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Los espectadores pueden agradecer primeramente a Tom Cruise por el día en que, desde su papel como productor, se le ocurrió llamar a John Woo para que ocupe el puesto de director y se haga cargo de la segunda entrega de Misión: Imposible. De ese modo se le inyectaron altas cargas de voltaje, emoción y vértigo a una saga que se inició en 1996 con la sutilmente fría e impersonal película de Brian de Palma, adaptación cinematográfica de la popular serie televisiva que tuvo dos épocas: una primera, de 1966 a 1973, y la segunda, de 1988 a 1990. Tras la experiencia de Woo, un esteta que filma las escenas de acción como quien filma un ballet, llegó J.J. Abrams, luego Brad Bird y ahora lo hace Christopher McQuarrie, amigo de Cruise, director de Jack Reacher y Al filo del mañana, que en esta quinta entrega se lanza con un filme clásico de acción —mejor: de superacción—, con persecuciones en moto y en auto por las calles semidesiertas de Casablanca y la secuencia de un atentado en la Ópera de Viena, con Turandot de fondo, que es una maravilla, entre otras perlas.
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Ethan Hunt, que tiene algo de James Bond —incluso lo llaman “Mr. Hunt”, tanto los buenos como los malos—, otro poco de Jason Bourne —es un maestro de la infiltración, es sumamente honesto, perseverante como un samurai—, y hasta algo de Batman, es ahora perseguido por la CIA. La razón: la IMF, la agencia para la que trabajaba Hunt y su equipo, dejará de existir, no va más. Demasiados riesgos, demasiados estragos ha provocado, y no hay forma de justificarlo. Hay un elenco notable respaldando toda esta operación cinematográfica: Jeremy Renner, Simon Pegg y Ving Rhames. Y Alec Baldwin, que juega de taco y la hace de goma. Y Rebecca Ferguson, que interpreta a Ilsa Faust —nombre que remite al personaje nazi-exploitation, que encarnó la diosa grindhouse Dyanne Thorne—, la doble o triple agente británica, sexy y letal, la femme fatale que faltaba, que le salva la vida a Hunt y no precisamente por buena samaritana. Entre las descargas de adrenalina y algunas licencias que McQuarrie se dio en el guion, el disfrute se completa con los buenos momentos de humor que la película tiene la bondad de ofrecer. Es más de lo que se puede decir de muchas sagas.
Misión: Imposible-Nación Secreta (Mission: Impossible-Rogue Nation) EEUU-China, 2015. Dirección y guion: Christopher McQuarrie. Con Tom Cruise, Simon Pegg, Jeremy Renner, Rebecca Ferguson, Ving Rhames, Sean Harris y Simon McBurney. Duración: 131 minutos.