“En esta administración se han hecho muchos avances en mejorar la eficiencia del sistema”, opinó. Aseguró que Ducsa ha aumentado sus ventas porque con el envasado contratado a Megal “se ha agilizado mucho” la carga y eso permite que la distribuidora estatal responda mejor a sus clientes. Antes, Acodike y Riogas eran las envasadoras —en porciones iguales— de Ducsa.
Por su parte, desde Riogas dijeron a Búsqueda que las nuevas condiciones en el negocio del envasado “no generaron cambios en la competitividad del sector, ya que las participaciones de mercado se están comportando de acuerdo al histórico”. Agregaron que la participación de la compañía es de “casi un 35%”.
En tanto, Acodike también afirmó tener una participación aproximada de 35% del total del gas envasado y coincidió en que los cambios en la gestión de las plantas y estructura de los contratos “no han influido en el mercado general”. Puntualizó que, “salvo por la porción” del envasado de Ducsa que fue adjudicada a Acodike en 30%, no ha habido cambios en la competencia.
En cuanto a las ventas, Acodike reconoció que registra niveles “apenas menores al año pasado” y “significativamente” por debajo de 2021 y 2022, debido a la “fuerte competencia” de la energía eléctrica para el uso de los aires acondicionados que impulsa UTE.
El mercado de las garrafas
El parque de garrafas de 13 kilos, que es el envase más común de consumo de GLP, es de unos 2,7 millones, según un informe reciente de la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) al que accedió Búsqueda.
En 2023, Acodike lideró las ventas con el 37% de participación. Le siguió Riogas, con el 34%, Ducsa ocupó el tercer puesto con 18% y Megal representó el 11%.
Desde el 2007 hasta el 2023 —detalla ese informe— las ventas de GLP (en garrafas de 13 kilos) crecieron un 25%. En ese período, Megal aumentó 72% el volumen comercializado, Acodike y Ducsa un 28% y Riogas un 11%.
La participación de las distribuidoras tuvo algunos cambios en el lapso analizado por la Ursea a partir de los datos reportados por los agentes: Acodike y Ducsa mantuvieron su market share (37% y 18% respectivamente), Riogas bajó de 38% a 34% y Megal lo incrementó de 8% a 11%.
Con datos de 12 meses a julio de 2024, Bucheli dijo que Megal incrementó su participación a “cerca del 14%” del total de las ventas, y que, con relación al año pasado, creció un punto porcentual, al igual que sucedió con Ducsa. Apuntó que esos incrementos fueron a expensas de Acodike, que tuvo decrecimiento.
Plazos cortos y envases “rehenes”
Los actores consultados identifican algunos puntos fuertes de la regulación, pero también aspectos a mejorar.
Por un lado, defienden el sistema de marcas, que se definió en 2007, básicamente identificando las garrafas de cada operador con colores (Acodike en color dorado, Riogas en azul, Megal en verde y Ducsa en blanco) para mejorar la “trazabilidad” de los niveles de calidad y seguridad, así como las responsabilidades en la materia.
Como las empresas están obligadas a recibir envases vacíos de cualquier color, sean propios o de la competencia, rige un mecanismo de “clearing de envases” que es monitoreado por la Ursea. Ese sistema fue modificado recientemente por el regulador a solicitud de Megal, que señaló perjuicios al tener una cantidad de garrafas inmovilizadas cual “rehenes” en otras plantas y viceversa. “Es un sobrecosto. Cuesta cumplir con el cliente. Estás afectando también tu economía, porque, por otra parte, tenés que invertir en importar US$ 500.000 en envases cuando los estamos viendo (stockear vacíos) a una cuadra y media de nuestra planta (...). Muchos van a pérdida, hay un costo de mantenimiento. Es carísimo e ineficiente”, dijo Bucheli.
Ante ello, y, si bien es un problema que se arrastra desde hace tiempo, Megal planteó el “clearing cruzado” de colores, algo que, con ciertas condiciones, fue aprobado por la Ursea.
Esa modificación causó sorpresa y desaprobación por parte de Riogas. “No es correcto justificar los recientes cambios (...) a pedido de Megal, argumentando de forma infundada que eran necesarios por supuestas barreras de entrada e ineficiencias económicas que habrían causado una acumulación de garrafas en las plantas de envasado”, indicaron las fuentes. “Sorprende que se haya modificado un sistema que ha funcionado perfectamente durante más de 15 años” y que surge de “decisiones comerciales erróneas” adoptadas por Megal, añadieron.
Según el informe de la Ursea, el sistema actual “conlleva un sobredimensionamiento” del parque, que estimó en US$ 15 millones, a un valor unitario de US$ 30 por envase. Evalúa que actualmente se están acumulando y existen alrededor de 50.000 envases inmovilizados en las plantas y depósitos, por lo que el costo ronda los US$ 1,5 millones. Igual aclara que esa cifra no considera los costos derivados de la gestión de stocks ociosos, el mantenimiento por deterioro ni los de tipo operativo relacionados con el transporte de envases.
Agrega que el sistema actual genera “limitaciones” para el crecimiento de las empresas distribuidoras de menor porte, además de barreras de entrada de nuevos jugadores. También se refiere a los problemas de seguridad por el deterioro del parque inmovilizado al aire libre, al costo adicional que supone y a cierto “riesgo de desabastecimiento”.
Acodike también defendió el actual sistema marcario, pero se manifestó de acuerdo con la flexibilización aprobada por la Ursea porque “mejora la operativa, evita que el país tenga activos improductivos”. Apuntó que esa u otras posibles flexibilizaciones requieren que el regulador “sea celoso vigilante” que las empresas realicen las inversiones de envases y logísticas necesarias para abastecer su mercado. La empresa aclaró que por el sistema de clearing de envases no se ha producido desabastecimiento.
Hacia adelante, tanto Megal como Acodike advierten la necesidad de cambios regulatorios y tecnológicos.
Acodike planteó que la situación del mercado a futuro estará “signada por la competencia con otros energéticos”, como la electricidad y el gas natural. En ese marco, los cambios regulatorios deberían enfocarse en la “mejora de la competitividad del producto a través del almacenamiento en tierra y de la distribución, buscando compartir infraestructura entre los actores para mejorar la economía de escala”. Agregó que para “optimizar” el sistema es preciso incorporar “servicios comunes con acceso abierto y reglado” y tecnología.
Por su parte, el informe de la Ursea recomienda avanzar en la implementación de un sistema de trazabilidad de las garrafas a través de la instalación de chips y la infraestructura necesaria para su lectura, publicando un llamado a precios por parte del Ministerio de Industria, Energía y Minería.
Megal manifestó estar de acuerdo con esa línea a fin de “terminar con el problema de las garrafas paradas”.
A su vez, Bucheli opinó que los próximos pasos en el envasado deberían ser la “automatización” del llenado de garrafas y carga de camiones. Asumió que el tema se deberá charlar con las próximas autoridades, ya que la incorporación de tecnología “trae bajas importantes de personal” que realizan tareas manuales, pero “es difícil ir contra la realidad”.
Agregó que los costos de la mano de obra se han “disparado” al tiempo que vienen disminuyendo los de la tecnología, lo que viabiliza las inversiones en automatización.