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Vehículos eléctricos sin chofer ni volante en las ciudades: ¿un futuro imposible?
En China hay ómnibus y vans que se conducen solos, aunque requieren una persona. Recorren zonas poco transitadas y se utilizan para traslados internos en industrias y aeropuertos
Un ómnibus eléctrico de la empresa Yotung que se conduce de forma automática mientras recarga su batería
A la “isla financiera” de Zhengzhou –en la provincia china de Henan– casi todos los trabajadores llegan en sus autos particulares, pero durante el horario laboral recurren a otras modalidades de transporte. Para salir a las reuniones, hacer compras o almorzar en un restaurante lejano a la oficina, muchos prefieren dejar sus vehículos estacionados y tomarse un ómnibus que se maneja por la zona sin conductor.
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Son buses autónomos que recorren el interior de la isla financiera desde hace unos cinco años. El fabricante de buses chino Yutong impulsa el uso de estos vehículos, pero su alcance es todavía limitado y la regulación en China también tiene algunas restricciones.
Los radares y sensores con los que cuenta el ómnibus le permiten leer las señales de tránsito, los semáforos, la velocidad a la que se desplaza. También indica si hay un auto cerca o si un peatón se dispone a cruzar la calle, y define qué camino es conveniente para transitar. Estas pautas se muestran en dos pantallas que funcionan en base a realidad aumentada. Los datos que se exhiben se transmiten de forma inmediata al sistema de control del vehículo, donde se pueden tomar algunas decisiones sobre la trayectoria del ómnibus.
Los coches autónomos dependen de la “inteligencia artificial, la informática visual, los radares, los dispositivos de seguimiento y el sistema de posicionamiento global”, explica uno de los carteles en la fábrica. “La computadora puede hacerlo de forma automática y seguridad sin necesidad de ningún ser humano”, explica uno de los afiches.
La isla financiera tiene también “paradas inteligentes”, en la que los ómnibus se detienen, según explica una funcionaria de Yutong durante una recorrida por la ciudad junto a medios de América Latina, de la que participó Búsqueda al ser invitada por la empresa china. El bus se detiene automáticamente –o “de forma inteligente”, como explica la guía– en la parada y las puertas también se abren solas.
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Para cumplir con la normativa y por seguridad, los ómnibus autónomos de China se trasladan con chofer
Pero la autonomía no se da en un 100%. El tránsito por la isla –la zona en la que se concentran las oficinas financieras y los centros comerciales en Zhengzhou– está regulado por la ley china, que establece que sí o sí los vehículos tienen que tener conductor. Por lo tanto, un chofer acompañó la mayor parte del recorrido con sus manos en las rodillas.
El conductor también es un resguardo cuando, por ejemplo, en las “paradas inteligentes” suben muchos pasajeros y es necesario esperar un rato más del tiempo estipulado.
Las características de estos ómnibus –que tienen una autonomía de entre 300 y 350 kilómetros– hacen que pueda ser utilizado exclusivamente en lugares como la isla financiera, en los que el tráfico no presenta aglomeraciones y es hasta previsible.
En Zhengzhou hay otras dos líneas que utilizan estos ómnibus autónomos, pero todos recorren zonas que no son muy transitadas, explicó a Búsqueda uno de los ejecutivos de Yutong que participaba de la recorrida. “Todavía no es muy popular, pero es el futuro”, señaló.
Su uso en las grandes ciudades parece muy lejano. Primero, debe haber un “desarrollo tecnológico” mayor. La verificación de las funciones de los sensores y los radares lleva entre cuatro y cinco años y la lectura que hacen esos artefactos es limitada. Por ejemplo, si una bicicleta o un peatón cruza rápidamente, estos sensores no lo llegan a tomar. Para un uso más generalizado, también se debe actualizar la normativa de los países.
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Los ómnibus autónomos incluyen pantallas con realidad aumentada que reciben información de sensores y radares que tiene la unidad
La recorrida organizada por Yutong continuó luego por Beijing. En la capital de China una de las visitas fue a la operadora de buses Tian Xian Jian, que es cliente del mayor fabricante del mundo. Una de las preguntas de los periodistas a su gerente de Operaciones de Tian Xian Jian, Zhou Ran, fue si se imagina un uso extendido de los buses autónomos. En grandes ciudades como Beijing, explicó, “no hay infraestructura para desarrollar la autonomía a este nivel”. Agregó: “Hay zonas específicas en las que se puede”.
Además del modelo tradicional, Yutong también fabrica otro vehículo que es manejado de forma autónoma. Tiene la forma de una van pero, a diferencia del ómnibus, directamente no cuenta con espacio para el conductor. Las ventanas son amplias y tiene lugar para 11 pasajeros. En una pantalla se refleja la lectura en realidad aumentada que surge de los sensores y los radares: la velocidad, las señales de tránsito que hay que respetar, si el semáforo está en verde o está en rojo.
No hay volante, no hay asiento para el conductor, pero sí hay un operario que en uno de los asientos controla los movimientos con una tablet. Este dispositivo permite estar alerta por si surge alguna emergencia: tiene la capacidad de hacer frenar el vehículo o hacerlo girar.
Para un futuro próximo, es impensado estos vehículos sin volante por las calles urbanas (y menos en ciudades con tráfico por momentos caótico como Montevideo). Su uso, sin embargo, está pensado para algunas tareas específicas. Puede servir, por ejemplo, para traslados internos dentro de fábricas, en aeropuertos o en establecimientos turísticos, explicaron desde la empresa.
En la fábrica de Yutong, en Zhengzhou, hacen una proyección de cómo será el transporte público en el futuro. Los viajes, estiman, tendrán “diversas formas”: habrá “coches compartidos” y “autobuses personalizados”. Este futuro está explicado por una “revolución tecnológica”, que implica el uso de datos y su almacenamiento en la nube.