—Él me pidió mi opinión política en su momento y se la di. Creo que quedó en ese ámbito, tengo opinión sobre el asunto, pero es una decisión con un gran componente personal.
—¿Pero esa opinión coincide con lo que le dijo antes de que asumiera el cargo, cuando le sugirió que no aceptara ser ministro?
—Tiene que ver. Son todos temas complejos, no tienen una única dimensión. Previamente, yo opinaba que por ahí no era lo mejor que ocupara el rol de ministros, que era bueno ir agarrando expertise en el tema político, liderar desde el Senado, manejar los grandes temas desde ahí. Era mi visión en aquel momento. Sin embargo, él hizo un gran ministerio, es de los ministros mejor ranqueados en cuanto a gestión y en cuanto a imagen, y por esa gestión lo conoce todo el Uruguay hoy y es reconocido internacionalmente. Tenía atributos y los demostró para ser ministro. Por ahí uno hubiese preferido que no fuese exactamente en este momento la salida, pero las circunstancias y su decisión determinaron que fuera ahora. Entonces, yo no tengo más comentarios que hacer, es un hecho de la realidad, hay que trabajar para adelante con ese dato y tratar de recomponer. Las decisiones de las posiciones que uno ocupa en política tienen un componente personal muy alto. Acá indudablemente lo tiene.
—¿Esta salida no es un golpe a la coalición de gobierno?
—No es una situación ideal, pero demuestra que la coalición está sólida, porque realmente lo está. Él mismo, desde que anunció públicamente que quería un cambio de rol, siempre dijo que no estaba en duda la pertenencia a la coalición o el apoyo al gobierno. Todo esto pasa, y Ciudadanos está firme, el Partido Colorado está firme. A la vez que esto pasaba, se avanzaba en el tratamiento de la ley de urgencia, y sobre todo Ciudadanos fue protagonista en el debate, en la negociación, en la defensa de la ley. Eso demuestra que la coalición está sólida.
—El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) colorado emitió una declaración en la que reitera su respaldo a la coalición. Si hay que explicitar eso, es porque hubo un ruido.
—Por ahí esto pudo haber generado un ruido, pero la declaración del CEN va en línea con la que se aprobó cuando se votó el proyecto de urgente consideración en la Cámara de Senadores, y va en línea con dejar esto en claro por si ocasionó alguna duda. El partido sigue ocupando todas las posiciones de gobierno asignadas y el único cambio es la salida de Ernesto, lo que se compensará con la participación en otro ministerio. En el plano legislativo, los resultados son los que están. Quizás el comunicado del CEN es reafirmar lo que yo decía recién: que la coalición está totalmente firme. Comparto con el razonamiento que (sigue): si a la coalición no le va bien, no nos va bien a ninguno de los socios. Entonces, lo primero es que a este gobierno le vaya bien. Si a este gobierno le va bien, después habrá otras posibilidades para los partidos y los sectores. El partido da esa certeza y un recambio en alguna posición no puede poner en duda eso.
—¿Cómo evalúa el funcionamiento de la coalición en estos meses?
—Está funcionando. Se ve en los resultados de la aprobación de la ley de urgencia: nos pusimos de acuerdo en 470 artículos. Fue una gimnasia muy buena que hacíamos los partidos de la coalición. Nos juntábamos los senadores y diputados de la coalición en lo que yo llamaba la “Cocoa”, la “Comisión de la Coalición”. Eso fue un intercambio muy rico, de mucho conocimiento entre nosotros. Y me parece que eso va a seguir en los grandes temas como con el Presupuesto Nacional. La coalición viene funcionando. No veo a nadie con ganas de salirse de la coalición, no veo a nadie generando ruido que ponga en juego la gobernabilidad.
—Pero Cabildo Abierto le ha creado un poco de incomodidad al resto de los socios con algunos planteos.
—Puede pasar, pero acá la regla es cumplir con los puntos que acordamos, que son 13. Ese es el acuerdo de gobierno. En eso tenemos que estar de acuerdo y cumplirlo. En lo demás es razonable que haya otras posiciones, que tengamos puntos de vista diferente. No somos el mismo partido. Está hasta bien que pase, porque no somos lo mismo, hay diversidad, pero está por fuera de los temas que son la agenda de gobierno.
—Búsqueda informó la semana pasada que, en el discurso de despedida con los diplomáticos el día de su renuncia, Talvi habló de que hubo una campaña de enchastre y que lo renunciaron. ¿Cómo se sigue confiando en una coalición en la que el líder del sector dice esto?
—A mí no me consta eso, y no tengo elementos para afirmar que eso fue así. Seguramente, si hay algún tipo de diferencias de ese tipo, las irá marcando Ernesto cuando hable de estos temas. Creo que el compromiso institucional es muy potente, y el compromiso personal de Ernesto con la coalición está claro también. Que haya alguna diferencia, sí, la puede haber. En los temas de política exterior, por ejemplo, no hay una profunda diferencia entre el presidente y Ernesto.
—Su salida fue un poco intempestiva.
—La salida estaba planificada para el día viernes 3 de julio, iba a presentar la renuncia luego de la Cumbre del Mercosur, pero se adelantó un día. ¿Qué precipitó la denuncia? Hasta donde yo sé, el clima se había enrarecido, digamos, por lo que había aparecido en la prensa y según él me cuenta no se ajustaba exactamente a la realidad. También algunas decisiones que habían sido tomadas y habían generado determinado ruido, entonces él adelanta un día lo que estaba planificado.
—En su carta Talvi dice que quería renunciar a fin de año, o sea que adelanta su renuncia un semestre.
—Él adelanta un día, el semestre lo adelanta el presidente.
—¿Cuándo adelanta el semestre el presidente?
—Hubo una primera reunión, la conocida, en la que él anuncia lo del cambio de rol. Luego eso se conoce públicamente, y eso hace que el tema esté arriba de la mesa, en la prensa, en las conversaciones de todos los días. Entonces, eso obliga a planificar la salida, porque al conocerse esto había que determinar cuándo se iba a dar el relevo. Ahí se da una conversación entre el presidente y el canciller, y ahí hay una diferencia. Talvi plantea a fin de año y el presidente entiende que había que hacerlo lo más cerca posible, porque no es bueno seguir con un canciller renunciado, que le complicaba la gestión. El presidente es el que tiene la derecha en el armado del gabinete y ahí se terminó la discusión.
—Estamos hablando, si se quiere, de tres errores políticos que comete Talvi en estos meses: darle la secretaría general a Sanguinetti, asumir en la Cancillería y luego cómo procesó su salida. El hecho de anunciar una salida, una vez que lo dice, empieza a perder poder. ¿Le parece que el liderazgo de Talvi sale dañado a partir de todo esto?
—Talvi es un distinto en la política. Es un jugador distinto. Hoy podemos medir estas cosas, pero también hay otras decisiones que ha tomado, que yo originalmente no acompañaba o veía y fueron políticamente aciertos. Seguramente Talvi no haga lo que los políticos pensamos que vaya a hacer. Él juega distinto. Esto que muchos pueden evaluar como errores, seguramente él no los vea como errores, cree que son decisiones oportunas y bien tomadas. Algunas hoy las verá con otra mirada. En términos generales no vamos a saber si esta salida de este modo fue un error hasta que pase el tiempo. Él dice que desde otro rol puede ayudar a la coalición, puede fortalecer más a la coalición, y si él hace eso y efectivamente pasa, bueno, la decisión de Talvi habrá sido apropiada. Si eso no pasa, y la coalición se termina debilitando a partir de este episodio, habrá errado, pero eso no lo sabemos. Hay que confiar en el rumbo que él eligió para el accionar político.
—Lo que llega de comentario es que en la interna de Ciudadanos hay sorpresa y dudas por la decisión.
—En Ciudadanos puede haber gente que no haya compartido la decisión, pero el 100% de Ciudadanos respalda a Talvi.
—¿Su liderazgo no está en cuestión?
—No está en cuestión su liderazgo porque, de vuelta, muchas veces tomó decisiones que por ahí no eran compartidas por la dirigencia y los hechos demostraron que el acertado era él.
—¿Cómo cuáles?
—Decisiones puntuales en la estrategia de campaña: cómo encaminó la campaña hacia la interna, cómo definió los apoyos hacia la interna. Muchas veces él tomó determinadas decisiones estratégicas que por ahí se veían como errores y terminaron siendo atributos de la campaña.
—Talvi habla de un nuevo rol en la coalición. ¿En qué consiste ese papel?
—Entiendo que es un rol de liderazgo.
—¿Hasta ahora no lo estaba haciendo?
—Estaba absorbido por las tareas de la Cancillería. Además, la Cancillería es un ámbito tremendamente específico y no tiene territorialidad, el canciller pasa en el exterior, y al tener el Uruguay una política de Estado en este tema no es sencillo meterse en la política cotidiana sin que eso afecte la imagen del país. Mientras fue canciller, Talvi no participó de ningún acto político, si bien no tiene inhibición. Estaba bastante maniatado desde el punto de vista político. Él explica que el país va a vivir momentos complicados, económicos, sociales, como que permanecer encapsulado en el Ministerio de Relaciones Exteriores no le deja a él la posibilidad de jugar en el resto de la cancha y aportar desde otros lugares. Esa es la razón que él explica para salir de la Cancillería.
—Cuando se habla de esta salida, se pone de ejemplo lo que hizo Guido Manini Ríos, que no fue ministro y se quedó en el Senado para liderar Cabildo Abierto.
—Es el rol tradicional del líder político. En términos generales, los líderes han jugado sueltos. El Partido Colorado ha tenido muchas veces a los líderes fuera del gabinete y del Parlamento.
—¿Ese rol Talvi lo va a cumplir desde el Senado?
—Él no lo ha definido. Los legisladores le pedimos que asuma el lugar en el Senado y se tomó unos días de reflexión. Originalmente, nos planteó no asumir en el Senado y trabajar desde Ciudadanos, desde el llano. Al darse el pedido unánime de los legisladores, se comprometió a estudiarlo.
— El CEN parece que funcionaba sin problemas, pero hay una tensión entre los líderes. ¿Cómo está la interna del Partido Colorado?
—Hoy el problema es de cúpula. El distanciamiento existe, y la comunicación que no existe entre Talvi y Sanguinetti. Pero a nivel del partido está muy bien. De ahí para abajo es muy fluida la comunicación, trabajamos mucho, nos hizo muy bien el trabajo en la ley de urgencia, donde tuvimos posiciones de partido. Además, el partido tuvo un rol destacado en la ley de urgencia, porque fue el que logró los cambios para que el Frente votara muchos artículos. El partido a nivel interno está bien. Hay sí esa diferencia de cúpula, y yo creo que es algo que se va a solucionar más temprano que tarde.
—A usted le ha tocado el rol de ir y hablar con Sanguinetti, por ejemplo.
—Sí. Siempre tuve buena relación con Sanguinetti. Cuando fui secretario general, lo consultaba, participaba, nunca trabajé con Sanguinetti. Yo vengo de la 15, trabajé con Pedro (Bordaberry) y nunca voté a Sanguinetti. Me salvé por un pelín, pensé que lo votaba (risas). Me entiendo bien con Sanguinetti; como dice él, ya nos conocemos. Y como hablo con ambos creo que va a haber un acercamiento pronto entre ellos.
—Pero hubo alguna cosa personal.
—Hay dos dimensiones. A mí me interesa la política. Creo que el que ganó la interna y líder del partido tiene que tener un vínculo institucional y correcto con el otro líder histórico. Después, los temas personales se mejorarán o no. Entiendo que cuando hay temas personales es más difícil, pero creo que los dos han entendido que el tema institucional tiene que corregirse.
—¿Es posible que el partido funcione bien con dos líderes?
—No solo que es posible, sino que creo que es hasta bueno. Es la historia nuestra, lo decía Conrado (Rodríguez) el otro día: acá siempre hubo más de uno, nunca hubo un líder absoluto. Quizás, en el tiempo de Pedro, él tenía un porcentaje muy alto de votación y no tenía una figura muy potente enfrente. Esa tensión a veces es hasta buena, no la veo mal, siempre y cuando se pueda administrar. Ernesto es el líder del partido y Sanguinetti es un líder institucional, porque ya no va a ser candidato. No hay un real enfrentamiento entre ellos, lo digo desde lo político-electoral, porque Sanguinetti está de salida.
—Pero influye, habla con el presidente, discute sobre cargos.
—Él representa un sector, pero son dimensiones distintas. Ernesto llegó hace dos años a la política, está empezando. Y Sanguinetti está saliendo, las curvas son distintas.
—Usted dice que Talvi es un “distinto”. En el discurso de despedida a su equipo de Cancillería dijo que las reglas de la “vieja política” son duras para un académico, informó El Observador. ¿Alguien que es así puede sobrevivir en la política uruguaya?
—El tiempo lo dirá si puede sobrevivir un distinto a la política. Yo creo que Ernesto trajo muchas cosas buenas a la política. Metió un montón de gente a trabajar que veía a la política por la televisión o por estar medianamente informado. Me parece que eso es una contribución a la política. Él es una persona muy capaz y preparada. Hoy tenemos un Carlos María Uriarte de ministro, y vino con él, estamos trabajando en temas medioambientales y agroecología con Eduardo Blasina porque vino con él. Hay que cambiar la política, es en parte por lo que estamos en Ciudadanos. Hay cosas que hay que cambiar en la política, que tiene sus reglas. Messi es un distinto, pero sabe que hay reglas para jugar. Es un proceso de los dos, del sistema y de que Ernesto se vaya adaptando al sistema sin dejarse cooptar por él.
Información Nacional
2020-07-09T00:00:00
2020-07-09T00:00:00