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En julio de 2006 Rodrigo Arocena fue electo como rector de la Universidad de la República (Udelar) con 55 votos a favor en la Asamblea General del Claustro (AGC). Apenas nueve votos menos obtuvo Roberto Markarian, el otro candidato, en una elección de tal paridad que la Asamblea debió ser convocada tres veces para conseguir la mayoría necesaria.
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Tras un mandato de ocho años que incluyó su reelección sin adversarios en 2010, Arocena dejará el cargo al final del semestre y los nombres a sustituirlo comienzan a ser barajados. Sin embargo, con la votación prevista para julio o agosto, ninguno ha tomado tanta fuerza como el de Markarian, profesor del Instituto de Matemática y Estadística de la Facultad de Ingeniería.
“En este momento prefiero no hablar, aunque es verdad que hay gente que piensa que yo puedo ser candidato para ocupar el rol de rector”, señaló Markarian a Búsqueda.
Esa gente a la que se refiere incluye a estudiantes, docentes y egresados de la universidad estatal. En la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) el apoyo es liderado por el Frente de Participación Estudiantil Susana Pintos, agrupación creada el año pasado que rápidamente ganó adeptos y confía en impulsar desde el gremio la candidatura de Markarian.
Consideran que Markarian, de 67 años y militante de la FEUU durante su juventud, es el indicado para dotar a la institución de la autonomía que predica su Ley Orgánica. Según informaron fuentes estudiantiles, se cuestiona a Arocena por no ejercer suficiente soberanía y recibir “cierta influencia” del Poder Ejecutivo en temas como la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), cuya creación es discutida dentro de la Udelar porque piensan que se superpone con sus objetivos.
La misma posición mantiene un grupo importante de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) e integrantes del orden de egresados.
Además de la autonomía, todos estos sectores cuestionan el enfoque de descentralización de la Universidad. Aunque a través de la Comisión Coordinadora del Interior (CCI) se amplió la oferta académica al resto de los departamentos y se inauguraron centros regionales y estaciones experimentales, creen que la expansión no está sustentada con un plan de desarrollo que analice lo realizado. “No existe ninguna política de evaluación de lo que sucede en el interior”, dijo una de las fuentes.
Cuba.
Las corrientes más afines a la conducción de Arocena también manejan nombres, aunque por diferentes factores ninguno puede ser promocionado con seguridad. Uno de ellos es Gregory Randall, presidente de la CCI y, por tanto, elogiado por su trabajo en la expansión de la Universidad hacia el interior. Pero Randall se graduó como ingeniero en telecomunicaciones en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría de La Habana, Cuba, lo que le imposibilita ser candidato.
El artículo 9 de la Ley Orgánica sostiene que “para ser rector se requiere ciudadanía natural o legal en ejercicio, poseer título universitario expedido por la Universidad de la República y ser o haber sido profesor titular de la misma”. Una resolución de 2006, para incluir a los universitarios que se fueron del país durante la dictadura, permitió que también fueran candidatos aquellos comprendidos en la Ordenanza 25/7/88, que afirma que la estatal “solo expedirá títulos a alumnos provenientes de otras instituciones en caso de que dichos alumnos hayan cursado dentro de la Universidad de la República estudios correspondientes a un 20% de la carrera de cuyo título se trate”.
Ninguna de las dos posibilidades incluye a Randall. “No estoy habilitado, por lo tanto no tengo nada de qué preocuparme. Si algún día eso cambia, me preocuparé”, dijo a Búsqueda. Para que eso cambie quienes lo apoyan analizan alternativas tendientes a lograr que la Universidad otorgue títulos de acuerdo a la “competencia notoria” de profesionales que así lo merezcan por actuación destacada en la docencia, la investigación y el conocimiento. Pero los informes legales solicitados para examinar esa posibilidad han sido “lapidarios”, según indicó una fuente docente.
Situación igual a la de Randall vive Álvaro Rico, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Más allá de ser aprobado por integrantes de distintos ordenes debido a su fuerte carácter intelectual, cuenta con la barrera de haberse graduado como doctor en filosofía por la Universidad Lomonosov de Moscú, Rusia.
Ante ese panorama abierto ha surgido el nombre de Judith Sutz, esposa de Arocena y coordinadora académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica. También el de Rodrigo Arim, al frente de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, y clave en la administración económica del segundo rectorado arocenista. Sin embargo corre con desventaja debido a su edad (tiene 42 años) y su menor presencia académica respecto a posibles rivales. “Personalmente yo creo que me siento más cómodo en la Facultad, en un proceso que he iniciado hace cuatro años y que es al día de hoy mi vocación continuarlo”, indicó Arim a Búsqueda.
La misma postura tiene Fernando Tomasina, otro posible candidato gracias a las reformas que ha logrado desde 2010 como decano de la Facultad de Medicina, pero que al igual que Arim prefiere dedicarse a su tarea actual. “Hoy estoy enfocado en un segundo decanato. Mi prioridad pasa por otro lado, por completar la reelección. Hay casos como el Hospital de Clínicas, por ejemplo, que son un desafío y me gustaría definir”.