En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
LAB+: Institut Pasteur lanza segundo llamado y apunta a convertir esta experiencia en una política de Estado
La "aceleradora" de startups biotecnológicas financia proyectos con hasta US$ 750.000 a través de fondos privados
Presentación de Lab+Venture Builder en el Instituto Pasteur en Montevideo
FOTO
Javier Calvelo / adhocFOTOS
A fines de febrero, LAB+ —la aceleradora de empresas biotecnológicas del Institut Pasteur de Montevideo— presentó el cierre de su primera ronda de capitalización, que implicó financiar a cuatro startups con US$ 750.000 para cada una por un plazo de dos años. La institución valoró como exitosa la iniciativa y, por eso, anunció junto con el fondo de inversión Ficus Advisory la convocatoria a un segundo llamado internacional para proyectos “originales, disruptivos e innovadores” con potencial comercial. Así, prevén sumar nuevas startups en ciencias de la vida al portfolio de empresas impulsadas a través de esta company builder.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Las startups son empresas de creación reciente, basadas en innovación y nuevas tecnologías para comercializar sus productos o servicios, que buscan un crecimiento rápido. El director ejecutivo del Institut Pasteur, Carlos Batthyány, cree que el interés en una segunda convocatoria de LAB+ demuestra que la experiencia empieza a consolidarse y que es necesario darle continuidad para que se convierta en una “política de Estado”. La iniciativa, explicó a Búsqueda, colabora con el fin de ubicar a la ciencia, la tecnología y la innovación como “motor del desarrollo sustentable del país”.
Las empresas emergentes seleccionadas en este nuevo llamado también recibirán financiación en “etapa semilla” de hasta US$ 750.000, así como la inclusión dentro del ecosistema científico y acceso a experiencia internacional en estrategia e innovación. Asimismo, contarán con asesoramiento en desarrollo de negocios y gestión de propiedad intelectual, la instalación de un laboratorio y acceso a infraestructura.
“Hace unos 10 años que empezamos a trabajar la idea de que Uruguay debía recorrer el camino de valorizar el conocimiento de base científico-tecnológica, porque entendemos que todos los países que se desarrollan tienen a la ciencia, la tecnología y la innovación como base de una economía sustentable, sostenible e inteligente”, dijo Batthyány. El espíritu de LAB+, agregó, es crear empresas privadas con este perfil basadas en conocimientos de carácter único, “que se puedan transformar en soluciones para la vida real de los seres humanos, los animales y el ambiente”.
Hasta el momento, proyectos de Chile, Argentina, Brasil y algunos países de Europa ya manifestaron su interés por participar de este segundo llamado internacional, y el instituto prevé financiar entre cuatro y seis para poder brindarles un acompañamiento personalizado. Según dijo Batthyány, apuntan a equipos multidisciplinarios que no solo hayan hecho un descubrimiento que esté cercano a lograr una patente o estén ya protegidos por propiedad intelectual, sino que buscan científicos que entiendan que “esto va más allá del laboratorio” y que logren llegar a la sociedad.
Consultado acerca de quiénes serán los inversionistas privados de estas nuevas compañías, el CEO de Ficus Advisory, Paul Elberse, dijo a Búsqueda que actualmente son más de 10 los inversores, tanto uruguayos como internacionales, los que han aportado al fondo de inversión cercano a los US$ 35 millones para apalancar la creación y el despegue global de las startups. En esa línea, señaló que si tras una primera ronda de capitalización las empresas avanzan, podrían recibir hasta US$ 2,5 millones en una segunda etapa y hasta US$ 5 millones en una tercera. “Tenemos previsto invertir en unas 12 empresas emergentes. El único factor relevante para nosotros es la calidad de cada emprendimiento”, aclaró el holandés.
Batthyany.jpg
Alicia Bentancor, Carlos Batthyány y Paul Elberse durante la presentación de Lab+ Venture Builder, en el Institut Pasteur, en Montevideo
Javier Calvelo / adhocFOTOS
Continuidad
Históricamente, en Uruguay la ciencia suele depender del financiamiento estatal. Países como Israel o Corea del Sur son ejemplos de países que han apostado a la ciencia para generar ingresos y sustentar no solo su funcionamiento, sino puestos de trabajo de calidad y retención de talento. Ese es uno de los objetivos que persigue LAB+.
Consultado sobre cuál podría ser el atractivo de invertir en ciencia uruguaya para el mundo empresarial privado, Batthyány explicó que si bien existe “un riesgo mayor” al crear estas iniciativas desde un país con poca experiencia, esto configura también ciertas ventajas. Hoy la creación de una startup en Uruguay es 10 veces más barata que lo que podría implicar la misma empresa en Estados Unidos, por lo que así el inversor puede invertir en algo “potencialmente tan bueno como lo del norte a 10 veces menos valor inicial, con un potencial de crecimiento aún más grande”.
Por su parte, Elberse dijo que es “totalmente posible” que algunos de estos emprendimientos logren valer más de 100 veces la inversión original, por lo que a través de este vehículo los inversores no solo pueden invertir en un fondo para desarrollar ciencia de muy alto nivel, sino también ser socios de un emprendimiento como el Institut Pasteur, reconocido a escala mundial. “Los inversores que entraron ahora lo entienden bien y están felices, sueñan con un retorno potencialmente gigante y mientras disfrutan de poder jugar un papel relevante con las portfolio companies”, comentó.
Batthyány agregó que además de tener un retorno económico, con su participación los inversores pueden “trascender y ayudar a que el país cambie su matriz productiva”.
Uno de los desafíos centrales es que este tipo de modelos se conviertan en una política de Estado, ya que es necesario que se sostengan al menos por 40 años para ver resultados de otra escala, dijo el director del Pasteur. LAB+, consideró, es una “prueba de concepto” para mostrar que desde Uruguay es posible emular lo que ya han hecho muchos países que pasaron a ser desarrollados al hacer que “la generación de conocimiento sea su commodity más importante”.
“Después dependerá de la voluntad de los gobiernos de turno hasta dónde quieren ir y qué tan rápido quieren hacerlo, el sueño es que esto sea a nivel país”, opinó.
Batthyány se refirió a lo que ocurrió en su momento con el Plan Ceibal, que logró concretarse porque un presidente “consideró que eso era importante”. Así, se creó una política que se mantuvo hasta la fecha. Algo similar podría aplicarse en lo que refiere a inversión en conocimiento científico y tecnológico, sobre todo en el área de ciencias de la vida, donde es importante “empezar a mostrar resultados concretos”, indicó.
En los países de primer mundo, el Estado aporta cerca del 30% de la inversión total en ciencia, tecnología e innovación, mientras que el sector privado pone el 70% restante. En Uruguay, sin embargo, los números hoy son totalmente inversos, y más del 90% de la inversión proviene de dinero público. “El capital privado prácticamente no invierte en ciencias de la vida en el país”, comentó.
Elberse, al mismo tiempo, opinó que el sector de salud en general “está un paso atrasado” respecto al sector de tecnología en América Latina, donde ya hay empresas que cotizan en la bolsa de Nueva York. “Pronto pasará lo mismo con el sector de ciencias de la vida; básicamente estamos intentando producir los primeros unicornios”, explicó.
Dijo además que el fondo es un vehículo “totalmente apolítico”, que podría ser interesante para todo el ecosistema científico local bajo cualquier tipo de gobierno. Es así que si bien han estado en contacto con diferentes autoridades para ponerlas en conocimiento de la iniciativa, decidieron apuntar al sector privado para no quedar sujetos a los tiempos públicos. En la misma línea, el director del instituto afirmó que esto “ha pasado por más de un candidato presidencial o presidente”, así como por “todos los jugadores importantes del sistema político”, por lo que entiende que hoy “todos los partidos con aspiraciones de ser gobierno tienen este tema como un punto central entre sus propuestas programáticas”.
Lo importante es que la ciencia se vea como algo fundamental para el desarrollo de la matriz productiva, al incorporar valor agregado “a cosas que si no, no tendrían ningún valor” en materia de ciencias de la vida, cerró.