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El 2002, cuando los bancos uruguayos enfrentaron la última gran corrida, fue un año de “stress impresionante” y de “mucha incertidumbre” para Daniel Dominioni, quien era gerente de Política Monetaria y Programación Macroeconómica del Banco Central (BCU). El mismo recuerdo tiene Hugo Libonatti, entonces empleado de BankBoston (hoy Itaú) y sindicalista del gremio de bancarios. Aurelio Suárez vivió esa crisis desde fuera del sistema, ya que un año antes había dejado el cargo de contador general de Santander para dedicarse a otras actividades financieras y luego emigrar a República Dominicana, donde vivió hasta 2009.
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Dominioni (presidente), Libonatti (vice) y Suárez (director) encabezan hoy la Corporación de Protección del Ahorro Bancario (Copab), una persona pública de derecho no estatal creada por ley en 2008 cuyo cometido es administrar el poco conocido Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios, además de encargarse del proceso de resolución (intervención, búsqueda de solución y liquidación) cuando una institución financiera entra en crisis. Con ellos, son en total 14 personas que trabajan en un edificio ubicado en el corazón de la city financiera, en la Ciudad Vieja.
Un escenario de problemas en los bancos como los ocurridos en 2002 parece muy improbable hoy. En diálogo con Búsqueda, las autoridades de la Copab señalaron su convicción de que actualmente el sistema uruguayo está saludable, y si bien reconocen que los niveles de rentabilidad no son los mejores, lo atribuyen a “las oscilaciones cíclicas del negocio”. Dominioni apuntó que en la situación actual, “lo peor que puede pasar es que un banco quiera irse y lo haga ordenadamente”, como pasó hace unos años con las filiales de Lloyds y Discount.
Pero si bien la garantía de depósitos puede estar lejos de tener que activarse, les preocupa que el instrumento sea poco conocido por la población en general —70% no sabía de su existencia según una encuesta de hace algunos años—, porque ello tiene que ver con la actitud de los depositantes frente a los “rumores”. En ese sentido, la Copab planea una campaña sobre la protección que ofrece, pensando sobre todo en llegar al pequeño ahorrista, menos informado.
Sistema “sano”
“Hoy es un sistema sano. Luego de la crisis cambió el esquema de supervisión y regulación del BCU, que pasó a ser mucho más estricto para que no se repita lo del 2002. De esa forma, circunstancias que antes eran catastróficas —como un salto en el tipo de cambio, tanto para los endeudados en dólares como para los bancos—, han dejado de serlo”, afirmó el presidente de la Copab.
Evaluó que con la última crisis se produjo una “depuración total” del sistema financiero, tras el cierre de las entidades insolventes. “Fue una situación inédita, al cambiarse la política de mantener bancos con respirador artificial pese a que se sabía que no eran viables”, comentó. Los que quedan haciendo banca universal son el estatal República y ocho privados “más fuertes”, sostuvo.
La Copab forma parte del Comité de Estabilidad Financiera junto al BCU, su Superintendencia de Servicios Financieros y el Ministerio de Economía; un grupo que sesiona dos veces al año para monitorear la salud del sistema. “Lo que evaluamos es que se encuentra estable, que opera con normalidad y que sus indicadores —solvencia, liquidez, morosidad— son todos buenos. Considerando eso, los riesgos externos e internos —que desde lo macro están bastante acotados—, de materializarse, no generarían impactos significativos en la estabilidad del sistema”, repasó Dominioni.
Los actuales niveles de rentabilidad bancaria, sobre los que se quejan los ejecutivos de las instituciones privadas, no son percibidos como una luz amarilla por la Copab. “Pueden ser parte de las oscilaciones cíclicas del negocio. Lo que hemos evaluado en la comisión es que el sistema tiene la suficiente solidez como para absorber este tipo de situaciones”, indicó el jerarca. Suárez acotó que los bancos en actividad visualizan que el negocio es rentable a largo plazo.
En febrero la mayoría de los privados para los que el miércoles 14 el BCU divulgó datos, dieron ganancias expresadas en dólares. No publicó los balances del Hipotecario, Scotiabank y Heritage.
Desde la Copab tampoco visualizan instituciones específicas que puedan encaminarse hacia una zona de riesgo. Ni siquiera la filial del Bandes de Venezuela, que ha tenido dificultades para equilibrar sus números (dio US$ 100.000 de ganacias en el primer bimestre), y pertenece a un Estado bolivariano envuelto en una crisis económica y política. “Está con los indicadores de solvencia y liquidez adecuados. Si se diera que entrara en un terreno peligroso, la Superintendencia de Servicios Financieros del BCU tiene potestades para pedirle que reconstruya el capital, que reestructure su plan de negocios o lo que sea necesario para volver a indicadores adecuados. Y no ha considerado hacer nada por el estilo”, dijo Dominioni.
Campaña y fondo
Los depósitos que resguarda el Fondo de Garantía son hasta el equivalente a US$ 10.000 y un máximo de 250.000 unidades indexadas a la inflación (unos US$ 33.700) por persona física o jurídica del sector no financiero que tenga en cada institución de intermediación financiera. De los casi 2,6 millones de clientes de depósitos que hay en el sistema bancario, casi 90% tienen saldos inferiores a US$ 10.000 o su equivalente en pesos.
De todos modos, está previsto que la garantía se utilice cuando estallan problemas en alguna entidad puntualmente, no ante una crisis sistémica. “Ahí las herramientas son otras”, sostuvo Dominioni.
Según él, desde el rol de la Copab la protección al ahorrista tiene “dos articulaciones. Una, que en el momento en que una institución quiebra, los depositantes puedan recuperar su dinero. La otra articulación es que, en la medida que los depositantes saben que se encuentran protegidos, los bancos y por tanto sus ahorros quedan a cubierto de ruidos que se puedan generar en el sistema. Por ejemplo, ante el rumor de que determinado banco está en problema, los depositantes por montos más pequeños —y menos sofisticados—, si saben que tienen dinero protegido no van a correr a buscar su dinero. Esta ha sido la filosofía de los seguros de depósito creados después de la crisis de 1929 en Estados Unidos; vieron que se producía una gran cantidad de corridas, muchas veces sin sentido, y una vez que instalaron un sistema de este tipo lograron detener las crisis”.
“Lo importante, entonces, es que se sepa que se está asegurado, porque si no se sabe, el depositante puede ser muy sensible a los rumores. Tenemos algo para hacer ahí, en el sentido de darnos a conocer y que los pequeños ahorristas —los más vulnerables— sepan que tienen un respaldo en esta institución”, sostuvo. A eso apuntará un plan de comunicación para que “la gente común y corriente conozca sus derechos” en su calidad de depositantes, afirmó. Según puntualizó, todos los seguros de depósito en el mundo tienen una baja visibilidad, “y en el caso de Uruguay, seguramente a eso se le agregan características idiosincráticas del país”.
La campaña de comunicación se prevé lanzar este año, si bien hay un “hito” de por medio, dijo Dominioni, que es el trámite de la ley que estudia el Parlamento para, entre otras cosas, acortar los plazos —a un máximo de un mes— en que se procesa la liquidación de un banco en crisis. Su aprobación puede cambiarle la “percepción” sobre la Copab al depositante, afirmó.
La entidad lleva más de 12 años recibiendo recursos que alimentan el Fondo de Garantía de Depósitos, que ascendían a US$ 611 millones a fin del año pasado. Se calcula que se está a otros 12 años para alcanzar el 5% del total de los depósitos garantizados, que es el tope legal. “Ahí los bancos dejarían de aportar al fondo. Eso, por supuesto, si existe un ritmo de crecimiento normal de los depósitos bancarios”, explicó el jerarca.
Dicho fondo está invertido en activos con un perfil conservador, porque apunta a la seguridad, dijo el presidente de la Copab. Pero actualmente están reviendo dicha política, porque, dentro de los márgenes y limitaciones que existen, hay “algún espacio para mejorar la rentabilidad”, aseguró.