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    Asesinato de niños movilizó al sistema político y a activistas, visibilizó la “violencia vicaria” y redobló reclamos por más presupuesto para género

    En el Parlamento se discutirá derogar la ley de tenencia compartida y legislar sobre la violencia vicaria, mientras Presidencia creó un grupo de trabajo y el Inmujeres insiste en que necesita más jerarquía

    El secuestro y asesinato de dos niños, Alfonsina y Francisco, por parte de su padre la semana pasada en Soriano causó una enorme conmoción en la sociedad y movilizó al sistema político a discutir acciones para mejorar el sistema de respuesta y protección ante la violencia de género. Los niños, de dos y seis años, fueron llevados a la fuerza por su padre, Andrés Morosini, el miércoles 3 de la casa de su madre, en Mercedes. Morosini había sido denunciado por violencia doméstica por la madre de los niños y estaba obligado a mantenerse a una distancia de más de 50 metros. La mujer reportó en seguida el secuestro y difundió en redes sociales un video pidiendo en forma desesperada ayuda para encontrar a sus hijos. Tras un intenso operativo de búsqueda desplegado por el Ministerio del Interior, los tres cuerpos fueron hallados dos días después en el arroyo Don Esteban, cerca de la ciudad de Young.

    El caso fue rápidamente definido como un crimen de violencia vicaria, una de las expresiones más extremas de la violencia de género. No solo lo definieron así desde la academia y la sociedad civil, sino también desde el sistema político, las autoridades policiales, la Fiscalía y los medios de comunicación. Esto no pasó desapercibido para especialistas y militantes que desde hace años trabajan para encuadrar estos crímenes de niños como violencia femicida, porque se cometen con el fin de dañar a las madres.

    “Se ha logrado un consenso importante, a partir de un gran dolor, y fue sorprendente, porque hemos tenido dificultades para instalar esta idea, que es muy dolorosa”, valoró en diálogo con Búsqueda la psicóloga Anabel Beniscelli, que trabaja en el Programa Género, Sexualidad y Salud Reproductiva de la Facultad de Psicología y se especializa en violencia de género.

    Según datos del Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav), en los últimos dos años y medio al menos 13 menores fueron asesinados por violencia vicaria. “Son situaciones que aparecen más intensamente en Uruguay”, afirmó Beniscelli.

    El concepto de violencia vicaria surgió en 2012 y es definido por la psicóloga y perito argentina Sonia Vaccaro como “aquella violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer”, porque “el maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es un daño extremo”.

    La psiquiatra de niños y adolescentes Magdalena García, que integra por la Administración de Servicios de Salud del Estado el Comité Nacional del Sipiav, explicó que desde el punto de vista religioso “se habla de la muerte vicaria de Cristo”, que significa que “un inocente paga por el pecado en lugar de quien es visto como culpable”. En el caso de Soriano, “inobjetablemente” la violencia “iba destinada a otra persona, la madre, y no a los niños, que eran inocentes”.

    De hecho, el episodio llevó a que especialistas y autoridades como la directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Mónica Xavier, plantearan la necesidad de agregar la violencia vicaria a las definiciones de la Ley 19.580 sobre violencia de género. Cuando se discutió y aprobó la norma, en 2017, “no era un fenómeno que estuviera ni tan presente ni que hubiera avances en el mundo y en la región sobre los que pudiéramos tener buena base argumental”, explicó Xavier en rueda de prensa el martes 9.

    La redacción actual de la ley contempla esos crímenes al definir la violencia femicida como la acción que atenta “contra el derecho fundamental a la vida y causa la muerte de una mujer por el hecho de serlo, o la de sus hijas, hijos u otras personas a su cargo, con el propósito de causarle sufrimiento o daño”.

    Movilizacion-violencia-vicaria
    Manifestación en Torre Ejecutiva contra la violencia vicaria.

    Manifestación en Torre Ejecutiva contra la violencia vicaria.

    “Un balde de agua fría”

    Otro planteo que surgió en estos días, a instancia de legisladoras del Frente Amplio y de organizaciones sociales, es la derogación de la “ley de tenencia compartida” (17.515), aprobada en 2023 con los votos de la coalición republicana. Las críticas hacia la norma apuntan, entre otros aspectos, a que habilita a continuar con un régimen de visitas en casos de denuncias por violencia intrafamiliar.

    La diputada del Partido Comunista Tatiana Antúnez dijo a Búsqueda que trabajarán para derogar la ley, aunque primero tienen que dialogar en la interna de la fuerza política sobre cuál será la estrategia. Esto se debe a que el oficialismo no tiene mayoría en la Cámara de Representantes y necesitará de votos de la oposición. Cabildo Abierto, partido que ha dado votos al oficialismo para aprobar otras iniciativas, no será en este caso un aliado porque fue uno de los promotores de la ley. “Hay que hacer un trabajo de articulación política”, dijo.

    También comentó que está en discusión si incorporar la violencia vicaria a la Ley 19.580 o si tipificarla como agravante —al igual que se tipifica el femicidio—, aunque opinó que este último camino puede conducir a un debate “punitivista” que “no suma”. “Lo importante es hacer visible lo invisible, sobre todo en este momento histórico tan negacionista, donde se trata a las mujeres de mentirosas, se habla de ideología de género”, planteó.

    La también diputada frenteamplista Inés Cortés (Movimiento de Participación Popular) fue en estos días una de las principales voceras sobre la necesidad de derogar la ley. En rueda de prensa el lunes 8 habló de “reveer y derogar” la norma, un objetivo que, dijo, ya se había planteado en la Mesa Política del Frente Amplio. “Obviamente, la situación del fin de semana hace que algunos tiempos que nos estábamos dando para generar los acuerdos y discutirlo dentro del Parlamento se aceleren un poco”, afirmó.

    Ante las críticas de la oposición, que cuestionó el “oportunismo” de plantear ahora la derogación de la ley, la legisladora afirmó que lo sucedido fue “un baño de realidad” que aceleró los tiempos. Uno de los más críticos fue el diputado del Partido Nacional Rodrigo Goñi, quien defendió la norma y acusó al oficialismo de “populismo irresponsable” por aprovechar un hecho “trágico” para buscar su derogación “sin fundamento”.

    “Revisar todo”

    El mismo viernes 5, el día que aparecieron los cuerpos, la Red Uruguaya contra la Violencia Doméstica y Sexual convocó una concentración frente a Torre Ejecutiva para exigir al gobierno medidas de respuesta más efectivas. El secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, recibió a las manifestantes y les comunicó que, junto con el presidente Yamandú Orsi, había definido instalar una mesa de trabajo con la sociedad civil para analizar el tema. “El Estado está en falta”, reconoció el jerarca.

    El martes 9 se realizó la primera reunión entre representantes de la sociedad civil y autoridades de organismos estatales. “La conversación fue muy buena, constructiva”, dijo la activista Soledad González a Búsqueda a la salida de la reunión. “Hicimos una propuesta para que la mesa de trabajo funcione, con objetivos y tiempo de funcionamiento. El objetivo es hacer una revisión proactiva de los sistemas de respuesta. No es un diagnóstico, porque ya sabemos cuáles son los problemas. Queremos revisar todo pensando en soluciones”, añadió.

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    Alejandro Sánchez durante la concentración contra la violencia vicaria en Torre Ejecutiva tras el asesinato de dos niños por parte de su padre.

    Alejandro Sánchez durante la concentración contra la violencia vicaria en Torre Ejecutiva tras el asesinato de dos niños por parte de su padre.

    González destacó el hecho de que se esté tratando el tema en el ámbito de la Presidencia, lo que permite “articular mejor y reaccionar más rápido”. La politóloga especializada en violencia de género contó que les dejaron a las autoridades un listado de 14 casos ocurridos en el último año en los que el Estado había sido informado o estaba interviniendo de alguna forma y que terminaron en femicidios, suicidios u homicidios de niños. Es decir, casos que evidencian que la respuesta del Estado falló. Está previsto que el Ejecutivo convoque a una nueva reunión una vez que haya analizado la propuesta de trabajo.

    Más presupuesto y jerarquía para el Inmujeres

    La discusión en torno a las insuficientes respuestas del Estado se da en momentos en que el proyecto de Ley de Presupuesto del Poder Ejecutivo empieza a discutirse en el Parlamento. Y se trata de un Presupuesto que activistas, jerarcas y legisladoras evaluaron como “insuficiente” en materia de género. La diputada Antúnez dijo a Búsqueda que ahora el “desafío” será buscar que en la discusión parlamentaria se refuercen los fondos para los servicios de atención y prevención a la violencia de género.

    “Dada la realidad, entendemos que este Presupuesto no cumple con las expectativas de refuerzos para el Poder Judicial ni para la formación de operadores y técnicos que trabajan en el tema”, afirmó.

    Como ejemplo, la Suprema Corte de Justicia había solicitado recursos para crear 22 juzgados especializados en Violencia de Género en todo el país, pero solo obtuvo para dos sedes nuevas.

    Por su parte, Xavier dijo que los fondos destinados al Inmujeres “no son los que había pedido”. En entrevista con el programa radial En perspectiva esta semana afirmó que el incremento recibido ($ 30 millones por año) “es poco”. Añadió que “habrá refuerzos y no es un presupuesto con el que no podamos mantener servicios, (pero) habrá que ver de qué forma podemos seguir rediseñando para poder optimizar esos recursos”.

    Este planteo va de la mano de una inquietud más de fondo entre dirigentes y legisladoras frenteamplistas: la necesidad de dar una mayor jerarquía institucional al Inmujeres. En el último Congreso del Frente Amplio naufragó la idea de crear un ministerio de la igualdad, pero quedó plasmado en las bases programáticas el compromiso de darle al instituto —que hoy depende del Ministerio de Desarrollo Social— un “rango jerárquico acorde con las responsabilidades institucionales asignadas por el marco jurídico nacional”. Eso, por el momento, no sucedió.

    Antúnez dijo que la jerarquización del Inmujeres es un tema que hay que seguir reclamando. “Hay que dotar de jerarquía al Inmujeres y es un compromiso que está en el programa”, afirmó. En la misma línea se expresó su actual directora. “La ubicación institucional del Inmujeres no está jerarquizada. Ese es un planteo que viene hace tiempo en el programa de la fuerza política”, dijo Xavier este miércoles 10 al programa Arriba gente, de Canal 10. “Estamos planteándolo desde el primer día, por ahora no ha tenido viabilidad. Supone diálogo y este primer año es un año complejo. Pero de alguna forma tendremos que lograr consensos para poder avanzar”, afirmó.

    “Falta mucho”

    Un trabajo realizado por las defensoras públicas Carolina Camilo y Lucía Long, publicado en 2022, plantea que la violencia vicaria ocurre muchas veces cuando existe una “imposibilidad de acceder directamente a la víctima por cuestiones de judicialización de los casos o separación de la pareja”. En caso de no tener hijos en común, pueden violentar mascotas u objetos de gran valor simbólico. Plantean que existen diversas modalidades de violencia vicaria directa, desde las más sutiles hasta las más extremas. Entre ellas se incluyen la ejercida durante el embarazo, al exponer a los niños a procesos judiciales, incumplir el pago de la pensión alimenticia o régimen de visitas para afectar a la madre, hablar mal de la progenitora o descuidar sus necesidades.

    La investigación que realizaron las defensoras públicas plantea que, a pesar de que los niños y los adolescentes sufren directamente las consecuencias de vivir en hogares violentos, a menudo los profesionales invisibilizan el impacto de la violencia en ellos, priorizando la relación paterno-filial y tratando la violencia de género como un asunto “entre adultos”.

    En esa línea, Beniscelli planteó que, cuando en una pareja existe violencia de género, los hijos “no son testigos silenciosos e involuntarios de la violencia hacia la madre: la perciben y son víctimas también”.

    Sobre las fortalezas y debilidades para atender las consecuencias de la violencia de género, García señaló que en cuestión de dispositivos disponibles Uruguay no está “ni atrasadísimo ni con todo armado”. Esta semana se realizó la reunión mensual del Comité Nacional de Gestión del Sipiav, donde se habló del caso de Soriano y de que se debe “impulsar con más fuerza el modelo de atención que está consensuado, duplicar los esfuerzos de prevención en controles de salud y en centros educativos”, según contó.

    Para Beniscelli, también es necesario “formar profesionales bien instruidos para atender estos problemas”, porque “se ha avanzado mucho, pero aún falta”. A su vez, planteó que las evaluaciones de riesgo en los casos de violencia de género son “un poco débiles”, porque “no siempre los técnicos encargados de hacerla están suficientemente aggiornados en la materia” y “no todos los jueces están suficientemente interiorizados en los riesgos que pueden correr los niños con un padre que es violento hacia la madre, entonces no se toman todas las medidas”.