De cara a la nueva zafra de siembra de cultivos de verano 2015-2016, Urupov (Asociación Civil Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales) realizó una serie de incorporaciones a sus habituales estrategias de trabajo y herramientas para lograr un eficaz control de comercio de semillas.
Dentro de ese marco, entre otras herramientas, la asociación maneja complejas bases de datos, cruzamiento de información, relevamiento de áreas sembradas, relevamiento de lugares de depósito y almacenaje de semillas, tanto en cuanto a plantas de procesamiento instaladas como de máquinas volantes y en los propios establecimientos agropecuarios.
El director ejecutivo de Urupov, Diego Risso, dijo a Campo que un ejemplo de los niveles de sofisticación de las herramientas de control es el uso de kits de detección de presencia o ausencia de la tecnología intacta en soja en tiempo real, así como el uso de marcadores moleculares en laboratorio para verificar la identidad de las variedades declaradas.
Últimamente se ha incorporado el empleo de imágenes satelitales de alta resolución, a través de las cuales se logran distinguir áreas sembradas por especie con mínimo margen de error. Actualmente, Urupov se encuentra desarrollando un proyecto para diferenciar en soja, con el uso de estas imágenes, entre las portadoras de la tecnología intacta y las que no.
Esta asociación es la responsable de fiscalizar las áreas refugio, de las variedades de soja portadoras de la tecnología intacta; ello implica la medición del 100% de las chacras en campo, realizando el testeo de ADN correspondiente.
A su vez, Urupov viene informando a productores y a comerciantes de semillas acerca de las actividades que está desarrollando en sistemas para el reconocimiento de la genética y las tecnologías asociadas a la semilla.
Diego Risso, ingeniero agrónomo, señaló que desde la zafra 2003-2004, Uruguay ha venido implementando de manera “sobresaliente” un sistema de reconocimiento al valor que tiene la tecnología e innovación asociada a la semilla, ya sea por la genética en sí como por la biotecnología. A este compromiso de pago de regalías entre el productor y el obtentor de semillas, se lo denomina Sistema de Valor Tecnológico.
Indicó que las empresas semilleristas realizan de forma constante importantes inversiones en investigación y desarrollo, enfocadas en la obtención de variedades de mayor rendimiento y estabilidad de producción, con la incorporación de tecnologías de resistencia a enfermedades, a insectos o herbicidas y cualidades agronómicas deseables. Todo esto apunta a darle la oportunidad al productor de lograr mayor rentabilidad y sustentabilidad en su producción.
Siguiendo la evolución desde las últimas décadas, Risso destacó que el productor uruguayo ha conseguido desarrollar una agricultura “altamente tecnificada y eficiente”, con aumentos de rendimiento promedio “muy importante” y dijo que al menos el 50 % de estos incrementos se explican por el acceso y utilización de variedades de genética superior.
Valoró que el reconocimiento a la propiedad intelectual genera un mayor desarrollo de las variedades vegetales y un mayor progreso genético, provocando un beneficio directo en los ingresos del productor y por ende un impacto positivo en la economía del país.
En Uruguay, la tasa de reconocimiento de los productores a este valor tecnológico ha venido creciendo en forma constante. Risso destacó que “se ha alcanzado un 97% de reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual en los cultivos de trigo y soja, cifras récord a escala mundial”, lo que hace que Uruguay sea sumamente reconocido y valorado en el mundo, distinguiéndolo especialmente entre los países de la región, según señaló. En los cultivares forrajeros, si bien los niveles de legalidad no llegan a ser tan elevados, señaló que “es importante destacar la tendencia creciente al uso de cultivares protegidos”.
Este reconocimiento, según Diego Risso, se debe al compromiso de todos los actores involucrados. “Es mérito de los productores, que reconocen cabalmente el valor de la genética, de las empresas y de los institutos de investigación que desarrollan nuevas variedades y las ponen en el mercado, a disponibilidad del productor, y también es mérito del gobierno porque ha sabido cumplir el rol, permitiendo a los actores, en este caso productores y empresas, operar en el mercado de una manera equilibrada, en una relación ganar/ganar, garantizando el acceso a variedades de punta”.
Zafra 2015-2016
Según valoró el director ejecutivo de Urupov, en el marco del nuevo escenario con perspectivas de menores rentabilidades en los negocios agrícolas, costos de producción muy elevados, precios de sus productos a la baja, situaciones climáticas complejas, existen condiciones para que “el mercado ilegal de semillas crezca”.
Enfatizó que “el deber” de la institución es alertar sobre los riesgos que implica incurrir en este tipo de prácticas ilegales y “concientizar” a los productores y comerciantes de que es en la innovación y en la genética donde tienen a su mejor aliado.
Aquel productor que compra “bolsa blanca” está violando la Ley de Semillas 16.811 y sus decretos reglamentarios asociados, y eso tiene penalidades muy severas. Además se expone a pérdidas considerables en su producción, ya que la semilla ilegal carece de respaldo, no tiene ninguna garantía para la obtención de resultados, y es muy posible que presente bajo vigor, baja pureza varietal, contaminación con malezas y oficie de vector de baja tecnología. Por otro lado existen ocasiones en que la violación de un contrato entre partes hace pasible la aplicación de medidas a través de la Justicia.
Urupov tiene entre sus cometidos velar por el cumplimiento de una serie de buenas prácticas en el comercio de semillas, y de esa forma detectar a aquellos que obtienen ventajas competitivas procediendo al margen de la ley. Tomar las acciones necesarias para corregir dicha distorsión, y garantizar a todos las mejores condiciones para el desarrollo de la actividad, es uno de sus objetivos primordiales.
El trabajo de Urupov se extiende por todo el país y cuenta con un equipo altamente calificado y entrenado para detectar irregularidades en el comercio de semillas.
A su vez, como asociación que nuclea a la gran mayoría de empresas de semillas, se nutre de datos de sus propios socios, que informan sobre irregularidades que suceden en el mercado de semillas. Por otro lado, también se reciben denuncias por parte de empresas que no son socias pero que sí son distribuidores debidamente instalados, que pierden ventas de semillas a manos de competidores que están informalmente instalados, que se dedican a la venta de semilla ilegal.
Todas estas denuncias son enviadas para que el Instituto Nacional de Semillas (Inase) lleve adelante la verificación correspondiente y aplique las sanciones que considere pertinentes.
En otro orden, Urupov, junto a otras instituciones del sector, como Anaprose y la Cámara Uruguaya de Semillas, viene trabajando junto al Inase a efectos de promover el uso de semilla certificada así como dar difusión a la nueva normativa que establece la obligatoriedad de la producción y uso de semilla certificada para la gran mayoría de las gramíneas forrajeras. Risso señaló que “sin duda alguna, el hecho de contar con un sistema profesionalizado de producción y comercialización de semillas certificadas genera grandes beneficios a los productores en sus sistemas de producción”.