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    Solo el 25% de las mujeres uruguayas con hijos alcanza el título de doctorado en cinco años de estudio en carreras científicas

    Las desigualdades por género son prácticamente “inexistentes” al inicio de la actividad académica pero cobran luego una dimensión “significativa” y la maternidad juega un “rol relevante”, según un estudio de la Universidad de la República

    Más allá de los progresos en la participación de las mujeres en la ciencia, todavía subsisten las brechas de género en el avance y la consolidación de sus carreras académicas. Los roles de género, sobre todo los derivados de las responsabilidades de cuidados, afectan de forma diferente a mujeres y varones en las trayectorias educativas. Así, por ejemplo, aunque la mayoría de los estudiantes en los niveles de licenciatura y maestría son mujeres, este número disminuye “sustancialmente” en el nivel de doctorado. Ellas “desaparecen” a medida que avanzan a los niveles más altos de la estratificación científica y de forma más acentuada si tienen hijos pequeños a cargo. Esta condición aumenta la probabilidad de enfrentar dificultades en la progresión de la jerarquía académica, incluso de quedar fuera de la carrera profesional.

    En la Universidad de la República (Udelar), la institución terciaria que concentra entre el 70% y el 80% de la investigación que se realiza en Uruguay, las mujeres representan la mayoría del estudiantado y del egreso a nivel de grado y maestría. Sin embargo, su representación cae en el nivel de doctorado y se observa una clara estratificación por sexo en los cargos docentes. Las desigualdades se hacen más patentes en los niveles superiores y de mayor prestigio de la carrera docente, en los que las mujeres representan cuatro de cada 10 profesores en el caso del grado 4 y apenas tres de cada 10 en el grado 5.

    Una situación parecida se observa en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), el principal programa nacional de incentivos y reconocimiento científico. Hay una brecha de género en la probabilidad de ingresar al SNI, según un estudio de 2019: las mujeres tienen 7% menos de chance de ser aceptadas.

    Si bien las investigadoras representan un 42% del sistema, están concentradas en su mayoría en los niveles de menor reconocimiento y prestigio. De los cuatro niveles en los que los investigadores del SNI son categorizados (iniciación, I, II y III), hay más mujeres en el nivel iniciación, con un 58%, y su representación baja a medida que avanza en la escala jerárquica, habiendo apenas dos de cada 10 investigadores en el nivel III.

    Por otra parte, tanto en la Udelar como en el SNI, además de ser menos en proporción que los varones en los niveles de mayor reconocimiento, las mujeres que al final logran acceder a los máximos niveles académicos lo hacen a edades más tardías, según una investigación realizada por un grupo de académicas —economistas, demográficas y sociólogas— con la finalidad de analizar los efectos de la maternidad y la paternidad a lo largo de las trayectorias académicas de quienes integran el área de la investigación en Uruguay.

    La investigación constata diferencias “significativas” por género en cuanto al tiempo necesario para completar los estudios de doctorado. Las mujeres que tuvieron hijos durante la formación de doctorado son las que tienen “los calendarios más largos” (se gradúan a edades más avanzadas) tanto en comparación con los hombres que tienen hijos como con las mujeres que no los tuvieron.

    Así es que apenas el 25% de las mujeres uruguayas con hijos alcanza el título de doctorado en cinco años —tomado como tiempo promedio para terminar ese nivel— en carreras científicas.

    Sin embargo, en el caso de los varones sin hijos el porcentaje de quienes terminan sus doctorados en el tiempo esperable es de casi la mitad (49%). “Pero también con hijos el doble de esa proporción alcanza a egresar de su doctorado”, indicó Victoria Tenembaum, una de las investigadoras durante la presentación de estos resultados el 18 de mayo ante la Comisión Especial de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados.

    “Claramente ahí existe una dificultad en el egreso, ese es el primer resultado que tenemos. En general, en todos los puntos del egreso del doctorado se ve que las mujeres con hijos son las más perjudicadas”, agregó la experta con base en el informe.

    El documento actualizado, al que tuvo acceso Búsqueda, también muestra que, en comparación con los varones con hijos, quienes son madres no solo egresan del doctorado más tarde, sino además reducen su participación en publicaciones de artículos —en especial cuando tienen hijos en etapas de menor consolidación académica— y experimentan un “efecto negativo” sobre la probabilidad de formar parte del SNI o de acceder a los cargos más altos de la Udelar.

    Las autoras presentaron al Parlamento los primeros resultados del proyecto titulado El vínculo entre maternidad y paternidad y las desigualdades de género en la trayectoria académica (2022). Este estudio fue desarrollado por las investigadoras Mariana Fernández Soto, del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar; Estefanía Galván y Victoria Tenenbaum, del Instituto de Economía (Iecon) de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración; y Sofía Robaina y Cecilia Tomassini, de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC, Udelar).

    Para este proyecto iniciado hace dos años y financiado por la CSIC, a través de un fondo i+d (investigación más desarrollo) concursado de la Udelar, las autoras emplearon métodos descriptivos, multivariados y cuasiexperimentales. Los currículums gestionados por la ANII sirvieron para elaborar una base de datos longitudinal que conjuga información demográfica y académica, complementada con fuentes de información primaria, una encuesta en línea, además de registros administrativos de la Udelar y del SNI sobre cargos a lo largo de la carrera.

    Stop the clock

    Durante la exposición parlamentaria, Tenembaum explicó que las mujeres suelen tener buenos rendimientos y logros en la educación universitaria y también a nivel de grado y de maestría. Sin embargo, cuando se observan otros niveles de avance en la educación como los doctorados “siguen existiendo brechas importantes”.

    “A las mujeres nos cuesta finalizar los estudios y tardamos más en obtener los títulos de doctorado”, afirmó la investigadora, doctorada en Economía, para señalar que esto repercute en lo que sucede más adelante en la trayectoria académica de las mujeres.

    “Si alcanzo tardíamente mi título de doctorado, luego accedo tardíamente a un cargo de mayor jerarquía y logro tener una inserción académica también más tarde”, comentó. Ese “primer escalón” determina en parte que haya menor proporción de mujeres en los puestos científicos más altos en Uruguay.

    Las explicaciones sobre las causas de estas brechas de género en la actividad científica y académica son múltiples, si bien suelen centrarse en la competencia entre el tiempo de cuidados y el tiempo de trabajo académico. Pero a la vez involucra aspectos institucionales y “construcciones socioculturales” sobre los roles de género, explicaron las autoras de la investigación. Estas construcciones van desde formas de “discriminación directa” que afectan los procesos de socialización, pasando por las experiencias educativas y la formación de la autoestima desde la infancia, a explicaciones relacionadas a los desiguales desempeños y las capacidades para la actividad científica.

    El análisis de las investigadoras se centró en tres dimensiones clave: las trayectorias de formación de posgrado, la producción académica y el acceso a cargos docentes o de investigación. Los resultados muestran para el caso de Uruguay desigualdades de género en las tres dimensiones.

    La mayor parte de estas desigualdades son “inexistentes” al inicio de la actividad académica, pero luego aparecen y cobran una dimensión “significativa” a lo largo del ciclo de vida profesional. La evidencia presentada al Parlamento sugiere que la maternidad juega un “rol relevante” en la ampliación de las brechas por género en la academia. Las tareas de cuidado afectan “de forma diferencial” las trayectorias según el género y son “particularmente negativas” para el avance de las carreras de las mujeres.

    Este fenómeno incide tanto en el acceso a cargos de mayor responsabilidad como en la movilidad y la colaboración internacional, en las brechas salariales y en la productividad por publicaciones de estudios científicos. Según el informe, estos efectos, son todavía más relevantes para aquellas mujeres que aún no terminaron su formación de doctorado al momento de la maternidad.

    Una alternativa a estas inequidades es implementar políticas que promuevan mayor corresponsabilidad en las tareas de cuidados. Varias universidades internacionales incorporaron a los varones en las políticas de licencias para cuidado. En algunos países también se aplican las políticas llamadas stop the clock, que implican retrasar la evaluación de los profesionales si en el período a evaluar tuvo lugar el nacimiento de un hijo.

    Un estudio citado por las autoras de la investigación y basado en el análisis del uso de las políticas stop the clock y la productividad de economistas en universidades estadounidenses halló que las mujeres dedican ese tiempo “efectivamente” a tareas de cuidado, mientras muchos varones terminan concentrando esfuerzos en su productividad académica durante ese período extra. Las investigadoras concluyeron que estas políticas “neutrales al género” —que implican tanto a varones como a mujeres— podrían contribuir a incrementar la brecha de género en las trayectorias académicas.

    En Uruguay se han implementado algunas medidas para contrarrestar estas desigualdades. Ejemplos de ello son las renovaciones de los cargos en la Udelar, en el régimen de dedicación total y el SNI. Otras políticas alternativas para la promoción de la corresponsabilidad apuntan a la instalación de centros de cuidado en las instituciones universitarias. Esta vía es explorada por la Udelar a través de la creación de la Comisión Central de Cuidados y de la designación de fondos para espacios de cuidado de niños y niñas de funcionarios y funcionarias, docentes y estudiantes.

    Sin embargo, aún no ha sido estudiada la efectividad de estas políticas en la promoción y retención de las mujeres en las áreas académicas y científicas.