—Fue un encuentro muy rico; siempre conversar con Pepe es muy bueno, se aprende mucho. Conversamos sobre todo del proyecto de integración regional de los pueblos latinoamericanos, un proyecto que él lidera y que tiene una importancia grande para todos nuestros países.
—En la presentación de ese proyecto se señala que es fundamental fortalecer la “unidad de las fuerzas populares” ante el escenario actual de “disputa política y polarización” en la región. ¿Puede profundizar en ello?
—Es interesante, estaba leyendo el documento de la fundación del FA y una de las cosas de las que habla es sobre la necesidad de que las fuerzas democráticas se unan en torno a un proyecto popular, progresista, democrático, soberano, para vencer las fuerzas de la extrema derecha y el fascismo. Es un documento de hace 53 años que tiene una aplicación muy actual a lo que estamos viviendo hoy. Para vencer el movimiento de extrema derecha en la región y en el mundo necesitamos unidad. De todos los sectores progresistas y democráticos, no solo de la izquierda, de todos los que creen en el fortalecimiento de las instituciones, de las reglas de la democracia. Por eso, para el PT estar aquí junto al FA para conmemorar estos 53 años tiene una gran relevancia. El FA es una referencia para todos nosotros del campo de la izquierda y de la centro izquierda sobre la organización partidaria y de alianzas. Nosotros estamos ahora haciendo una federación de Brasil, con tres partidos. Encuentro que el FA es único en esa experiencia tan exitosa.
—El FA cumplió 53 años y en unos días el PT celebra su propio aniversario, 44 años. ¿Cómo han cambiado los desafíos que enfrentan con el paso del tiempo?
—Algunos desafíos permanecen, como la necesidad de unirse para combatir las fuerzas de la extrema derecha. Esas cosas vuelven de tiempo en tiempo y tenemos que estar muy organizados y firmes para enfrentarlas y para evitar retroceder en derechos, en democracia. Los desafíos que aparecieron más recientemente fueron los de gobernar nuestros países. Fue muy importante porque el FA gobernó 15 años coincidiendo con los gobiernos del PT en Brasil. Eso se tradujo en una gran sintonía, por cuestiones no solo políticas sino comerciales y de relacionamiento entre Brasil y Uruguay. El presidente Lula apuesta mucho a lo regional, y tiene mucho respeto por los vecinos, por América Latina toda y principalmente por América del Sur. Siempre fue entusiasta del Mercosur, de los foros de integración. Pienso que es muy bueno tener de nuevo la perspectiva del PT gobernando Brasil y el FA volviendo a gobernar Uruguay. Eso va a dar mucha sintonía. Infelizmente hoy no tenemos una gran sintonía entre los gobiernos, hacemos las cosas más formales de relacionamiento, pero con el Frente puede haber una sintonía muy grande.
—Dice que el vínculo entre Uruguay y Brasil hoy está limitado a lo formal; ¿un gobierno del FA afianzaría las relaciones entre los países?
—Sí, no tengo dudas de que eso acercaría mucho las relaciones. Sé del cariño que el presidente Lula tiene por Uruguay, por el Frente Amplio, y lo que haría para colaborar con el desarrollo del país. No tengo dudas.
—Esa mayor sintonía entre gobiernos de izquierda, ¿se traduciría en una fortalecimiento del Mercosur? El actual gobierno ha insistido en la necesidad de flexibilizar el bloque y ha explorado un acuerdo de libre comercio con China.
—Con certeza vemos que llevaría a un fortalecimiento del Mercosur por parte de Uruguay y de Brasil. Obvio que tenemos hoy un problema, que es Argentina; el gobierno argentino no ve al Mercosur como algo prioritario. Lo que es una pena porque eso enflaquece a la región en cuanto a territorio de comercio y de relaciones exteriores con el resto del mundo. En lugar de que sea Brasil y el resto del mundo, Uruguay y el resto del mundo, si nos organizamos para actuar juntos, resultarían mucho más cosas. Creo que con el FA, con su proximidad con el gobierno brasileño, que piensan muy parecido, se fortalecen y tienen condiciones de empujar a Argentina, o por lo menos neutralizar una acción de desestructuración del Mercosur.
—¿Fue lo suficientemente enérgico el liderazgo de Lula en las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea, que sigue sin concretarse tras varios años de conversaciones?
—El presidente Lula ha hecho mucho esfuerzo para intentar finalizar ese acuerdo. Retomó las conversaciones con la Unión Europea (UE). Ahora, hay algunas cuestiones que no podemos aceptar. La UE cuida sus intereses y muchas veces no abre espacios para los intereses del Mercosur. Y eso es complicado. Ellos tienen una autodefensa, cierran la agricultura, la industria, los servicios y quieren que al mismo tiempo nosotros estemos abiertos para el comercio de ellos, sin ningún resguardo y sin ninguna contrapartida más equilibrada. Entonces hay dificultades, pero la disposición del presidente es continuar conversando.
—¿Pone la responsabilidad por la falta de avances en el otro lado?
—Creo que está mucho más del lado de Europa.
—¿Le preocupa la polarización en países de la región como Brasil y Argentina? ¿Cree que es un proceso que va a profundizarse y expandirse?
—La polarización es una cosa dada en varias regiones, no solo aquí, en el mundo entero. El tema es crear alternativas para colocar otra agenda que no sea la de la polarización. La extrema derecha polariza con la agenda de valores, no discute proyectos, no discute políticas. Por otro lado, no tenemos condiciones para dejar de hacer un enfrentamiento; porque si dejamos de enfrentarlos, la extrema derecha va a crecer porque va a quedar sola y ocupar los espacios. Creo que es un deber histórico nuestro, de quienes creemos en la democracia y estamos en contra de las dictaduras, no dejar que ocurra ese retroceso. Asistimos a eso en Brasil con el gobierno de (Jair) Bolsonaro. Hay dos ejemplos que caracterizan bien lo que hizo: la tentativa de golpe en Río de Janeiro y la utilización de la agencia de inteligencia de Brasil como una policía personal, una Gestapo, para la investigación de políticos, empresarios y otras personas. Si un gobierno así se mantiene por mucho tiempo, puede virar en una dictadura. Tú pierdes la democracia. Por eso el enfrentamiento, en defensa de las instituciones, del respeto al Poder Judicial, al Legislativo. Creo que tenemos que hacer ese enfrentamiento, como una garantía de no dejar ese tipo de movimiento crecer. No tenemos gobernabilidad sobre la polarización.
—Pero desde el discurso político se puede contribuir a profundizar o mitigar la polarización. De hecho, es una discusión hoy en Uruguay el peligro de que los políticos alimenten la polarización en la campaña electoral.
—En Brasil la situación es un poco diferente porque ustedes tienen en la presidencia a la derecha, no a la extrema derecha. Nosotros nos estamos enfrentando con alguien de extrema derecha, que defendía métodos muy turbios, atípicos, antidemocráticos. Es una situación más difícil, y usted tiene que hacer un contrapeso porque si no, avanza inclusive en la población. Se hace una disputa política, de narrativa, ideológica; y si el otro lado no dice nada, entonces lo que la extrema derecha está diciendo pasa a ser verdad. Por eso tenemos que hacer un enfrentamiento político.
—El PT apoyó con asesores la campaña del excandidato presidencial por Unión por la Patria en Argentina, Sergio Massa. ¿Piensan hacer algo similar para la campaña del FA?
—Una aclaración, institucionalmente no enviamos a nadie. Personas del PT que trabajan en comunicación y personas que tienen militancia fueron a acompañar, para ayudar en la campaña en Argentina. Creo que va a ser algo semejante lo que va a acontecer aquí. Tenemos mucha militancia que tiene simpatía por el FA, que gusta de Uruguay y quiere ayudar. Como nosotros recibimos también militancia de otros partidos y de gente de izquierda en la campaña, eso es natural, es una solidaridad de nuestros movimientos. Pero no aportamos nada, no colocamos recursos.
Dilma Rousseff, Gleisi Hoffmann y Luiz Inácio Lula da Silva durante un acto del PT. Foto: AFP
—Es la primera mujer que preside el PT, fue la primera mujer electa senadora por Paraná y fue jefa de Gabinete de la primera presidenta mujer de Brasil, Dilma Rousseff. ¿Cómo ha sido su experiencia como mujer política que ha roto varios techos de cristal?
—Es difícil, en Brasil hay pocas mujeres en la política. Tenemos solo dos gobernadoras entre 26 estados de la federación. También tenemos pocas diputadas: de 513 fueron electas 91 diputadas en las últimas elecciones. Es siempre una lucha para que ocupemos espacios en la política. En el PT adoptamos la política de paridad de género en las direcciones del partido. Eso ayuda mucho a dar espacio y oportunidades a las mujeres para participar en la política y formarse. Desde 2018 tenemos un programa que se llama Ellas por ellas (Elas por Elas) de incentivo a candidaturas de mujeres. Así conseguimos aumentar mucho nuestra bancada femenina en la Cámara de Diputados. Pero la lucha es siempre dura, no es fácil, porque la política es una disputa de espacios de posicionamiento y los hombres saben que para que nosotras entremos ellos tienen que ser desplazados. Pero no podemos desanimarnos, tenemos que incentivar y mostrar que, en el caso de Brasil, la mayoría de la población son mujeres, y no pueden estar subrepresentadas, porque es un problema para la democracia.
—La interna del FA se disputa principalmente entre Yamandú Orsi y Carolina Cosse. De ganar Cosse, el FA propondría por primera vez a una mujer para la presidencia; ¿cree que eso debería pesar en la elección?
—No necesariamente, porque estamos hablando de un cargo, que es la presidencia de la República. Es obvio que la gente quiere la presencia y la participación de las mujeres, y creo que se tiene que pensar en el compromiso con un proyecto de país que la mayoría entienda que debe ser llevado adelante. Pero en cualquier situación, sea quien sea quien gane la candidatura, la campaña tiene que tener en cuenta la participación de las mujeres. Sus intereses, sus derechos. Eso es muy importante. Inclusive la presencia en los espacios de gobernanza.
—¿Cuál es la posición del PT sobre la inhabilitación de María Corina Machado para las elecciones presidenciales en Venezuela?
—Estamos acompañando, pero no intervenimos en la política venezolana, pensamos que ellos tienen que resolver sus problemas y creemos que es importante realizar y fortalecer un proceso democrático. Pero no emitimos opinión sobre eso.
—¿No implica una violación del acuerdo de Barbados?
—Vi esa discusión, pero no tenemos opinión sobre eso.
—¿Y cómo ve el triunfo de Nayib Bukele en El Salvador? Su gobierno ha tomado medidas que ponen en peligro los pesos y contrapesos necesarios en un sistema democrático.
—No nos manifestamos. No tenemos ningún posicionamiento. Después de Carnaval tenemos la primera reunión del año de la dirección del partido y es posible que estos asuntos se discutan. Ahí el partido podrá posicionarse de una forma u otra, pero ahora el PT no tiene una posición.
—¿Por qué opinar sobre la situación política de algunos países y no de otros? Porque sí ha sido crítica del resultado de las elecciones en Argentina.
—Usted preguntó del aspecto comercial, del Mercosur y de la integración. Entonces respondí en ese sentido. Son países próximos, vecinos, y nosotros tenemos intereses muy grandes económicos y comerciales, mucho más que con los otros países que son más distantes.
—Tras el triunfo de Milei, afirmó que representaba una “durísima prueba para la democracia” argentina, una opinión que va más allá de lo comercial.
—Porque él representa a la extrema derecha, Bolsonaro se involucró en la campaña, gente de Bolsonaro fue a Argentina. Una mezcla muy grande de la extrema derecha brasileña y argentina, lo que es peligroso. No es la realidad que estamos viendo en Venezuela o en otros lugares. Creo que tenemos que respetar la autodeterminación de los pueblos, yo puedo tener mi opinión, mas el pueblo argentino eligió a Milei. Ahora nosotros tenemos que resguardar nuestros intereses, inclusive comerciales, con América del Sur, y Uruguay también. Eso me preocupa, porque no es solo la relación política, es también un caso de relación comercial muy imbricada.