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Un encuentro en la Casa Blanca entre dos líderes, uno mundial y otro “regional”, con la idea de solucionar problemas continentales
“Estábamos dispuestos a darles todo lo que pidieran. ¿Querían un TLC? También se los dábamos”, relató un integrante del Departamento de Estado norteamericano
Washington (Ernesto Tulbovitz, enviado) Nada fue improvisado. Cada uno sabía el partido que jugaba y así lo jugó. El presidente norteamericano Barack Obama resolvió destacar lo que considera que es su colega José Mujica: un referente a nivel regional. El mandatario uruguayo buscó utilizar su fama internacional y la buena aceptación que tiene en la Casa Blanca para lograr beneficios concretos. “Líder” le dijo Obama y luego en privado le solicitó una mayor participación en la resolución de los conflictos regionales. Esa palabra también había sido utilizada por la Embajada de Estados Unidos (EEUU) en Montevideo para definir a Mujica el mismo día que Búsqueda informó que Uruguay había resuelto albergar a un grupo de presuntos terroristas detenidos en la prisión de Guantánamo. Así fue el intercambio. Liderazgo y ejemplo positivo en la región por más comercio y ayuda académica y científica.
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La cita entre los dos presidente fue a las 10.55 del lunes 12, en el Salón Oval de la Casa Blanca. Sin los celulares, la comitiva uruguaya ingresó al salón. Los esperaban Obama, el vicepresidente Joe Baiden, el canciller John Kerry, la secretaria para el Hemisferio Occidental, Susan Rice, la embajadora Julissa Reynoso y otros dos funcionarios. Además de Mujica estaban el embajador uruguayo en EEUU, Carlos Pita, el secretario de la Presidencia, Homero Guerrero, el canciller Luis Almagro y sus compañeros de gabinete Eduardo Bonomi, Mario Bergara, Susana Muñiz, Ricardo Ehrlich y Roberto Kreimerman.
Obama saludó a Mujica con especial amabilidad. “¡Que gusto volver a verlo!”, le dijo. El presidente uruguayo agradeció y enseguida le comentó: “Se ve que le están sacando canas en el gobierno”. Luego ante los medios, Obama relató esa anécdota.
A unos kilómetros de allí, en Nueva York, en setiembre de 2013, Mujica se había presentado ante la Asamblea Anual de las Naciones Unidas del mismo modo que lo hizo en la Casa Blanca: “Vengo del sur”.
Los primeros instantes posaron ante los periodistas locales, uruguayos y de agencias de noticias. Doce minutos después, ya sin periodistas y respaldados por sus respectivas traductoras, comenzaron el diálogo entre ellos. Obama inició su alocución destacando la figura de Mujica como “un ejemplo para la región” y un “referente de la democracia”. En clara referencia a Venezuela, que luego explicitó, dijo que su país no está “contra nadie” y respeta lo decidido por los ciudadanos.
“Puede haber gobiernos del signo ideológico que se quiera, pero lo importante es que haya estabilidad para mejorar las democracias. Yo no tengo problemas con las ideologías”, comentó Obama. El líder americano utilizó seis veces la palabra “estabilidad” y cuatro veces el término “democracia” durante los 85 minutos de reunión. En todo ese tiempo Obama mantuvo sus piernas cruzadas, según relataron a Búsqueda concurrentes a la reunión.
En la delegación uruguaya se resaltó que ese tiempo es “más de dos veces y medio” de lo destinado por un presidente americano a uno uruguayo, al menos en la última década.
Mujica comenzó hablando de temas comerciales, en especial destacando el valor de la carne natural, que viene “de vacas que están tranquilas, que comen pasto y además conocen a los toros y son muy felices” y le planteó a Obama la aspiración uruguaya de que ingrese carne ovina con hueso, un proceso que luego dijo públicamente que insumirá dos o tres años.
A su turno, Obama mostró la preocupación de su país por la “estabilidad” de Venezuela, y Mujica le comentó que “la mayoría de la oposición” allí quiere una salida democrática, mientras que una minoría apela a “la violencia”. Kerry asintió con su cabeza los dichos del presidente uruguayo.
Con la idea de buscar una salida a ese problema, Mujica sugirió a Estados Unidos un camino que luego hizo público. “Tienen que hablar con Brasil”, les dijo.
“Sí, pero (la presidenta Dilma) Rousseff está muy enojada”, se lamentó Obama, y mencionó como causa de ello la difusión de que había sido espiada por la Agencia de Seguridad Nacional. El año pasado Rousseff canceló por ese tema un encuentro pactado con Obama.
“Ustedes tienen que hablar con Lula, que es una especie de semidiós de Brasil”, insistió Mujica.
Con la mención de Venezuela como un dato central por parte de Obama, Mujica decidió dar su punto de vista. “Ustedes tienen algún problema que resolver en Ucrania, déjennos a nosotros resolver lo de Venezuela”, planteó. Nadie lo contradijo ni polemizó con él al respecto.
Minutos después, Obama destacó el rol de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero en especial de la Unasur, para intentar resolver la crisis política de Venezuela.
A su vez, el presidente norteamericano mencionó el caso del conflicto que tiene Uruguay con la tabacalera Philips Morris, nombró a la empresa pero no utilizó el vocablo “juicio”, dijeron las fuentes. “Los estados tiene derecho a desarrollar su política de salud”, precisó.
“El rol” de Mujica.
La delegación gubernamental uruguaya evaluó la reunión en la Casa Blanca como muy positiva para Uruguay y con consecuencias concretas favorables. “Nos trataron así porque saben, conocen, entienden y les resulta incluso conveniente el rol que juega Mujica en la región”, comentó a Búsqueda un jerarca cercano al jefe de Estado.
Pero más allá de los elogios que las principales figuras del gobierno norteamericano —Obama, Baiden y Kerry— prodigaron hacia la figura de Mujica, en las autoridades uruguayas existe el convencimiento de que “hubo una orden para facilitar todo lo que se pidiera”.
“Se colmaron holgadamente nuestras expectativas en cuanto a acuerdos concretos y a todo nivel”, reconoció a Búsqueda el embajador uruguayo ante Washington.
La lectura uruguaya parece coincidir con la norteamericana. “Estábamos dispuestos a darles todo lo que pidieran. ¿Querían un TLC? También se los dábamos. Fue una decisión real de nuestro gobierno de ayudar al Uruguay, convencidos de que el presidente Mujica es un hombre honesto, serio, sincero y pragmático y fundamental para la estabilidad de la región”, dijo a Búsqueda una calificada fuente del Departamento de Estado de EEUU.
Luego de la reunión en la Casa Blanca, el vicepresidente de Estados Unidos le transmitió a Mujica en el almuerzo realizado en una colina de Washington donde se encuentra el Observatorio Naval, que su país ve en él una herramienta por “el poder de su ejemplo” y no por “el ejemplo de su poder”.