Presos récord y fin de año, una combinación peligrosa en cárceles que la Policía enfrenta con acuerdos, Inteligencia y represión

escribe Juan Pittaluga 

El crimen de la Navidad de 2005 dejó una marca permanente en el sistema penitenciario uruguayo. En la madrugada del 25 de diciembre guardias encontraron parte de un cuerpo descuartizado en un oscuro pasillo del Penal de Libertad. Llamaron a un grupo de apoyo, que ingresó a la celda contigua, en donde dos presos estaban tranquilamente sentados contra la pared, bañados en sangre; a su lado, una cabeza, un pene y dos testículos. El Cosita y el Sapo, condenados por asesinato y violación, habían matado brutalmente a uno de sus compañeros, según declararon, porque alardeó sobre uno de sus crímenes.

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