la población acerca de cómo se elaboran los pronósticos y las alertas?
—No creo que haya un descreimiento sino que ahora hay una mayor cantidad de información. Mucha gente puede acceder a las redes, que está perfecto, y escribir y opinar. Ahora, debe haber una responsabilidad. Yo soy el representante permanente de Uruguay ante la OMM, organismo que reúne a todas las estaciones meteorológicas del mundo que envían datos que alimentan los modelos numéricos para generar los pronósticos. ¿Cómo se elaboran los pronósticos? Ese fue uno de los primeros cambios que hicimos. Para alimentar eso necesitamos tener una cierta cantidad y calidad de datos. Cuando empezó este período el 1 de marzo de 2020 había solamente dos estaciones automáticas enviando datos y otras 16 que no lo hacían en la cantidad necesaria. Cuando asumo había 10 enviando datos bajo el compromiso asumido por el país y otras cuatro operativas. Hoy tenemos 22 estaciones enviando datos. Quiero terminar el período con 30 estaciones automáticas y 110 telepluviómetros. Según las recomendaciones de la OMM y la Global Basic Observing Network, tendríamos que tener cinco estaciones automáticas; y según la recomendación regional, deberíamos tener unas 17 o 18. También habilitamos alrededor de 85 observadores. Hicimos cursos de observadores meteorológicos durante el 2022 y se anotaron más de 1.200 personas. Terminamos dando clase a 220 y se recibieron 165, y están por entrar unos 13 al instituto. Para los aeropuertos, una estrategia que tenemos ya para el siguiente período es que sean estaciones AWOS –Automated Weather Observing System–, que hacen observación automática. También buscamos reconocer estaciones centenarias. En 2022 logramos el reconocimiento de dos y en el congreso de la OMM de 2023 se reconoció a tres más. En paralelo, seguimos con el desarrollo y acondicionamiento del Banco Nacional de Datos Meteorológicos, que lo encontramos bastante mal.
—Hoy se recibe solo un meteorólogo por año en Uruguay. ¿Es suficiente? ¿Cuántos hay en Inumet?
—En Inumet tengo en primera línea 26 predictores, que es una buena cantidad, separados en meteorología aeronáutica y pronóstico general, y después climatólogos. Falta gente. Cuando vi la cantidad de personas que se habían anotado para el curso de observador me junté con Madelein Renom y Rafael Terra, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (Udelar), y les dije que, si bien está perfecto que formen licenciados, se olvidan de la parte técnica operativa. Fui a hablar con la UTU y ya vamos en el segundo año de la tecnicatura. Este año se estarían recibiendo los primeros técnicos observadores meteorológicos, que al tercer año son tecnólogos en Meteorología. Me interesa que haya gente capacitada y bien entrenada, y no solamente para trabajar en Inumet. Los meteorólogos tienen que estar trabajando en UTE, en OSE, en temas de energía, agro, en los puertos... Lo que pasa es que estamos acostumbrados a que en Uruguay nunca pasa nada hasta que pasa. Tenemos muy baja percepción del riesgo y eso es realmente un problema.
—¿Considera suficiente el equipamiento y la tecnología de Inumet o se necesitan más recursos para mejorar la predictibilidad?
—Cuando fui la primera vez a la Rendición de Cuentas dije que no iba a pedir plata, porque todavía estaba analizando el instituto. Ese año tuvimos un ahorro de $ 9 millones y el instituto no tuvo partidas especiales. Pedir plata por pedir no es un criterio; el funcionario público tiene que ser un buen gestor y si se necesita dinero, que sea con fundamento. Con lo que tenemos logramos aumentar la cantidad de instalaciones y regresamos a la Antártida con una muy buena estación meteorológica. Le dimos continuidad al proyecto del radar meteorológico de la gestión anterior hasta que por temas administrativos con la CND (Corporación Nacional para el Desarrollo) no cuajó y se le devolvió la plata a Salto Grande. Ahora los papeles ya están en la CND para que salga la licitación de los radares. Posteriormente vamos a hacer la licitación de un radiosondeo. Uruguay en superficie es de los mejores de la clase pero en altura es de los peores. Por eso vamos a hacer el esfuerzo, porque consideramos que es importante tener un corte vertical. Y continuamos incorporando distintas tecnologías. Por ejemplo, como estamos midiendo la radiación este año se lanzó el visualizador de índice UV, junto con Salud Pública y Facultad de Ingeniería. También el desarrollo de la aplicación de Inumet y de la app Vigía, para que la comunidad pueda ser parte de ese Sistema de Alerta Temprana. Pueden decir “en mi localidad hubo granizo o un incendio”. Eso recién está empezando a funcionar y tengo mucha expectativa. Creo que la tecnología hoy es suficiente. ¿Hay más a la que me gustaría llegar? Sí, por supuesto. Pero tenemos que ser realistas con los medios y los recursos económicos que tiene el país. En 2022 Uruguay pasó a ser el primer país americano en unirse a la plataforma WMO Information System 2.0 (WIS 2.0), que implica un cambio en la forma de comunicación y envío de datos de todo el país al sistema global. También pasó a ser uno de los referentes en la región en la implementación del Protocolo Común de Alerta, algo que no tenía. A veces no es solo plata, es un tema de gestión.
—El docente grado 5 de la Facultad de Ciencias Marcelo Barreiro dijo que Uruguay no participa de ningún monitoreo internacional y que, a escala nacional, solo se miden las condiciones de superficie “pero no se sabe lo que pasa hacia arriba de la atmósfera”. ¿Es necesario ampliar el monitoreo atmosférico?
—Udelar trabaja en la parte de tendencias climáticas. Las puertas están abiertas con la academia; es más, me reuní con el rector y lamentablemente no hubo mucho más desarrollo, por eso estoy tratando de que se establezca el Consejo Nacional de Meteorología. Quiero que la presidencia pase a Inumet para poder dar cumplimiento como establece la ley a esas tres reuniones anuales mínimas (en 10 años se realizó solamente tres veces) y que todas las partes puedan pedirlo en forma extraordinaria. Es una instancia de discusión y de razonamiento para poder trabajar en las políticas nacionales de meteorología. También vamos a ver si este año empezamos a visualizar la recuperación de mediciones de ozono y el agro es el otro tema que quiero mejorar. Entonces primero quiero hacer bien lo que debo hacer bien, y después sí tratar de avanzar.
—Al asumir el presidente anterior dijo que buscaba incrementar las fuentes de financiamiento y la interacción con el sector productivo. ¿Esa idea se mantuvo?
—Quisimos cambiar un poco el paradigma y dar los primeros pasos de algo distinto: empezamos con la venta de servicios, más allá del clásico pedido de datos. Por ejemplo, si alguien quiere un dato específico de una estación meteorológica en tal lugar, empezamos a cerrar contratos de trabajo con distintos organismos –en primera instancia estatales– para luego pasar a privados. Son los primeros pasos para que el instituto no sea solamente un consumidor de presupuesto, sino un generador.
—¿El país está preparado para soportar fenómenos climáticos fuertes?
—Pienso que sí, es un tema que me tiene preocupado y que, si Dios quiere, a futuro se van a hacer cambios en la educación. El Sistema Nacional de Emergencias e Inumet trabajan en las escuelas, pero es como todo. Tenemos esa cultura complicada de que en Uruguay nunca pasa nada, pero yo creo que sí.
—¿Cree que lo ocurrido hace poco en Colonia, que dejó dos personas fallecidas (entre ellos a un niño en un complejo de la ACJ), ponen de manifiesto alguna falencia en Inumet en cuanto a los pronósticos o en cómo se debe actuar frente a una alerta?
—Un tema es la educación, el conocimiento de la población, y otro es la parte técnica de Inumet, que avisa lo que está pasando. A veces dicen: “Ah, pero si tirás 10 alertas por día...”. Pero mi compromiso es decirte cuando mis funcionarios ven algo y avisarlo de la mejor manera posible. Sos tú el que decide qué hace con esa información.
—¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta hoy el instituto y cuál es la clave para empezar a modernizar el Inumet?
—Tenemos ejemplos que muestran que estamos bien posicionados. El año pasado fui electo por consenso entre los representantes permanentes de los Servicios Meteorológicos de los países de América del Sur como presidente de la Asociación Regional, hecho que en Uruguay no ocurría hace 50 años. Y lo logramos en menos de dos años. Eso indica que Inumet está trabajando bien. Siempre se puede mejorar, pero una de las cosas que pretendo es que los funcionarios del instituto se empoderen, porque los directores van pasando. En este caso hay alguien que sabe de meteorología pero no tiene por qué, entonces todas las decisiones, los compromisos del trabajo, los desarrollos investigativos y técnicos tienen que saberlos ellos. Ese es el cambio de paradigma que quiero impulsar.
—¿Cuántos funcionarios tiene hoy Inumet? ¿Son suficientes?
—Estamos en el orden de los 200 funcionarios, la Dirección Nacional de Meteorología en su momento tenía casi 1.000. Obviamente han mejorado las tecnologías. Si me decís si me hacen falta funcionarios, algún funcionario más me gustaría para programas investigativos y de desarrollo.
Ciencia, Salud y Ambiente
2024-02-28T19:51:00
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