Uruguay avanza hacia una oncología de precisión y aprueba nuevo fármaco para tratar el cáncer sin afectar células sanas

El fin de semana pasado, expertos nacionales e internacionales en enfermedades oncológicas se reunieron en un congreso organizado por el laboratorio Roche llamado Oncofutura, moviendo la frontera del tratamiento del cáncer. Las nuevas tendencias de tratamientos de precisión estuvieron entre los temas centrales y sobre eso habló Rodrigo Dienstmann, director de Medicina de Precisión y Big Data en Oncoclínicas Group Brasil. El oncólogo brasileño fundamentó con porcentajes concretos los beneficios de apuntar a las alteraciones moleculares de los tumores. “Si vas a hacer un tratamiento que no es personalizado, que es global, la probabilidad de tener éxito está por debajo del 30%, aunque depende del contexto. Con tratamientos específicos, las tasas de respuesta son de más del 50%, están próximas al 70%”, dijo a Búsqueda.

En octubre de 2021 el Ministerio de Salud Pública (MSP) aprobó un nuevo biomarcador dirigido a una alteración genómica denominada NTRK que da origen a muchos tumores. Junto con esa medida, la autoridad sanitaria habilitó el uso del entrectinib, un fármaco de administración oral para tratar casos de cáncer. Es el primer medicamento de este tipo que se aprueba en Uruguay, tras el visto bueno en 2019 de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés), y su indicación a pacientes con cáncer en Uruguay recién comienza. “Es el principio”, celebró Touya. “Después vamos a tener muchos más que van a tener estas características de ser tratamientos dirigidos no hacia el origen del tumor, no hacia el pulmón, mama o colon, sino a la alteración molecular específica que contiene ese tumor”, dijo, y añadió que el Hospital Maciel está “en vías de incorporarlo”.

“En Uruguay se pueden hacer las cosas perfectamente, simplemente hay que pelearlas, porque estando dentro de un servicio de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), si bien tenemos todo el apoyo, como es una institución pública es indiscutible que no tiene todas las facilidades. Pero la pelea constante ha logrado que ASSE tenga hoy un servicio de oncología con un laboratorio de oncología molecular que intenta estar constantemente en lo que es la frontera del conocimiento”, dijo Touya.

Los tratamientos agnósticos de tumores por ahora no abolieron la quimioterapia, algo que sigue dando resultados en Uruguay y en el mundo. De hecho, muchas veces se combinan terapias de precisión con las tradicionales. Sin embargo, si un especialista logra detectar la alteración molecular que produce una metástasis tiene la posibilidad de diseñar un tratamiento más efectivo y con mayor sensibilidad. Además, con una terapia de precisión se ataca solo a las células tumorales.

Un avance científico y tecnológico que hoy parece menor, porque se aplica a un número reducido de pacientes con cáncer, tiene un potencial inmenso. “Cada vez vamos a tener más alteraciones conocidas con más cantidad de tratamientos dirigidos a esas alteraciones y más pacientes que se benefician de estos tratamientos”, aseguró el jefe del servicio de Oncología del Maciel.

El hospital estatal ya cuenta en su historial con algunos casos de éxito de terapias de precisión en enfermos con cáncer. Touya comentó el caso de una joven de 30 y pocos años a la que se le encontró una alteración molecular mientras estaba en CTI con un pronóstico poco alentador. Al detectar su alteración específica se le pudo aplicar un tratamiento concreto que logró que la paciente saliera de terapia intensiva una semana después y pudiera regresar a su casa al mes.

Los tratamientos a partir de biomarcadores agnósticos de tumor tienen un costo elevado y por tanto no son accesibles para todos los pacientes. De hecho, el fármaco aprobado recientemente por el MSP está disponible, pero no incluido en el Fondo Nacional de Recursos (FNR). Touya espera que a futuro se produzca un “crecimiento” de este tipo de tratamientos, pero asegura que se dará de forma “progresiva”, a medida que los médicos y la sociedad entera comprendan estas soluciones.

Tras participar en Oncofutura y conocer más en detalle la realidad de la oncología en Uruguay, Dienstmann valoró la existencia del FNR para asegurar la “equidad de acceso” a tratamientos y medicamentos. Sin embargo, advirtió que “a veces por un interés de garantizar siempre al máximo la igualdad se pueden frenar algunos avances”. Agregó que las terapias de precisión para tratar el cáncer a veces no se pueden ofrecer a todos los enfermos, pero sí se pueden lograr mecanismos de colaboración con la industria farmacéutica o métodos de pago diferentes.

Para el oncólogo brasileño, en Uruguay “hay un potencial enorme, pero también es verdad que todo cambia rápido, hay tanta presión, innovación, falta un empujón a veces para que algunas cosas lleguen al mercado, a los enfermos”. Opinó que hace falta una mayor cantidad de ensayos clínicos y “voluntad política y social de cambio”, involucrando también a los pacientes en las decisiones. “Los enfermos también pueden hacer lobby para que eso ocurra”, aseguró.

El FNR y la búsqueda de la igualdad en el acceso a los tratamientos médicos en el país es, para Touya, un motivo de “orgullo”. El jefe de Oncología del Maciel resaltó, además, que en general el crecimiento se da “desde el ámbito público hacia el privado”. “Creo que es una buena característica nuestra. No lo veo como una dificultad. Sí entiendo que en estas cosas siempre hay que tratar de no cortar cabezas sino de comprar más gorros. Y creo que Uruguay tiene que seguir ese ejemplo”, reflexionó.