De hecho, a través de un acuerdo con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) comenzaron este año a abordar el tema. El taller de formación en el que se habló de la heladera inteligente y de boicotear las compras web y las cajas automáticas fue parte del proyecto a dos años que desarrollan en conjunto.
Aunque no tienen cuantificado el impacto, Fuecys sí tienen claramente identificadas algunas tendencias de la nueva revolución tecnológica: vendedores sustituidos por las compras online, cajeros por cajas automáticas en los supermercados, porteros de edificios y personal de seguridad por sistemas de videovigilancia, trabajadores de call center por programas informáticos que manejan más de diez idiomas.
Más allá de lo pintoresco de la anécdota, Castellano dijo a Búsqueda que la idea de enfrentarse a la tecnología es muy minoritaria dentro de la federación. En general, tienen asumido que es imposible frenar los cambios y parten de la base de las lecciones que dejaron las revoluciones industriales anteriores, con esfuerzos absurdos como los de los luditas por destruir telares mecánicos.
Aun si quisieran ignorar esos antecedentes, la realidad actual les muestra señales de que la oposición es un camino imposible. ”La población, el principal aliado que podríamos llegar a tener, está loca de la vida con ir al supermercado, pesarse la fruta, pagar y no necesitar a nadie, no ver a nadie. Y las compras online tienen muchísima aceptación”, reconoce Castellano.
El enfoque con el que asumen el reto es otro y el propio nombre del taller de formación lo reflejaba: ”Ideas para la reconversión”.
Reconversión
“Lo primero que queremos con esto es adquirir conocimientos. No payar. Asumir que no tenemos respuestas es una cuestión importante”, les dijo Castellano a sus compañeros en el taller de formación. Por la urgencia que requiere el tema para el sindicato, Fuecys decidió designar a cinco dirigentes para que se dediquen de lleno a llevar adelante el proyecto con el Inefop, sin distraerse en temas cotidianos de la militancia como los conflictos o las negociaciones salariales. Uno de esos cinco dirigentes es Castellano.
El acuerdo firmado entre Fuecys y el Inefop abarca tres áreas de trabajo. La primera se propone medir el impacto que la tecnología está generando en los 10 principales sectores del sindicato, entre los que están tiendas, supermercados, empresas de seguridad, droguerías y limpieza. Este núcleo también se propone investigar cómo se va a seguir desarrollando el fenómeno en los próximos años.
El segundo eje consiste en una investigación de la evolución de las relaciones laborales desde la época del London Paris hasta el escenario actual. Por último, el acuerdo se propone revisar las categorías laborales que se acordaron en 1985 y son las que se mantienen hasta hoy en la negociación de los Consejos de Salarios. El sindicato quiere proponer un nuevo sistema de categorías que refleje las tareas que efectivamente realizan hoy los trabajadores del sector.
El principal método de investigación que emplearán Fuecys y el Inefop son las encuestas con trabajadores, mandos medios y gerentes de empresas. De esa manera, pretenden llegar a elaborar ”propuestas serias” y superar el enfoque ”emotivo” de la discusión. Al mismo tiempo que trabaja con el sindicato, el Inefop desarrolla también un ”programa espejo” con la Cámara de Comercio. Según contó Castellano, a fines de 2020 harán una puesta en común y un debate a la luz de los resultados que se obtengan.
Para el director general del Inefop, Eduardo Pereyra, la ”innovación y la formación” son dos de las claves para atravesar de la mejor manera este proceso de cambios. Al mismo tiempo que se destruyen puestos de trabajo, aparecen nuevas oportunidades que intentan capitalizar. Algunas son marginales o apenas incipientes. Pereyra ve oportunidades laborales para desarrollar en “los cuidados” y en temas medio ambientales. Por ejemplo, sostiene que Uruguay necesariamente va a tener que desarrollar el reciclaje y eso va a producir nuevos puestos de trabajo.
Otras industrias asociadas a la tecnología ya muestran una situación más consolidada, como el software o las energías renovables, que emplean a más de 5.000 personas con buenos niveles salariales.
Los empleos rutinarios son los más fáciles de sustituir por la automatización. Por el contrario, las habilidades que requieren las nuevas formas de trabajo, según Pereyra, son la adaptación al cambio, el trabajo en equipo y por proyecto, y la innovación. La cercanía de lo jóvenes con las empresas desde la finalización del Ciclo Básico es fundamental para su adaptación. Por eso, de todo el trabajo que desarrollaron en el quinquenio destaca dos logros.
El más importante fue la modificación de la ley de empleo juvenil para que los estudiantes puedan hacer pasantías remuneradas con un piso salarial del 75% de la categoría de la tarea que desempeñen o del salario mínimo nacional. Por otro lado, cree que ”la señal más potente de articulación” entre el sector productivo y el mundo de la educación fue un acuerdo que lograron firmar en junio con organismos educativos (UTU, Universidad Tecnológica, Consejo Directivo Central de la educación pública), y con la Cámara de Industria y la de Comercio y Servicios para desarrollar una currícula que complemente ambos universos.
La disputa del cómo
El Instituto Cuesta Duarte es una asociación civil del PIT-CNT que da apoyo técnico a los trabajadores en formación e investigación. Su director es Milton Castellano, que es a su vez hermano de Héctor Castellano.
La característica más sobresaliente de esta revolución tecnológica en comparación con las anteriores, explica, es la velocidad de los cambios. De hecho, sostiene que ya se está desarrollando un impacto muy grande en la organización del trabajo y lo plantea con un ejemplo sencillo: ”Yo hoy me puedo pedir una pizza en casa como lo hacía hace años. Sigo recibiendo la misma pizza, pero cómo se organizan las relaciones para que llegue hasta casa es lo que cambió”.
Los cambios tecnológicos no se han podido parar ”desde el fuego para acá” y por eso dice que la disputa es ”cómo se procesan”. A grandes rasgos, sostiene que hay dos caminos. El primero es el que tradicionalmente sostiene el sector empresarial: que el mercado sea el que determine el empleo. En ese enfoque ve, y no con buenos ojos, la política brasileña en los últimos años. Dice que en Uruguay hay grandes sectores que quieren volver a ese camino.
Si se deja actuar al mercado, sostiene, la realidad del país puede llegar a ser ”muy dura”. Por eso considera que los cambios se deben atravesar con “un proceso negociado en el marco de una discusión sobre qué sociedad se quiere”.
Otras industrias asociadas a la tecnología ya muestran una situación más consolidada, como el software o las energías renovables, que emplean a más de 5.000 personas con buenos niveles salariales.
En su opinión, el debate más importante que está sobre la mesa en este momento es el de la reducción de la jornada laboral. Ahí ve experiencias positivas en las que el impacto de la tecnología se está procesando de manera acordada. Ya firmaron acuerdos de reducción horaria algunos sectores de la bebida, de la construcción, metalúrgicos y se aprontan para hacerlo en las empresas de seguridad.
Para Castellano, “la seguidilla de acuerdos puntuales” va a terminar marcando un rumbo general.
De manera similar ve el tema el secretario de Formación de la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU), otro de los sindicatos afectados fuertemente por la tecnología.
”La discusión es de qué manera se distribuye esa riqueza para que no sea en contra de los trabajadores y a favor de unos pocos. Por ejemplo, si la tecnología permite duplicar la capacidad de producción de una empresa, la tendencia del empleador va a ser echar a la mitad de los trabajadores y la de los trabajadores, reducir a la mitad la jornada de trabajo. Esta discusión es la que un sindicato debe abordar”, dijo a Búsqueda.
Estructura en crisis
Richard Read decidió hace unas semanas atrás retirarse de la dirigencia sindical. Sin embargo, una de las tareas que seguirá desempeñando dentro de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) es la formación sindical y uno de los temas que lo desvela es el impacto de la tecnología en el empleo. De hecho, el año que viene va a formalizarlo como un seminario dentro de los ciclos de capacitación del gremio.
La semana pasada, dio una charla sobre el tema en Argentina y para empezar pidió a los más de 40 asistentes que cerraran los ojos y pensaran en trabajos que no existen más o empiezan a desaparecer. De inmediato fueron surgiendo, los videoclubs, las casas de fotografía, las inmobiliarias, las agencias de viaje, los porteros.
Hasta figuras icónicas del sindicalismo son cada vez menos masivas. Cuando empezó en la militancia sindical, Read les decía a sus compañeros en tono de broma que sacaran al campesino del discurso de clase porque en Uruguay no había campesinado. Ahora, reconoce que la figura que está quedando “demodé” es el obrero de fábrica. ”El Uruguay de las chimeneas ya fue, papá. ¿Cómo organizás al tipo que trabaja independiente?”, se preguntó.
Héctor Castellano dice que a Fuecys le toca ser ”punta de lanza” en abordar el tema, pero que pronto la discusión deberá extenderse a todo el movimiento sindical. Según dijo, el PIT-CNT empezó a conversarlo pero no con la profundidad que requiere.
El principal desafío, en su opinión, está en la estructura de la organización que fue pensada por ramas de actividad a partir de la ley de negociación colectiva de 1943. El modelo estaba preparado para una producción en cadena con grandes fábricas y concentraciones de trabajo en la industria textil, cárnica o en las curtiembres. La estructura permanece igual, pero esas grandes concentraciones de trabajo ”comienzan a desaparecer” y necesitan ”nuevos métodos de organización”.
La nueva realidad muestra un escenario de ”atomización” en el que, sostiene Castellano, el trabajador está en su casa, se siente su propio patrón, pero en realidad está trabajando para una empresa en forma dependiente. A ese trabajador aislado es mucho más difícil llegarle.
”Sin dudas, tenemos que pasar de una metodología fordiana de los trabajadores a otra ajustada a las nuevas realidades. Si te dormís, todo el esfuerzo que hiciste para organizar a 400.000 trabajadores lo perdés en dos años”, advierte.
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