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El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre los aranceles para sus socios comerciales a principios de abril, produjo un fuerte impacto en los mercados. No tanto por la medida en sí, sino por su magnitud y alcance. El arancel universal del 10%, que aplicará por ahora a 125 de 184 países, junto con un arancel recíproco a otras 59 economías (que por el momento entró en pausa), llevaría el arancel promedio de Estados Unidos a los niveles más elevados en décadas.
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La incertidumbre comercial comenzó tras la elección presidencial en Estados Unidos en noviembre de 2024, pero se intensificó desde enero de este año. Comparado con 2018 y 2019, durante el primer mandato de Trump, el nivel de incertidumbre actual es mucho mayor. Aunque la volatilidad es parte natural de los mercados, la incertidumbre crea escenarios menos estables. Aún quedan dudas sobre cuánto durarán las medidas anunciadas y cómo responderán otros países.
La implementación de estos aranceles probablemente genere un escenario de estanflación en Estados Unidos: bajo crecimiento con inflación. Un modelo de la Reserva Federal (Fed) de 2018 indica que el crecimiento podría caer entre 2,5 y 3 puntos porcentuales en los próximos dos años, mientras que la inflación subiría entre 1,5 y 1,8 puntos si los aranceles anunciados a principios de abril fueran a sostenerse. El IPC (Índice de Precios del Consumo) de marzo mostró una suba interanual de 2,4%, pero las expectativas de inflación a 12 meses escalaron a 6,7% en abril. Esto pone a la Fed en una encrucijada: o combate la inflación con una política más dura (menos recortes de tasa) o apoya la actividad económica con una política más laxa (bajando tasas). El mercado apuesta por lo segundo, esperando entre tres y cuatro recortes de 25 puntos en 2025, frente a los dos que prevé la propia Fed. Su presidente, Jerome Powell, sugirió que por ahora la respuesta sea de cautela y que la preocupación radique en las expectativas de inflación, las cuales vienen mostrando una presión al alza en los últimos meses.
En los mercados financieros, 2025 comenzó difícil para las acciones estadounidenses. El S&P 500 llegó a acumular una caída de 19% en la segunda semana de abril, desde su máximo en febrero. En cambio, Europa y los mercados desarrollados por fuera de Estados Unidos y Canadá están mostrando mucho mejor desempeño que el S&P 500. Aunque los aranceles pueden parecer la causa, también influyen las valuaciones. El S&P 500 tuvo rendimientos muy superiores a la media en 2023 y 2024, y ahora los inversores parecen rotar desde esos ganadores hacia mercados rezagados. La preocupación sobre la actividad en Estados Unidos y a escala global se refleja en los precios y, si continúa, el impacto podría extenderse. El nivel de incertidumbre actual dificulta cualquier pronóstico claro, ya que las decisiones de política comercial de Estados Unidos están siendo discrecionales.
Para el inversor individual, el diseño de una estrategia es clave
Ya sea de forma propia o preferiblemente de la mano de un asesor financiero, invertir implica convivir con la volatilidad. Tener un portafolio con el que nos sintamos cómodos en tiempos difíciles ayuda a evitar decisiones apresuradas. Más allá de la coyuntura, conviene tener en cuenta las valuaciones: activos como el S&P 500, en estos niveles, sugieren retornos bajos a largo plazo. Sin embargo, existen alternativas con perfiles riesgo-retorno similares, pero sin la concentración ni las valuaciones elevadas del S&P 500. La diversificación geográfica hacia otros mercados ofrece atractivo para mitigar riesgos.
También es importante recordar que invertir no es solo una cuestión de números o proyecciones. Hay una dimensión emocional que influye mucho en los resultados. La ansiedad, el miedo o la euforia pueden llevarnos a tomar decisiones poco racionales. Más allá de elegir buenos activos, es fundamental construir una estrategia con la que uno se sienta emocionalmente cómodo, una estrategia que no dependa de adivinar el próximo movimiento del mercado, sino que permita atravesar ciclos con estabilidad.
Frente a escenarios como el actual, resulta fundamental mantener la calma, evitar decisiones apresuradas, reforzar la educación financiera, asesorarse con especialistas, fomentar una mirada de largo plazo y construir carteras diversificadas que reflejen objetivos reales. En Balanz Uruguay, el acompañamiento al inversor es la clave, otorgándole una mirada real y estratégica de manera informada para que tome las mejores decisiones financieras en su día a día.
Las crisis, aunque son incómodas, pueden abrir puertas a nuevas oportunidades de inversión. En momentos de mayor volatilidad, el valor de una estrategia sólida se multiplica. Es muy difícil saber con antelación a qué escenarios nos vamos a enfrentar, por eso, tener una estrategia que permita navegar las aguas de la incertidumbre y la volatilidad se vuelve central y primordial para el inversor de hoy en día.