Se lo dedicamo’ a todos

REDACCIÓN  
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En un curioso giro del destino, en el año de las tribunas vacías y fútbol a toda hora pero solo por TV, un escritor argentino radicado desde hace 15 años en Montevideo aprovechó el encierro para escribir un libro sobre el origen musical de los cánticos más populares del último medio siglo en los estadios de esta parte del planeta.

¡Canten, putos! Historia incompleta de los cantitos de cancha, de Manuel Soriano, editado por el sello argentino Gourmet Musical, es un compendio de crónicas en primera persona en las que este narrador galardonado años atrás con el Premio Clarín de Novela cuenta su peculiar periplo investigativo: paso a paso, llamada por llamada, correo tras correo, el sabueso rastrea, por ejemplo, cómo una balada casi desconocida de una cantante romántica mexicana de los 80 se convirtió en la música por excelencia con la que las hinchadas rioplatenses anticipan o celebran un título. ¡¡El “…” va a salir (o ya salió) campeóóón!!

Soriano no solo vuelca la información básica, sino que desanda el misterioso, intrincado y muchas veces azaroso camino que la canción, por lo general vinculada al pop anglosajón o al melódico internacional latinoamericano, recorre hasta llegar a nuestro conocido ensamble de miles de gargantas enardecidas. Y allí, en su riqueza como cronista, radica el secreto de este libro: se puede hacer buena literatura hasta con una página de la guía telefónica.

En algunas ocasiones logra revelar cada una de las etapas. Se recomienda con entusiasmo el chequeo tema a tema en YouTube. Por caso, el tema benéfico Argentina es nuestro lugar, una especie de We Are The World grabada en 1985 por las principales voces románticas argentinas, se transformó en Los huevos del equipo / Los huevos de la hinchada, himno histórico de La Doce desde los tiempos de José Barrita, el Abuelo.

En otras ocasiones, si bien resuelve algunos entramados, la pesquisa de Soriano no logra encadenar todos los eslabones, como en la canción de aliento a la selección uruguaya: Soy celesteee. No quedan dudas de que la melodía viene de Let The Sunshine In, de la banda sonora del musical de Broadway Hair, representado en los años 70 en Buenos Aires. Lo que Soriano no logró descifrar es cómo llegó al Centenario. Pero ese misterio es también parte de esta historia.

Vida Cultural
2021-02-24T17:19:00