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    Soldados y marineros pueden ser cesados “sin expresión de causa”

    “Los milicos no son bobos aunque sirvan para todo”. La frase de la vieja Chamarrita de los milicos, de Alfredo Zitarrosa, podría servir para ilustrar aún hoy la situación de los soldados y marineros uruguayos, estos alrededor de 23.000 trabajadores del Estado que no tienen sindicatos ni derecho de huelga.

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    Los soldados y marineros, a diferencia de la mayoría de los empleados estatales, perciben un salario sumergido (alrededor de $ 15.000, poco más que el salario mínimo) y tampoco tienen seguridad laboral porque aceptan un vínculo especial. Es que el acuerdo de trabajo que firman establece que “el Estado se reserva el derecho de renovar o no el presente contrato, sin expresión de causa y sin responsabilidad alguna”.

    Los soldados que sirven en el Ejército Nacional suscriben un contrato de servicio como “voluntario contratado” que se renueva —o no— anualmente y además se obligan a “aceptar y cumplir con las leyes, decretos y reglamentaciones y demás disposiciones vigentes y que se dicten con respecto a los integrantes de las Fuerzas Armadas”. Según la fuerza, el promedio de horas trabajadas por el personal es de 13,5 diarias.

    Aunque normalmente las misiones al exterior son voluntarias, también pueden ser enviados en Misión Operativa de Paz, “en caso que las necesidades del servicio así lo requieran” y “someterse a todos aquellos tratamientos médicos” que disponga Sanidad Militar tanto “en forma periódica como sorpresiva”.

    “Es causal de baja del Ejército Nacional el consumo de estupefacientes y/o sustancias psicotrópicas que causen alteraciones irregulares en la psiquis”, dice el texto.

    Además de la Sanidad Militar, para el soldado o marinero y su familia a cargo, el personal subalterno, según el contrato al que accedió Búsqueda, “gozará de todos los derechos que consagran las leyes, decretos y reglamentos” y podrá pedir la baja, la que será concedida “siempre que las causales invocadas sean consideradas razonables, justas y no perjudiquen al servicio”.

    El artículo 220 de la Ley Orgánica Militar (14.157, de 1974) dispone que la baja no será concedida, de forma excepcional, cuando haya “razones fundadas” del servicio, en momentos en que las fuerzas estén movilizadas total o parcialmente, “por razones de interés de la defensa nacional” y tampoco en otros casos, como estar en el extranjero, haber sido procesado por la Justicia militar, cumpliendo condena o, en el caso de los oficiales, sometido a un Tribunal de Honor.

    Peón, albañil, soldado.

    Los bajos salarios, la limitación de derechos, la cantidad de horas de servicio y el rigor de la disciplina castrense llevan, a menudo, a una alta rotación del personal subalterno, explicó a Búsqueda el politólogo Julián González.

    Según este investigador en temas militares de la Universidad de la República, algunos soldados, sobre todo en la frontera, llegan incluso a desertar para ir a trabajar en alguna zafra agropecuaria y luego regresan.

    “Existe una rotación muy fuerte atada al mercado laboral en el sector de baja calificación”, explicó.

    Los bajos sueldos, que quedaron más en evidencia con las mejoras en la Policía y en los asalariados en general, son mitigados por algunas compensaciones como la guardia perimetral de las cárceles y en trabajos en casos puntuales.

    El mayor atractivo económico, sin embargo, son las misiones de paz. El soldado o marinero pasa entonces a ganar un mejor sueldo por estar en el exterior, más un pequeño viático y una paga extra en dólares, pero eso trae aparejado muchos problemas vinculares, sobre todo en el caso de los que no están solteros.

    Información Nacional
    2017-08-17T00:00:00