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El pasado viernes 20, el Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT y la organización Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) organizaron una charla para hacer una evaluación de la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que tuvo su primera etapa en el mes de junio. En la actividad de balance participaron representantes sindicales —del PIT-CNT y de la Confederación Sindical de las Américas (CSA)—, de la OIT y de la FES.
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Entre los expositores hubo algunos puntos y preocupaciones en común. Quizás la coincidencia más amplia fue la de que buena parte de los desafíos que enfrenta el mundo del trabajo son de “escala planetaria”, es decir, que trascienden las fronteras nacionales, por lo que es necesario que algunas discusiones se aborden superando las realidades de cada país. Ese escenario, se enfrenta a la “paradoja” de que el “multilateralismo”, con la OIT incluida, enfrenta un momento de debilidad.
En ese marco, el secretario de Relaciones Internacionales del PIT-CNT, Fernando Gambera, sostuvo que el principal desafío del sindicalismo es “volver a crear un nuevo internacionalismo proletario para salir a dar pelea”. En su opinión, las centrales sindicales de los países tienen que empezar a tener su agenda nacional “como espejo” de la agenda internacional, con “los mismos temas en el mismo orden y en el mismo punto”. En esa línea, propuso que el próximo Congreso del PIT-CNT, previsto para noviembre, sea “el punto de partida” de un debate sobre cómo poner en un lugar de relevancia el enfoque internacional.
Gambera fue más allá de las consideraciones generales y llamó a “traducir los desafíos en hechos concretos”. En ese tramo de su intervención puso la ley de teletrabajo, aprobada días atrás por el Parlamento uruguayo, como ejemplo de uno de esos problemas del mundo del trabajo que “no tienen fronteras”.
El dirigente criticó particularmente que la nueva legislación apunte a acuerdos entre el empleador y el trabajador aislado, “como si fueran partes iguales”, cuando “hay 100 años de antecedentes que dicen que hay una desigualdad muy grande entre quien tiene la posibilidad de emplear y quien solo tiene la capacidad de ofrecer su mano de obra y sus saberes”.
“La ley de teletrabajo dice que nos pondremos de acuerdo las partes en cuanto a las condiciones para trabajar. Eso es Alicia en el país de las maravillas. Eso no es verdad, no pasa en el mundo real, y no va a pasar sin normas, Estado e Inspección del Trabajo que hagan que la parte más débil sea, por lo menos de a ratos, parecida a la parte más fuerte de la relación de trabajo”, dijo.
Antes el abogado Hugo Barreto —que fue otro de los expositores de la charla— había cuestionado que la ley permitiera jornadas laborales de hasta 16 horas diarias “sin pago de trabajo extraordinario”. El catedrático de derecho del trabajo y la seguridad social dijo que eso va “a contrapelo” de una resolución de la conferencia de la OIT que en el marco de la salida de la pandemia exhortó a garantizar los derechos fundamentales del trabajo y entre ellos incluyó expresamente “los límites máximos del tiempo de trabajo”.
Gambera propuso “encarar ya” y “de manera internacional” una acción contra el contenido de esa nueva normativa local. “Este es un trabajo que podríamos encarar desde ahora, desde hoy, junto con la CSA. No sé cuál es el mecanismo, si es denuncia, si es… Algo, un planteo frente a la OIT que diga que se está yendo contra la jurisprudencia, se está negando una realidad y esto hace que sea impracticable o que se establezca normativamente que se va a hacer lo que la voluntad del trabajador quiera hacer”.
La CSA es una organización que nuclea a 48 centrales sindicales de 21 países del continente. El PIT-CNT no forma parte de la confederación por una posición histórica, pero mantiene con ella un vínculo estrecho. De hecho, en 2019 la CSA trasladó su sede a Montevideo.
Consultado sobre su propuesta de acudir ante la OIT, Gambera dijo a Búsqueda que tiene previsto hacer consultas jurídicas con Barretto y abogados de distintos sindicatos en las próximas semanas para evaluar cuál es el mejor camino.
“Espacio en disputa”
Iván González, coordinador político de la CSA, definió en la charla a la OIT como un “espacio en disputa” entre los actores principales del mundo del trabajo: empresarios, trabajadores y gobiernos. Según su balance, en la última década el resultado de esa puja fue “en contra de la clase trabajadora”.
Pese al escenario adverso, considera que lejos de dejar de darle importancia a ese ámbito, las organizaciones sindicales deben fortalecer su presencia ahí. Igual que Gambera, hizo énfasis en la necesidad de una estrategia internacional.
“La respuesta tiene que ser regional. Un país, un sindicato o una central nacional por sí sola no está en condiciones de enfrentar la dimensión de lo que está en juego en la OIT”, dijo.
González sostuvo que la pandemia fue usada en buena medida para “avanzar en una agenda de retroceso a escala nacional e internacional”. La salida de la crisis social generada por el coronavirus es el centro del debate “presente y futuro”.
“La OIT va a ser fundamental. La CSA tiene que fortalecer su visión. Colocar la agenda de los derechos, de los salarios, de la protección social, de la limitación de la jornada, de las garantías para los trabajadores de las plataformas”, dijo.
