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La geopolítica se tornó “central en temas de comercio” y los países del Mercosur deben “pensar en eso”
“Estamos muy afectados por todo” lo anunciado por el gobierno de Donald Trump, dice sobre Brasil Welber Barral, consultor y exsecretario de Comercio Exterior de ese país
Trump “ahora tiene muchísimo más poder” que en su primer mandato, sostiene un consultor brasileño
Las reglas del comercio internacional, de las cuales Brasil ha sido un gran beneficiario, están experimentando un cambio profundo. El Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (Cebri) declaró en un reciente informe: “Lo que comenzó como un desafío durante el primer mandato de Donald Trump continuó bajo (la administración de) Joe Biden y ha llegado a un punto decisivo con la implementación de aranceles el 2 de abril. Esta situación no se considera una turbulencia temporal, sino el fin de la orden comercial basada en reglas que sustentó décadas de globalización”.
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En este nuevo escenario, la evolución de la política comercial estadounidense en la segunda administración del millonario republicano en Estados Unidos (EE.UU.) es un factor clave. “En el primer gobierno Trump no tenía la experiencia anterior de gobierno, ni el control del Senado, ni de la Cámara, ni de la Corte Suprema. Ahora tiene muchísimo más poder y ha elegido asesores mucho más alineados con sus ideas”, aseguró a Búsqueda Welber Barral, analista y consultor brasileño especializado en comercio exterior. A partir de esto “están sucediendo muchos debates en Brasil, primero, para entender el escenario, después, para presentar alternativas de riesgos y oportunidades”, contó.
El Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA, por sus siglas en portugués), ligado al Ministerio de Planificación y Presupuesto, advirtió que el arancel del 25% impuesto por EE.UU. a las importaciones de acero y aluminio brasileños podría golpear con fuerza al sector de metales ferrosos. Según un informe divulgado en marzo, la medida podría provocar una caída del 2,19% en la producción, un retroceso del 11,27% en las exportaciones y una baja del 1,09% en las importaciones. En cifras absolutas, la pérdida en exportaciones alcanzaría los US$ 1.500 millones, mientras que el volumen afectado llegaría a 1,6 millones de toneladas de acero y aluminio. El IPEA señala que el impacto económico sería significativo y podría repercutir en toda la cadena industrial del país. “Estamos muy afectados por todo”, comentó Barral. “El principal destino del acero brasileño es Estados Unidos y, con la nueva imposición, todo el sector se ha visto golpeado”, agregó.
Reacción cauta
Frente a la política del gobierno de Trump, Brasil ha optado por una estrategia moderada, según Barral, quien fue secretario de Comercio Exterior de Brasil entre 2007 y 2011: “Por ahora no piensa en ninguna retaliación contra Estados Unidos” y “va a seguir intentando negociar que se mantengan las cotas sin arancel para seguir la exportación de estos dos productos (…). Esto es la preocupación inicial”.
Esta postura cautelosa se da, dice Barral, “porque el gobierno americano puede ser muy imprevisible”. En este tablero geopolítico, Brasil va a intentar “no tener que elegir lados” y tratará de mantener “una buena relación con Estados Unidos, pero tiene a China como su principal cliente”. El 30% de las exportaciones brasileñas van al mercado chino.
Además del impacto directo de los aranceles estadounidenses sobre sectores industriales, existe un potencial beneficio colateral tanto para Brasil como para Uruguay, señaló el analista: “Si se mantiene algún arancel chino contra Estados Unidos más alto que los aranceles normales, las exportaciones del agro brasileño, uruguayo y argentino van a crecer en China”. Según explicó, esta ventaja competitiva se centra en productos clave del Mercosur. “Tenemos la carne, por ejemplo; Uruguay es un gran exportador y tiene mucha fama de buena calidad en el mercado chino. Brasil y Argentina también exportan bastante”. A esto se suman cultivos estratégicos, como la soja y el maíz que exportan los socios mayores del bloque, y el azúcar y el etanol de Brasil.
Por otro lado, el nuevo escenario global también plantea un riesgo: el desvío de productos industriales chinos a mercados alternativos ante la caída de sus exportaciones a Estados Unidos. “China exporta casi US$ 500.000 millones al año a EE.UU. Si esto cae un 50% —según un cálculo—, China va a vender a todo el mundo US$ 250.000 millones y ahí, claro, va a afectar mucho la industria de países como Brasil, Argentina, Sudáfrica, Turquía, que son países emergentes, ya que esos productos van a inundar otros mercados con precios de dumping”, advirtió.
Ante esta amenaza, Brasil ha comenzado a aplicar herramientas de defensa comercial dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio, como medidas antidumping o salvaguardias. Barral cree que el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva hace lo correcto; “en algunos casos, que son productos sensibles, elevar los aranceles ya sea por medio del Mercosur, sea por medio de la lista de excepciones al arancel externo común”.
Geopolítica y comercio
Mirando hacia adelante, uno de los grandes desafíos para Brasil es diversificar sus mercados. “Estamos exportando más a Indonesia y Tailandia. Son países con gran población, que tiene un crecimiento de la renta y que permite importar sobre todo más alimentos”, explicó. En esa línea, el agronegocio se posiciona como el sector más competitivo. “Brasil es el primer productor mundial de muchos productos agrícolas”.
Para Uruguay, cuya economía está fuertemente ligada a la de su vecino, los vaivenes comerciales de Brasil tienen un efecto inmediato. Un Brasil que gana competitividad agrícola o diversifica sus exportaciones puede reforzar los lazos regionales y potenciar, por arrastre, los productos uruguayos en mercados clave como Asia, sostuvo el analista brasileño. Pero, para que esto suceda, la región necesita mirar más allá de las coyunturas. “Brasil tiene que crecer en su competitividad. Hay que hacer reformas fiscales, que estamos haciendo” pero son lentas; “tenemos que tener una logística más competitiva, (ya que) el costo logístico en Brasil es carísimo. Tenemos que tener puertos y aeropuertos más eficientes. Simplificar la burocracia y crear mecanismos de financiamiento a la exportación”, remarcó el analista.
En su opinión, el fortalecimiento del Mercosur y el cierre del acuerdo con la Unión Europea también forman parte del rompecabezas estratégico. “La geopolítica se ha tornado central en temas de comercio. Y si pensamos hasta cinco años antes de la guerra de Ucrania, esto no existía, la geopolítica no era un factor, y hoy es un factor central. Países como los nuestros, en desarrollo, tienen que pensar en eso”, dijo.