• Cotizaciones
    sábado 15 de marzo de 2025

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    El nuevo presidente y la noción de la libertad

    Sr. Director:

    En su discurso de asunción como nuevo presidente del Uruguay, Yamandú Orsi expresó que “sobrevuela un concepto de libertad ultraindividualista que predica el predominio del más fuerte. Nunca será esta nuestra noción de libertad”.

    En una carta que se publicó en Búsqueda hace unos días comenté acerca de los conceptos de libertad que más se reconocen en la academia de la filosofía política. Pero creo que convienen algunos apuntes más sobre el tema de la libertad, tan complejo y tan valioso.

    La libertad de un individuo es la posibilidad de que dispone de elegir y determinar sus propios objetivos y las formas de intentar llegar a ellos, siempre respondiendo por sus actos, sin que se lo impidan sus semejantes en tanto no los perjudique. Así, entonces, la libertad es un punto de partida y no de llegada: no está referida a la vida concreta que logrará el individuo al elegir y seguir sus objetivos, resultado que es de su entera responsabilidad. Este es el concepto liberal-republicano de libertad. Los individuos tenemos distintas capacidades y talentos, y por tanto los resultados de las acciones de cada uno de nosotros en uso de nuestra libertad serán diferentes. Lo importante para la posición liberal-republicana es que todos los ciudadanos sean tratados de igual forma ante la ley y tengan las oportunidades suficientes para lograr una vida satisfactoria. Desde allí, la responsabilidad de lograrla es del individuo. Aun así se acepta que el Estado tiene la obligación de apoyar a los ciudadanos que no pueden valerse por sus medios para lograr una vida digna.

    Es decir que cuánto de la libertad “se ejerce” efectivamente, o “se goza”, es otra cuestión, muy importante, por cierto, pero diferente a la cuestión de la existencia o no de libertad. Deberíamos hablar en cambio de lo que conocemos como nivel de bienestar del individuo: este sí es un indicador de resultado y no de punto de partida. Más allá de la libertad, que no debería estar en entredicho, debemos asegurarnos de que todos los uruguayos logren una vida digna.

    En otras palabras, no hay dudas de que la libertad es para todos los ciudadanos y no solo para los más acomodados. Pero una cosa es la libertad de la que disponen los ciudadanos y otra es su bienestar concreto. Cuando nuestro nuevo presidente y sus compañeros de dirección nos hablan de una “libertad ultraindividualista que predica el predominio del más fuerte” confunden las dos cosas.

    La libertad de los individuos les permite a estos desarrollarse de acuerdo a sus posibilidades, sus capacidades y talentos. Los más “fuertes” (en palabras de Orsi, que suponemos equivalente a los que están mejor: más capaces, más talentosos, más esforzados, más dotados) seguramente logren, en general, mejores resultados que los demás. Tal vez Orsi se refiera a esto cuando habla de “predominio” de los más fuertes. Pero no es que el concepto de libertad que el país viene sosteniendo “predique” el predominio de los más fuertes, sino que esa libertad “permite” que cada cual se desarrolle como quiera y pueda. No es que dicho concepto de libertad “otorgue” ventajas a los más fuertes (a los “malla oro”, como les gusta decir a algunos) sino que, en libertad, estos se valen por sus medios y porque son “fuertes” en general les va bien.

    Y no tiene nada de malo que les vaya bien a los más fuertes, en el sentido amplio que venimos utilizando, que es lo esperable. Nuestra Constitución reconoce que hay gente con mayor talento o virtudes que otras, y acepta que a esa gente le vaya bien. En su artículo 8 dispone que todas las personas “son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”. Asume pues nuestro ordenamiento jurídico que los ciudadanos somos todos diferentes, aunque estemos sujetos a las mismas reglas de juego.

    Es más, es bueno que a algunos les vaya bien. Gracias a ello otros ciudadanos a quienes no les va tan bien obtienen trabajo en las empresas de aquellos, o pueden desarrollarse mejor en forma independiente porque la economía en general es más próspera o, cuando menos, muchos ciudadanos reciben diferentes ayudas del Estado financiadas con los impuestos recaudados de quienes les va bien.

    Detrás de las palabras de Orsi parece estar la típica proclama marxista o inspirada en el marxismo de que es malo que exista gente que se destaque económicamente y por tanto se debe desestimular que ello ocurra. No sorprende esta posición ideológica de los sucesores del viejo grupo tupamaro, posición que usualmente se esconde detrás de una postura supuestamente pragmática.

    El otro componente del planteo del presidente es lo de libertad “ultraindividualista”. Está claro que hablamos de la libertad de los individuos. Por tanto, considero que el adjetivo ultraindividualista, que tiene connotación negativa, y la tendría de todos modos si no estuviera precedida de ultra-, está claramente de más. ¿Es individualista defender un derecho de los individuos como lo es su libertad?

    Al parecer, dicho esto mientras esperamos que Orsi, o el Frente Amplio, expliquen el punto, lo que sugiere lo expresado por el presidente en su discurso de asunción es que la noción de libertad liberal y republicana, que consta en nuestra Constitución y ha venido siendo la que rige en nuestro país desde su independencia, que establece que los ciudadanos pueden desarrollarse sin límites en cuanto al hacerlo no perjudiquen a los demás, nunca será la suya. Al parecer, la suya efectivamente pretende ponerles restricciones a los individuos con mayor capacidad de producción para buscar que su situación material no sea tan destacada como puede serlo.

    O sea, su noción de libertad es contraria a la libertad liberal y republicana: es malo para Orsi que el individuo tenga “demasiada” libertad, aunque esta no perjudique a los otros. A esto es seguramente a lo que llama “ultraindividualismo”. Para él, posiblemente, como para los marxistas o quienes se inspiran en ellos, más importante que la libertad de los individuos es el bienestar del pueblo en su conjunto, de forma tal de que todos los ciudadanos sean iguales materialmente. Para esto, los “malla oro” deben pagar muchos más impuestos y restringir sus libertades, de forma tal de sostener la mejora no solo de los rezagados sino de todos quienes vienen detrás. Seguramente Orsi pretendería que, aun luego de que no haya ciudadanos bajo la línea de la pobreza, los malla oro siguieran tirando hasta que, utópicamente, todos se igualaran.

    Se entiende el concepto. Pero eso no es libertad. No la es, por ejemplo, para quienes tiran, que deberán dejar de lado sus aspiraciones en el supuesto beneficio de todos aquellos que vayan detrás. La discusión sobre si eso es bueno o no se ha dado y puede volver a darse, pero comencemos por no confundir.

    Ese concepto no es libertad.

    Leonardo Decarlini

    Contador público

    Licenciado en Filosofía