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Uruguay Sub200: comienza la expedición para conocer los misterios del fondo de nuestro mar

Del 22 de agosto al 19 de setiembre, estará en Uruguay el submarino no tripulado que explorará profundidades de más de 3.000 metros; un hito tecnológico, educativo y cultural para el país

Redactora de Galería

La Luna está mucho mejor observada que el fondo del mar. Se estima que la humanidad logró conocer cerca del 59% de su superficie, mientras que del océano solo se ha explorado alrededor del 5%, y apenas un 0,001% de sus profundidades (mayores a 200 metros).

Además, los pocos estudios que hay están concentrados en el margen continental de países como Estados Unidos, Japón y Nueva Zelanda. Con esto presente es que el Schmidt Ocean Institute (SOI), una institución internacional sin fines de lucro con base en Estados Unidos, trabaja para brindar apoyo operativo y tecnológico de última generación a los países que tengan la intención de impulsar la investigación marina global.

Sus vehículos submarinos, como los ROV —vehículos operados remotamente— y los AUV —vehículos submarinos autónomos—, permiten realizar estudios de fondo necesarios para avanzar en identificación de especies y respaldar decisiones científicas y políticas respecto a los desafíos de conservación que acarrea estudiar el océano desconocido.

ROV SuBastian en Uruguay
ROV SuBastian

ROV SuBastian

Hubo más de 30 expresiones de interés para las expediciones de 2025 para el Atlántico Sudoccidental, entre ellas, la de científicos de Uruguay y Argentina, dos de los países seleccionados para que el ROV SuBastian (capaz de tomar imágenes en alta resolución y recolectar muestras sin alterar el entorno) se sumerja en aguas regionales con el acompañamiento de un equipo científico local. En el caso de la expedición en Mar del Plata (que terminó este 10 de agosto), el apoyo fue brindado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), y en Uruguay la investigación estará liderada por la Universidad de la República (Udelar) y el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) en representación de las instituciones científicas y académicas del país, con el apoyo además del Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) y la Armada Nacional.

El nombre SuBastian es un guiño al personaje Bastian de La historia sin fin (la novela de Michael Ende y posterior película de 1984). El buque científico Falkor (too) —en honor a un barco anterior que fue donado al gobierno de Italia y también se llamaba Falkor—, encargado de transportar este ROV, llegará al país el 20 de agosto para continuar las expediciones del Atlántico con Uruguay Sub200: Viaje a lo Desconocido.

El nombre de esta campaña científica es una referencia a la actividad subacuática dentro de un rango de entre 200 y 3.500 metros de profundidad con guiños futbolísticos, pero despierta curiosidad, carga misterio y hasta el peso de la ciencia ficción al mejor estilo del escritor de ciencia ficción H. P. Lovecraft. El leitmotiv de la misión es que lo que no se conoce no se puede proteger.

biodiversidad marina

Los referentes, Alvar Carranza, biólogo y profesor del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del Centro Universitario Regional del Este (CURE), y Leticia Burone, oceanógrafa y profesora del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, hablaron con Galería en una mesa compartida con el divulgador científico Gustavo Villa, que también estará a bordo de esta expedición produciendo contenido para su programa SobreCiencia, de TV Ciudad. Los tres revelaron su lado más profesional al mostrar que, más allá de todo el conocimiento y los tecnicismos, también los desbordan el entusiasmo y las emociones.

“Vos pensá que es como si tuvieras, en el caso de un mapa de Uruguay, un agujero enorme en el medio y te contentás con que eso es territorio desconocido, como decir ‘mirá, a Tacuarembó nunca entró el hombre, no sabemos qué hay’ y convivir con eso. Bueno, esto es otro Uruguay entero por conocer. Como si tuviéramos un país pegado al lado al cual nunca nadie entró”, ilustra Gustavo.

Mapa oceano uruguay
Imagen ilustrativa de las jurisdicciones marítimas de Uruguay

Imagen ilustrativa de las jurisdicciones marítimas de Uruguay

Resulta que el de territorio no es un concepto plano, tiene volumen y, según los expertos, debería incluir el espacio de aire, mar y todo lo que se encuentre debajo de él. “Tenemos un país bastante grande entonces”, concluyen.

Un equipo bajo el agua

Del 22 de agosto al 19 de setiembre se estarán explorando los ecosistemas marinos profundos de Uruguay a bordo del Falkor y a través de las imágenes que capture SuBastian, que además tiene sensores para medir la temperatura, la salinidad y las emisiones de gas del agua en tiempo real. La proyección máxima es alcanzar los 3.500 metros de profundidad.

Estas semanas dedicadas exclusivamente al muestreo —de alta resolución pero de baja penetración (“no les hace nada a los bichitos”, explica Leticia)— son el primer paso de un largo trabajo de estudio posterior y producción de conocimiento: “Va a haber tantos papers como investigadores se suban al Falkor”, aseguran los científicos.

La tripulación estará formada por 25 profesionales, entre biólogos marinos, microbiólogos, genetistas, oceanógrafos y arqueólogos, además de los 40 tripulantes fijos. Uruguay implementará un cambio de tripulación en mitad de la expedición para darles la oportunidad a más científicos de participar en ella.

A priori, imaginan que la convivencia tendrá sus matices. Hay “intereses contrapuestos” —señalan a modo de broma (que quizá no lo sea tanto)—, en la medida en que “mientras el submarino está en una parte y uno saca la muestra de sedimento del fondo marino el otro necesita que le filmen la estrella de mar”. “Va a haber que saber articular, priorizar, es un duro trabajo en equipo” que valdrá la pena en nombre del conocimiento inédito integral, adelanta Alvar.

cientificos
Gustavo Villa, divulgador científico, junto a los referentes de la expedición, Alvar Carranza, biólogo y profesor del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del CURE, y Leticia Burone, oceanógrafa y profesora del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de Udelar

Gustavo Villa, divulgador científico, junto a los referentes de la expedición, Alvar Carranza, biólogo y profesor del Departamento de Ecología y Gestión Ambiental del CURE, y Leticia Burone, oceanógrafa y profesora del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de Udelar

“En relativamente poco tiempo vamos a saber mucho más sobre nuestras profundidades”, destaca. Mientras la vida en tierra firme es originada por organismos que usan la energía solar, la vida en el fondo del mar obtiene su energía de reacciones químicas de sulfuro de hidrógeno, amoníaco o hierro y no necesita luz.

La misión intentará recorrer cerca de 50 puntos de altísimo valor ecológico y gran diversidad biológica, que se anticipa incluyen montículos de corales (que funcionan como registros naturales del clima del pasado), cañones submarinos (estructuras erosivas, como si se tratara del lecho de un río pero en el fondo del mar; Uruguay tiene seis que corren perpendiculares al continente) y hasta sitios históricos, como el lugar de hundimiento del ROU DE-1, un buque de guardia que participó en la Segunda Guerra Mundial con la Armada de Estados Unidos, fue transferido al país y renombrado ROU Uruguay, sirvió a la Armada Nacional entre 1950 y 1990 y fue intencionalmente hundido en alta mar como parte de un ejercicio de entrenamiento. Hoy yace a 1.000 metros de profundidad a la altura de Cabo Polonio.

Las expectativas son ambiciosas: generar datos inéditos sobre la biodiversidad marina uruguaya, registrar cuáles son los hábitats más vulnerables y hasta únicos, producir publicaciones científicas y tesis que capaciten a los propios investigadores uruguayos, así como promocionar la alfabetización oceánica nacional y general a la espera de que todo eso derive en proyectos regionales que fortalezcan las políticas de conservación marina y el ordenamiento espacial. Es decir, revalorizar el océano como parte del territorio y la identidad nacional.

Stremear ciencia

Todas las expediciones de SuBastian incluyen transmisiones en vivo gratuitas como parte de la campaña del SOI a través de su canal de YouTube (Schmidt Ocean) para la alfabetización oceánica.

¿A la gente no le interesa tanto la ciencia o es que no se la muestran tanto? Y si además se le agrega una cuota de nacionalismo, la fórmula del éxito, al menos en países como Argentina, es el resultado de sumar producción nacional, contenido interesante contado por profesionales que saben de lo que hablan, a través de los canales más usados por el usuario común.

El trabajo del Conicet fue transmitido por YouTube y se convirtió en el vivo más visto en el país, superando el número de espectadores de canales de streaming como Olga y Luzu TV.

estrella
Estrella de mar que se viralizó por tener “glúteos“

Estrella de mar que se viralizó por tener “glúteos“

Con un promedio de 70.000 conectados, animales sorprendentes comenzaron a volverse virales en las redes sociales. Los nombres y personajes inventados, como batatita —un holoturoideo (pepino de mar) que dio de qué hablar por la forma en la que fue capturado—, los memes y sobre todo las imponentes imágenes y videos de organismos luminiscentes que se desvanecían con el movimiento conquistaron plataformas como X.

La vara para la transmisión uruguaya quedó muy alta, pero el clima es igual de óptimo que en Argentina para que todo sea un éxito: “La desesperación de consumir contenido amable con colores de ternura aunque el bicho más tranca te deje catatónico de solo mirarte”, describió a la perfección un usuario de esta red.

animales marinos

Y no miente; las imágenes de SuBastian son hipnóticas, por ende, el vivo termina siendo una transmisión lenta, donde nadie grita, el humor es sano, la explicación no es grosera y el contenido es educativo. La antítesis del streaming al que se está acostumbrado.

La desesperación de consumir contenido amable con colores de ternura aunque el bicho más tranca te deje catatónico de solo mirarte La desesperación de consumir contenido amable con colores de ternura aunque el bicho más tranca te deje catatónico de solo mirarte

Lo que Gustavo Villa va a hacer dentro de la expedición uruguaya también es un hito; sería el primer programa de televisión sobre un barco científico en aguas del país. El comunicador cuenta que el equipo uruguayo está “planteando preguntas nuevas” para la fundación —que , dicen, “llegó con otra dinámica de divulgación”, aunque “nunca tuvieron el no como primera respuesta a nada”—, ya que hasta el momento ellos centralizaban toda la comunicación.

La misión en Uruguay, en cambio, tendrá su propia gestión de prensa. Gustavo subraya el pedido de utilizar el hashtag #UruguaySUB200 —en ninguna otra de las expediciones la misión tuvo nombre de campaña como en Uruguay— en todo lo que suceda en redes sociales a partir del stream.

Alvar, Leticia y él están de acuerdo en que la transmisión tiene que ser como un family show donde se hable de forma poco técnica: “¿Cómo se forma un coral?”, ejemplifica ella. “Vos tenés el fondo marino, viene una larvita, se fija, empieza a crecer el coral (el momento interglacial como el que estamos ahora favorece el crecimiento), hasta que viene una glaciación. Se muere ese coral, pero se sedimenta, acumulando un montón de materia orgánica con la que nos vamos a encontrar, que son los famosos montículos de coral. Después va a venir otro interglacial y va a ocurrir lo mismo una y otra vez. Así es como con esta misión también vamos a poder estudiar los cambios paleoclimáticos, es decir, los aspectos del clima de épocas anteriores a la existencia de registros meteorológicos instrumentales”.

Dosificar el entusiasmo

En la nota de divulgación de Uruguay Sub200, Claudia Piccini, del Instituto Clemente Estable, anunció: “Vamos a ver un ecosistema oscuro, que no depende de la luz solar, sino de bacterias que obtienen energía de fuentes químicas. Un mundo raro, bizarro… y absolutamente fascinante”.

ocenao profundo

Pero el ímpetu de profesionales como Carranza no es de ahora ni responde a estas nuevas tecnologías. Anteriormente, el biólogo presentó varios proyectos para los cuáles ya había estudiado algunos de los elementos que indican la presencia de la fauna que hoy esperan encontrar, pero no tuvo recepción alguna. “Los proyectos acá son muy competitivos, de todos los que hay se financian solo el 5%, y la biología marina compite con otras cosas, biología molecular, medicina… Escribí como 14 proyectos para conseguir financiación y no conseguí ninguna”, cuenta.

“Igualmente, no estamos yendo a ciegas. Cada punto de la expedición está basado en información, en una cantidad de muestras que habremos recogido en 2010 con el barco Miguel Oliver. Tenemos una idea, trazamos algunos escenarios, pero lo que nunca se hizo fue bajar a ver”.

Vamos a ver un ecosistema oscuro, que no depende de la luz solar, sino de bacterias que obtienen energía de fuentes químicas. Un mundo raro, bizarro… y absolutamente fascinante Vamos a ver un ecosistema oscuro, que no depende de la luz solar, sino de bacterias que obtienen energía de fuentes químicas. Un mundo raro, bizarro… y absolutamente fascinante

La pasión por lo que hacen es un arma de doble filo. “Tenemos que manejar la expectativa en su punto justo”, señala Alvar, “no puede pasar que encuentres algo que venís buscando hace una vida y se te olvide el resto del mundo”. Pero aunque la postura general sea la de “controlarse un montón”, los científicos saben muy bien que es esa misma emoción la que los va a hacer conectar con la gente.

Para poder participar en la misión necesitaban tener aprobado un curso de supervivencia en caso de naufragio que no sabían quién lo daba, así como un seguro especial que nadie ofrecía en plaza y mandaron a diseñar especialmente. Terminaron por contratar el curso de entrenamiento para emergencias en alta mar de la Armada.

“Estoy como abducida”, dice Leticia, respaldada por un Alvar que asegura, a modo de broma, que ya ninguno de ellos es vulnerable a estímulos. “Hay mucha alegría, mucha emoción, estoy sobresaturada, y a veces lloro”.

“Yo tuve la fantasía de que lo vi (al Falkor), ¿sabés?”, cuenta Gustavo. “Estaba en la playa, en Canelones, vi la ubicación en el celu y vi que estaba de la isla de Flores para la izquierda. Salí a ver y justo ahí había un puntito”.

FalkorToo
Falkor too

Falkor too

Conocer para proteger la biodiversidad

¿Cómo se podría fomentar el cuidado de los ecosistemas marinos sin tener idea de cómo se ven o de qué están formados? A pesar de hallazgos anteriores —filmaciones de corales blandos vivos en un área llana de Punta del Este, por ejemplo—, todavía existe la falsa creencia de que en Uruguay no hay corales porque no tiene esos campos coloridos y frondosos de las postales del Caribe. “No tiene, no. No tenemos visto”, corrige Alvar. “Hay posibilidades de encontrarse con una postal subacuática que no te la imaginás”.

Lo que vea el ojo humano y cómo se difunda después es fundamental para garantizar el uso sustentable de los recursos marinos. “Son ecosistemas muy frágiles que viven en condiciones tan particulares que cualquier cambio puede afectar sus formas de vida tan endémicas y especializadas en ese ambiente, que ya se vio alterado por actividades humanas como la pesca de arrastre”, señala Leticia.

Cualquier actividad de la superficie puede dañar este fondo marino, que justamente “por desconocido no sabemos qué lo afecta ni cómo”, por lo que prístino “prácticamente no existe ningún lugar en el mundo”, concluye Alvar, quien subraya que esto no significa que estemos en una emergencia, sino, simplemente, ante algo que no conocemos.

Se trata de concientizar. Con ese mismo norte es que las expediciones están poniendo tanto énfasis en la alfabetización oceánica.

transmision SOI

Uno de los requisitos de divulgación del SOI es vincular la transmisión de las misiones a programas educativos, por ejemplo, en escuelas y museos. Uruguay va a cumplir con ese ítem primero a través de Ceibal, que dará a todos los establecimientos educativos la posibilidad de seguir en vivo algunas transmisiones especiales de algunos de los descensos de SuBastian a través de su canal de YouTube, para conectar a niños de todo el país con el personal de a bordo. Además, Secundaria adoptará algunos de los planes de actividades para el aula que el SOI propuso. Y por último, pensado para fomentar la curiosidad también de los más chiquitos nació Octavia, una pulpita charrúa representante de la vida marina y amiga de la ciencia que estará acompañando al ROV en sus aventuras.

Un artista en el océano

Cada expedición tiene reservada una plaza para artistas, que las veces anteriores han sido ocupadas por artistas visuales. El programa se llama Artists at the sea; la idea es que se produzca un aporte cultural durante la misión, que será usado para su posterior divulgación y donado a la fundación.

Alvar fue quien propuso para Uruguay Sub200 a Alejandro Balbis, que además de ser su vecino, es músico, toda una innovación: “La música tiene la capacidad de conectar un poquito más, y él es muy apreciado por todo el circuito”, argumenta.

Semanas antes de embarcar Balbis conversó con Galería. “No tengo el más mínimo conocimiento pero me entusiasma mucho, agarré viaje enseguida porque era una locura total, un desafío hermoso”.

Entre las vivencias a bordo, los esfuerzos de exploración, los hallazgos y hasta las historias personales de la tripulación, la principal incertidumbre de Balbis es cómo va a ser su inspiración en ese ambiente “rodeado de pensamiento científico”.

Con un productor en tierra para ir recibiendo sus ideas, ¿qué clase de música va a hacer? Su sonido de hoy, de milonga, murga y rock rioplatense, muy arraigado a la identidad uruguaya pero nuevo para el oído internacional, le resulta muy percusivo para hablar del agua, que le despierta algo mucho más melódico y armónico.

Al que Balbis se embarca no es solo un viaje científico; es un viaje cultural, nacionalista y muy humano. Tan humano como las emociones que atraviesan a todos antes de salir.

“Cada punto es un quilombo. Un quilombo hermoso, pero un quilombo al fin”, engloba Alvar, muy orgulloso de formar parte de esta campaña cuya finalidad también es la de revalorizar el maritorio uruguayo —concepto que refiere al territorio marino y el terrestre interrelacionados—, y resultará en “material para 100 años”.

Más allá del interés científico o la curiosidad de conocer animales extraños del fondo del mar, toda esta puesta en escena confirma que todavía es posible conmover a la gente con formas de vida, más aún en los tiempos que corren.

Fotografías tomadas de la transmisiones del Schmidt Ocean Institute durante la expedición en el fondo marino de Mar del Plata, Argentina.