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    Punto y aparte

    Leo Maslíah atraviesa un período de grabación compulsiva. En marzo de 2020 se propuso aprovechar al máximo el encierro y se consagró al estudio de grabaciones que armó en su propia casa. El año anterior había lanzado dos obras a piano solo: Cine mudo y Leo Maslíah toca Bach. Y entre mediados de 2020 y principios de 2021 publicó la friolera de cuatro discos. Todos bien diferentes: En trío con Tato Bolognini y Marco Messina (en plan fusión, piano, batería y bajo eléctrico); Electroacústico, compilación de viejas rarezas y nuevos hallazgos; en enero de este año presentó Jazz, con versiones de estándares como Saint Thomas y Donna Lee y lecturas jazzeras de su propio repertorio.

    Ahora, el sello porteño Club del Disco publicó Últimas canciones, su enésimo disco, en el que, según ha declarado, se despide de la canción, al menos por un buen tiempo, para dedicarse a la música instrumental.

    Los 14 temas atraviesan géneros y texturas instrumentales, desde las más naturales a sonidos sintetizados. En el primero, el bolero Una mirada más, aparecen tres compañeros de ruta de diversos proyectos: Riki Musso (guitarra), Marco Messina (bajo) y Tato Bolognini (percusión). También atraviesan el tiempo, ya que algunas son composiciones que acumulaban décadas en un cajón, como Comercial —relato sobre cómo todo se va transformando en un comercial de TV— y otras son muy recientes, como Oda a Bertolt Brecht (inspirada en el caso Odebrecht) y Aflojá, la más difundida de este disco, que ironiza con la paranoia higienista pos-Covid que se cierne sobre el personaje que va de compras al supermercado y es acosado por una dama (Aflojá ese barbijo, que te quiero besar); musicalmente, este pseudorreguetón evoca hits de los 90 como La papa frita. También aparece el recurso de la letra vinculada conceptualmente con la música, como Coral (con María Bentancur) e Intento de fuga, que describe la tarea de componer una pieza en esa clave musical.

    La gran mayoría de este ¿último? cancionero es de Maslíah, pero hay aparcerías como Agua con gusto (letra suya y música del guitarrista español Chema Saiz) y musicalizaciones de poetas como la uruguaya Esther de Cáceres (Yo iba con canto ligero, cantada por Elena Ciavaglia) y Lautréamont (un aria de su ópera Maldoror, basada en los Cantos de Isidore Ducasse, llamada Viejo océano, cantada por Bentancur).