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    Uruguay debe tratar “a la pesca ilegal igual que al narcotráfico”, con Estados Unidos como aliado contra barcos en su jurisdicción

    Desde su introducción al mercado de defensa en 2005, el ScanEagle se transformó en una tecnología de avanzada para varias fuerzas militares en todo el mundo. Un miniavión no tripulado que es puesto a volar con un lanzador neumático y se recupera con un sofisticado sistema de ganchos y cuerdas. Hoy es la joya de la Guardia Costera de Estados Unidos porque permite con diligencia y sutileza detectar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, una actividad de alta mar que preocupa mucho a ese país.

    El dron descansa en la cubierta de popa del buque USCGC Stone bajo la mirada orgullosa del capitán Clinton Carlson. El barco y su flamante dron están en el puerto de Montevideo porque es uno de los enclaves del océano Atlántico Sur, una zona donde abundan las flotas de pesca ilegal de atún, calamar y merluza que navegan a sus anchas ante la dificultad de acción de los países de la región.

    En diálogo con Búsqueda, Carlson advierte que la industria de la pesca ilegal maneja “mucho dinero” y que la estrategia para poder detener estas flotas debe ser tomada muy en serio. Se trata de un proceso “complejo” por los conflictos de soberanía que se dan en alta mar, pero también porque las Armadas implicadas, como la de Uruguay, no tienen la estructura para perseguir este delito. En ese esquema entra Estados Unidos y su Guardia Costera, dispuestos a ofrecer al gobierno toda la información necesaria —“fotos”, “imágenes de video”, “latitud y longitud”— para que puedan presentar un caso ante la Justicia.

    A continuación, un resumen de la entrevista.

    —¿Cuál es el objetivo de la visita a Uruguay de la Guardia Costera de Estados Unidos?

    —Todo comenzó con una invitación de la Armada de Uruguay. La razón por la que estamos aquí es para que podamos desarrollar y asegurar que exista interoperabilidad entre las dos instituciones. Básicamente, cuantos más socios tengamos en la Guardia Costera, más efectivos seremos en todas nuestras misiones alrededor del mundo. Por lo tanto buscamos activamente socios con los que podamos trabajar. La Armada uruguaya es uno de ellos y es la segunda vez que con este buque venimos aquí.

    —El USCGC Stone visitó Montevideo en 2021. ¿Qué diferencias hay con este viaje?

    —¡Que la tripulación tiene libertad! La última vez que el buque estuvo aquí fue durante la pandemia, a la tripulación no se le permitió desembarcar y no pudimos tener la oportunidad de relacionarnos con la Armada uruguaya como ahora. Además, en 2021 la tripulación estaba aprendiendo a manejar el barco, que era nuevo. Que aprendieran a ser los marineros del nuevo barco fue el verdadero foco de todo aquel viaje.

    —Este buque, el más moderno de la Guardia Costera, es muy valorado por Estados Unidos por su capacidad para actuar en misiones de alta seguridad. ¿Qué es en concreto lo que lo diferencia de otros barcos?

    —Uno de los grandes diferenciales es tener a bordo el ScanEagle, un pequeño vehículo aéreo no tripulado que supone para nosotros un cambio absoluto en las reglas de juego y en la forma en que operamos. Nos permite ser capaces de lanzar un dron y mantenerlo en el aire durante 10 horas, hasta una distancia incluso de entre 80 y 100 kilómetros del buque. Si estamos en una operación antinarcóticos, el dron nos da la oportunidad de observar posibles embarcaciones que trafiquen drogas y de establecer una causa probable para obtener el permiso legal para abordar una embarcación. Antes de tener el ScanEagle usábamos un helicóptero. Pero un gran helicóptero de color rojo anaranjado volando en el cielo es difícil de ocultar, por lo que muchas veces veíamos cómo los narcotraficantes tiraban su producto por la borda. Es muy difícil construir un caso cuando no tienes cocaína o sustancias ilegales a bordo del barco infractor.

    —¿Uruguay está interesado en esta tecnología?

    —Hay integrantes de la Fuerza Aérea uruguaya que están a bordo en este momento mirando y hablando con nuestros operadores para analizar el equipo y ver cómo lo usamos.

    —Usted habló del narcotráfico. En los últimos años han aumentado las rutas marítimas del Atlántico Sur para transportar cocaína. ¿Cuál es su análisis?

    —Alrededor de dos tercios, a veces se estima que hasta tres cuartos de toda la cocaína que fluye, pasa por el Pacífico Oriental, desde Colombia hasta México. Hemos sido muy efectivos sobre eso. Pero uno de los problemas cuando persigues a los narcotraficantes es lo que en la Guardia Costera llamamos “apretar la gelatina”: si aprietas fuerte una gelatina con tu mano algo se escapa por los dedos. Eso significa que cuando Estados Unidos y sus socios presionan sobre ciertas rutas, los narcotraficantes irán a otras. Hay indicios de que los traficantes están mirando hacia el sur porque estamos mejorando en detenerlos en otros vectores. En el Atlántico el narcotráfico es un tema importante. Hay un gran vector que va desde Brasil a África occidental y hacia Europa. Es un vector enorme.

    —Más allá del narcotráfico, la principal preocupación de Estados Unidos en el Atlántico Sur es la pesca ilegal. ¿Por qué?

    —Porque la pesca ilegal es un problema que afecta a todos. Una parte del pescado y los mariscos que consumimos en restaurantes y compramos en supermercados fue conseguido ilegalmente y en algún momento logra infiltrarse en la cadena legal. Y en el gobierno de los Estados Unidos, en la Guardia Costera de los Estados Unidos, no entendemos aún completamente cómo están operando las flotas pesqueras de aguas distantes. Una de las cosas que este buque está haciendo ahora es justamente observar una flota pesquera de agua distante que actúa en esta región. Esta flota viaja alrededor del mundo persiguiendo principalmente calamares. Pero aquí en esta área también tiene mucho atún. Y además de la propia pesca ilegal también tienes el problema del tráfico de personas, tienes problemas con las prácticas laborales y con los daños ambientales. Esta flota no solo está absorbiendo absolutamente cada gramo de proteína en el mar, sino que lo hace con una gran contaminación que se nota con las manchas de aceite y la basura en general que vemos en el mar.

    —¿Lo han notado en este viaje?

    —Hay regulaciones internacionales sobre lo que los barcos pueden y no pueden hacer con respecto a la basura. Por ley, por ejemplo, tenemos que guardar los deshechos plásticos a bordo hasta que lleguemos a un puerto como Montevideo, donde se puede contratar una empresa de basura para descargarlos. Pero lo que vemos con esta flota de pesca ilegal es que no hacen eso sino que tiran todo por la borda: el plástico, desechos de comida, material que usan en los motores... Y hace un par de días un equipo nuestro quedó muy conmocionado por la cantidad de basura que vieron en esa flota. Cuando detectamos la flota en aguas internacionales, enviamos un pequeño bote para navegar en la zona y el equipo se sorprendió bastante por la basura que había.

    Capitán Clinton Carlson durante la entrevista con Búsqueda

    —¿Dónde operaba y cómo era esa flota de pesca ilegal?

    —La flota que vimos probablemente era de 350, 360 barcos, la gran mayoría chinos, pero también vimos barcos de varias otras naciones pescando ilegalmente. En ese momento la flota estaba fuera de la zona económica exclusiva de Argentina porque era justo donde estaban los calamares. Y si un barco cruza esa línea, está robando recursos de esa nación.

    —¿Esta flota siempre opera en esta región en esta época del año?

    —Esta flota en particular, el año pasado en la misma época del año estaba en el Pacífico Oriental, alrededor de las islas Galápagos. En la pesca ilegal mucho se basa en los patrones climáticos, porque eso afecta la forma en que migra el calamar, por lo que hay mucha ciencia y arte para saber dónde estarán los peces y por tanto dónde estarán las flotas pesqueras de aguas distantes.

    —En un caso como el que detectaron días atrás, ¿la Guardia Costera únicamente puede observar?

    —Realizar una operación de abordaje es muy, muy difícil por los permisos que se necesitan. En muchos casos hablamos de cuestiones de soberanía. Cada barco pesquero tiene la bandera de una nación y, por lo tanto, para realizar un abordaje en alta mar tenemos que tomar eso en cuenta y dialogar con el país al que pertenece esa bandera. Si es en nuestra zona económica exclusiva, de los Estados Unidos, entonces puedo abordar a cualquiera. Pero si veo pesca ilegal en aguas de Uruguay, hay un proceso largo y complejo previo para poder actuar. Probablemente aún estemos muy lejos de eso.

    —En el caso hipotético de que detecten pesca ilegal en aguas uruguayas, ¿qué haría la Guardia Costera de Estados Unidos?

    —Si estamos navegando por Uruguay y detectamos ese tipo de actividad, no podemos realizar operaciones por ser aguas soberanas de Uruguay. Pero lo que podemos hacer y lo que hacemos es, a través de nuestro centro de información, comunicarnos con las fuerzas de seguridad de Uruguay y decirles lo que estamos viendo, y la latitud y la longitud, y las fotos que tomamos y las imágenes de video que también tomamos. Les pasaremos toda esa información a la Armada y a la Prefectura de Uruguay para que al menos ellos la cataloguen y sigan la situación.

    —El Ministerio de Defensa de Uruguay afirma que la Armada no tiene buques para perseguir delitos como la pesca ilegal. ¿Cómo puede entonces detener esa actividad?

    —Hay cosas que creo que se pueden hacer. Una de las recomendaciones que hice a las autoridades uruguayas es que traten a la pesca ilegal igual que al narcotráfico. La Guardia Costera, como una agencia de aplicación de la ley, en Estados Unidos puede construir un caso contra la pesca ilegal con un paquete sólido de pruebas que se mantendrá firme en un tribunal de justicia estadounidense. Y por lo que vi aquí, parece que hay buenas intenciones de ambos países para que la Guardia Costera pueda transferir al gobierno de Uruguay un paquete de pruebas con el que el gobierno lleve adelante un caso contra un barco que esté pescando ilegalmente en su jurisdicción. Si pudiéramos llegar allí, sería de gran ayuda. La Guardia Costera actúa aquí en modo de observación, no puede realizar operaciones, pero sí puede construir un paquete sólido a partir de esas observaciones.

    —¿Hablaron con las autoridades uruguayas sobre la adquisición de buques estadounidenses que puedan servir contra estos delitos?

    —Eso escapa a mi competencia. Más allá del equipamiento, he quedado muy impresionado con la capacidad profesional de los integrantes de las Fuerzas Armadas de Uruguay. El mejor ejemplo que puedo dar de la confianza que le tengo a las Fuerzas Armadas de Uruguay es que hoy aterrizará un helicóptero en la cubierta de mi buque porque iremos a alta mar para hacer maniobras de búsqueda y rescate en un simulacro de abordaje a un barco pesquero. Eso supone que el helicóptero tenga que aterrizar y despegar constantemente del USCGC Stone. Hay riesgo cada vez que hacemos eso. Por eso no a todos los países estoy dispuesto a dejarles hacer esto. Espero que mi tripulación aprenda de los marineros uruguayos.

    Información Nacional
    2023-02-22T23:04:00