Nº 2213 - 16 al 22 de Febrero de 2023
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUruguay es en la región el país de clases medias por excelencia. Ha sido así desde hace muchas décadas. Aldo Solari, a principios de los años 60, en sus estudios sobre estratificación y movilidad social, resaltaba la importancia y el rol que las clases medias tenían tanto por su peso comparado al de otras clases, como por la identidad que le daban al país. Para Solari, esta relevancia de las clases medias uruguayas resulta de la forma de colonización que tuvo Uruguay, de cómo se fue poblando un país pequeño y la integración de los inmigrantes a la vida social y política. A principios del siglo XIX se estimaba que alrededor del 30% de la población era de clase media en todo el país y aproximadamente 40% en Montevideo (Solari, 1964).
Ser un país de clases medias o, en otras palabras, tener una estructura social donde las clases medias tengan un peso relativo importante, aún cuando no sean mayoritarias, es una buena noticia porque está asociado con mayores niveles de desarrollo económico y social, con sociedades más igualitarias, y con mejores condiciones para la estabilidad de la democracia.
El pasado 19 de enero Búsqueda difundió los resultados del informe “Estratificación y clases sociales en América Latina. Dinámicas y características en las dos primeras décadas del siglo XXI” elaborado por CEPAL (1), y resaltó que las clases medias en Uruguay han aumentado su tamaño desde principios de los 2000 hasta el 2019 (antes de la pandemia). Según esta descripción, el país de clases medias que describía Solari hace ya seis décadas continúa existiendo. Sin embargo, es importante retomar una distinción que se hace en el informe de CEPAL y la nota de Búsqueda (2) resalta, la representación de las clases medias depende de qué usemos para medirlas: ingreso u ocupación. El tamaño de las clases medias es mayor si las medimos por ingreso, y menor si las medimos por ocupación.
La misma distinción encontramos en una investigación que realizamos junto con María José Álvarez-Rivadulla, Juan Bogliaccini y Cecilia Rossel, en el marco del proyecto “Panorama de las clases medias en Uruguay: diversificación de trayectorias y demandas para el Estado y la política” (3) y publicamos en el 2021 en la Revista de Estudios Sociales (4). En este trabajo describimos cómo la clase media por ingreso es la que más aumentó a partir del boom de los commodities y una serie de políticas sociales implementadas a comienzo del siglo XXI, mientras que la clase media por ocupación permanece relativamente estable en el tiempo. Esa estabilidad no solo se ve en el tamaño de la clase media sino en toda la estructura de clases medidas por ocupación, y se explica porque la estructura de ocupaciones depende más de la acumulación de capital humano y la estructura del mercado local del empleo que del ciclo económico.
Si bien es una buena noticia que durante las dos primeras décadas de este siglo haya aumentado la cantidad de uruguayos pertenecientes a la clase media por ingresos, ya que sin duda esto implica mejoras en su calidad de vida, no todo es optimismo. Una parte importante de las personas de clase media por ingreso no pertenecen a la clase media por ocupación, a este grupo lo llamamos “clase media inconsistente”. Por otro lado, la “clase media consistente” está compuesta por personas que pertenecen a la clase media tanto por ingreso como por ocupación. En 2016, la cantidad de uruguayas y uruguayos que pertenecían a la clase media inconsistente eran el doble que los de la clase media consistente. El problema con la clase media inconsistente es que es más vulnerable frente a posibles crisis económicas.
Por ponerlo de otra forma, la clase media inconsistente es tan vulnerable como en otros países se ha dicho que es la clase media-baja, sobre la cual se ha advertido del peligro de transformarse en clase baja. La clase media inconsistente se asemeja a la clase media-baja, mucho más que a la media consistente, tanto en el promedio de años de educación formal como en los niveles de informalidad del empleo, dos factores que sirven como escudo ante las crisis económicas.
En conclusión, estas clases medias uruguayas son distintas que las elogiadas por Aldo Solari, ya que no se corresponden de la misma manera con las ocupaciones que tradicionalmente se consideran de clase media y han ayudado a describir el país. Las consecuencias en términos de estabilidad de la clase media según Solari no pueden esperarse de la clase media por ingresos. Por el contrario, es muy posible que ante peores condiciones económicas, como el enlentecimiento económico de finales de la década pasada y la pandemia Covid-19, estos sectores se sientan “seducidos y abandonados”, por usar la expresión de Kaztman (5), seducidos por el consumo que trae los mayores ingresos, pero frustrados cuando sus ingresos se reducen por la recesión económica.
Otra sería la historia si el aumento de las clases medias se diera de la misma manera cuando lo medimos por ocupación. El aumento de los sectores medios es un fenómeno bastante global, pero los mecanismos que llevaron a ese aumento difieren por región. En el sudeste asiático son el resultado de la inversión en educación, capital de trabajo y productividad. No ha sido el mecanismo que se dio en Uruguay ni en la región. El desafío de la política pública es apalancar a esa clase media inconsistente para que logre afianzarse, transformarse en clase media consistente y, de este modo, colaborar a reducir la pobreza de forma sostenible. Esto se hace transformando la estructura productiva e invirtiendo en educación técnica y profesional para que los más pobres puedan entrar a empleos productivos.
(1) Martínez, R., Holz, R., Vargas, L. H., & Espíndola, E. (2022). “Estratificación y clases sociales en América Latina: Dinámicas y características en las dos primeras décadas del siglo XXI”. CEPAL
(2) Poco más de la mitad de los hogares uruguayos son de estrato “medio”, considerando la ocupación laboral de sus miembros (busqueda.com.uy)
(3) Este proyecto fue realizado en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Uruguay, y financiado por el Fondo Clemente Estable, de la ANII.
(4) Álvarez-Rivadulla, María José, Juan Bogliaccini, Rosario Queirolo y Cecilia Rossel. 2022. “La ilusión de una región de clases medias: el caso de Uruguay”. Revista de Estudios Sociales 79. The Illusion of a Middle Class Region: The Case of Uruguay | Revista de Estudios Sociales (uniandes.edu.co)
(5) Katzman, R. (2001). Seducidos y abandonados: el aislamiento social de los pobres urbanos Revista de Cepal 75.