Material explosivo

La primera sorpresa nos la dio el primero de los chiflados, que resultó ser un guardia de seguridad del Montevideo Shopping, quien dio la alerta de bomba y después fue entrevistado por los noticieros acerca de lo que consideró una “terrible amenaza de incalculables proporciones”, luego de lo cual pasó por un juzgado y fue formalizado y procesado (por nabo debe haber sido, si este delito existe en el Código Penal, que, si no existe, habría que legislar a propósito).

Ahora parece que los genios de la inteligencia no artificial, que tienen oficinas en la Policía, dicen que estas falsas alarmas están motivadas por delincuentes de alta gama que procuran medir los tiempos de respuesta de las fuerzas de seguridad, policías, Guardia Republicana, bomberos y demás luchadores contra el delito y el fuego para cronometrarlos y saber de cuánto disponen para robar un banco, una joyería o desvalijar un chalet en La Tahona antes de que la cana llegue a tratar de detenerlos.

Puede ser, pero no está de más conseguir algunas de las declaraciones de varios sospechosos que vienen siendo investigados por las autoridades tras haberse comprobado que habían hecho amenazas de bomba en varios sitios, carentes de toda lógica y seriedad.

¿Que cómo las conseguimos? ¡Andá! Si hasta a la masonería le afanaron archivos esta semana, ¿no íbamos a obtener nosotros esas declaraciones?

Uno de los sospechosos de haber asegurado que explotaría una bomba en Portones Shopping, de nombre Ifigenio Elrebo Ludo, oriental, soltero, de 75 años, dijo en sus declaraciones que los portones son una amenaza para la libertad y que un shopping que lleva ese nombre debe ser destruido para consolidar la absoluta libertad de movimientos de la que gozamos los orientales y Artigas, Bolívar, Tabaré Vázquez y el Chino Recoba nos han legado. Ya le reservaron una cama en el Vilardebó, con vista al parque.

Otra de las sospechosas, que mandó un mail al liceo al que concurre en el turno vespertino y expresó en dicho correo que el edificio saltaría en pedazos ni bien explotaran 10 cartuchos de dinamita enterrados debajo del escritorio de la directora, es Yésica Estoica Liente, oriental, soltera, de 16 años. Según ha confesado, ella tenía todo arreglado para encontrarse esa tarde con Braian Adarle Contutti, oriental, soltero, de 17 años. Según expresa la sospechosa, una tía pierna, hermana de su mamá, les había prestado su apartamento para un encuentro amoroso a ambos, pero tenía que ser en las primeras horas de la tarde y no había manera de zafarle a la falta si ambos se ausentaban de sus clases. Así que, por el amor y nada más que por el amor, ella había cometido ese error, del que estaba arrepentida. Por ese sentimiento planearon la amenaza, cosa de que el liceo fuera evacuado y se suspendieran las clases.

Bastante más original es el testimonio de Braulio Eldesce Rebrado, quien confesó ante la Fiscalía que su plan era avisar de la existencia de dos bombas, una en la Torre Ejecutiva, de manera que fuera evacuada en su totalidad y él pudiera subir tranquilo al piso 11 para ocupar el sillón del presidente, y la otra en el Palacio Legislativo. El presidente dispondría entonces la disolución del Parlamento y sus primos Ernestino Latuer Cafloja y Segismundo Elcablepe Lado tomarían posesión del Parlamento ante la evacuación total del edificio, ya que aguardarían su ingreso en las inmediaciones.

Este caso es bastante más complejo, pues su ideólogo aseguró también que un sobrino, Gregorio Lametra Yeta, estaba preparado para anunciar una bomba en el Comando General de Ejército y, tras la evacuación, asumir el cargo de comandante en jefe, para el cual sería designado por el nuevo presidente.

Para este no había cama en el Vilardebó, pero igual le aseguraron que estrenaría uno de los nuevos chalecos de fuerza que el gobierno de Venezuela ha donado al uruguayo en un gesto de acercamiento diplomático muy valorado por la nueva Cancillería.

Finalmente, al menos entre los casos que tenemos registrados en nuestras pesquisas, hay otro que tiene ciertos ribetes de misterio, porque faltan muchos detalles para poder comprobar si se trata de un caso real y no solo de una versión sin fundamento.

Una delegación del Directorio del Partido Nacional se habría hecho presente en la sala de sesiones del directorio de un importante ente autónomo para comprobar personalmente (según lo solicitaron algunos de sus miembros) que había una bomba en uno de los escritorios de los integrantes del directorio del ente y ellos tendrían que descubrirla.

Cuando abrieron la puerta y encontraron a una persona sentada en su escritorio, uno de los integrantes de la delegación les dijo a los demás, entre risas y desconcierto: “¡Yo no dije ‘una bomba’, dije ‘un bombón’!”.