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    Subrepresentación femenina en los cargos jerárquicos del Poder Ejecutivo

    Aunque la iniciativa GEPA (Igualdad de Género en la Reforma de la Administración Pública), que lleva adelante el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se enfrentó a problemas que afectan la calidad de los datos, su último análisis sobre esta temática para Uruguay y el resto de la región identificó una tendencia clara: las mujeres están subrepresentadas en los puestos gerenciales en el ámbito estatal.

    Ocurre lo mismo en relación con la participación femenina en el total de funcionarios públicos. Si se consideran los datos recabados para el conjunto de países, las mujeres ocupan entre el 30% y el 40% de los cargos de conducción, en tanto representan aproximadamente la mitad de los empleos en el Estado. En cambio, las mujeres se encuentran bien representadas en los escalafones profesionales, por lo que “su presencia reducida en los cargos gerenciales no se debe a la no existencia de un conjunto experto de donde se seleccionan los candidatos. Cuánto más elevado el nivel del puesto —y, en consecuencia, donde más pesan los vínculos políticos y personales en lugar de los méritos para la designación— menos mujeres” se encuentran, sentencia el organismo en su Informe sobre igualdad de género en la administración pública de América Latina y el Caribe publicado a fin de noviembre.

    Los datos que cita sobre Uruguay fueron provistos por la Oficina Nacional del Servicio Civil. En 2019 trabajaban para los organismos del Poder Ejecutivo 82.588 personas, de las cuales 30.567 (37%) eran mujeres. Eso incluye al personal militar y policial.

    A su vez, el estudio indica que, en 2017, solo en las direcciones, jefaturas y otros cargos de responsabilidad como adscriptos, asesores, coordinadores, etc. (de los niveles 4 a 9), las mujeres tenían una participación mayor: eran 1.341 (52,1%), frente a 1.235 varones (47,9%). En los niveles de responsabilidad superior predominan los hombres: estos eran 68,2% de las “autoridades políticas” o “jerarcas” (niveles 1 a 3) y 54,5% en las “gerencias de área”.

    En una reflexión que abarca a toda la región, el PNUD apunta que los “cuellos de botella yacen en el acceso a los cargos gerenciales del sector público, donde las decisiones se basan más en vínculos políticos y personales que en el desempeño en el trabajo durante la carrera en el estado”. Y si bien “se han removido las barreras formales que obstaculizan la movilidad ascendente de las mujeres hacia los cargos gerenciales superiores” con leyes de igualdad de género, por ejemplo, los datos recabados “demuestran que eso no alcanza”. Las barreras surgen de una “combinación de actitudes y percepciones estereotipadas, una falta de infraestructura de atención adecuada, así como una ausencia de programas de orientación para alentar a las mujeres a ascender a cargos que implican mayores responsabilidades. Las acciones hechas a medida, incluidos los cupos y la paridad, podrían acelerar las soluciones para revertir la inequidad de género en los rangos superiores”.