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Secundaria pide usar institucionalmente el masculino genérico y evitar “los y las” porque contravienen la economía del lenguaje
El manual de estilo también recomienda usar los sustantivos colectivos y abstractos cuando sea posible, como “el estudiantado”, “el cuerpo/equipo docente” o “las personas”
Salón de clases. Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
La Dirección General de Educación Secundaria recomendó a sus funcionarios el uso del masculino genérico o de sustantivos colectivos en todas las comunicaciones institucionales (sitio web, correos, circulares y resoluciones, entre otras) del organismo. El lineamiento sigue la posición que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) marcó a inicios de año respecto a la forma en que oficialmente debe manejarse el lenguaje inclusivo.
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La oficina encargada de la gestión de la educación secundaria en Uruguay presentó el 16 de agosto un manual de estilo cuyo objetivo “es proporcionar un conjunto de herramientas que contribuyan a homogeneizar la comunicación” del organismo, “de manera de lograr una armonía” entre los diferentes departamentos que lo componen. El documento, al que accedió Búsqueda, fue redactado por la profesora de Idioma Español Betina Rodríguez Marichal y uno de sus capítulos establece pautas respecto al uso de la persona gramatical y al tratamiento del lenguaje inclusivo en los mensajes escritos.
“La existencia de comportamientos verbales sexistas es un hecho. El lenguaje puede usarse, en efecto, con múltiples propósitos: para describir, ordenar, preguntar, ensalzar o insultar, entre otras muchas acciones, y, desde luego, también puede usarse para discriminar a personas o a grupos sociales. Sin embargo, es el uso que hacemos de la lengua y no la lengua misma la que puede implicar comportamientos sexistas, entendiendo al sexismo lingüístico como el uso discriminatorio del lenguaje en razón del sexo. Resulta insostenible considerar que el léxico, la morfología y la sintaxis del español deben ‘hacer explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizan la visibilidad de la mujer’”, dice el texto.
En ese sentido, recomienda evitar “desdoblamientos” como “alumnos y alumnas” y “los y las docentes” porque “contravienen el principio de economía del lenguaje”, y sugiere como regla el “masculino genérico o bien los sustantivos colectivos y abstractos en los casos en que sea posible: el estudiantado, el cuerpo/equipo docente, las personas”. También pide apelar a “la marcación de género” para referirse a individuos en específico siempre que esté “justificada por el contexto”: subdirector Juan Pérez o directora general María Rodríguez. En cuanto a la economía lingüística, señala que en el lenguaje “existe una tendencia natural a tratar de minimizar el esfuerzo invertido, lo que puede manifestarse en distintas maneras de abreviar, acortar o simplificar la forma de transmitir una misma información”.
El argumento de la Dirección de Secundaria sobre el lenguaje inclusivo se basa en el informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer elaborado hace casi una década por Ignacio Bosque, catedrático de lengua española de la Universidad Complutense de Madrid. El informe analizó guías de lenguaje no sexista publicadas en España por distintas instituciones y asegura que contienen recomendaciones que contravienen normas de la Real Academia Española (RAE), vulneran aspectos gramaticales asentados en el sistema lingüístico y anulan distinciones que deberían explicar en sus clases de lengua los profesores de enseñanza media. Fue suscrito por todos los académicos numerarios y correspondientes que asistieron al pleno de la RAE celebrado en 2012.
En febrero, la diaria informó que el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP había dispuesto que en todo su ámbito (que incluye Primaria, Secundaria, UTU y Formación en Educación) el uso del lenguaje inclusivo debía ajustarse a las reglas del idioma español, por lo que las expresiones inclusivas podían usarse siempre que cumplieran con esas reglas. “Esta administración, en el marco del compromiso asumido con la equidad de género y el abordaje e implementación de prácticas que contribuyan a disminuir las brechas existentes en nuestra sociedad, propiciará otros mecanismos inclusivos tendientes a evitar cualquier sesgo discriminatorio en la comunicación utilizando siempre un lenguaje que se ajuste a las reglas del idioma español”, sostuvo la ANEP en su resolución.
Más allá del punto sobre el lenguaje inclusivo, la guía de la Dirección General de Secundaria se enfoca en el uso de abreviaturas, símbolos, siglas y acrónimos, la redacción de cartas y correos electrónicos y aspectos ortotipográficos como la combinación de los distintos tipos de letra, la distribución de los espacios en blanco (interlineados, márgenes, espaciados y sangrías) y la configuración de títulos, párrafos, listas, notas y citas.
También explica normas básicas y generales del idioma español referidas a la sintaxis, ortografía, puntuación y uso de mayúsculas y minúsculas. Señala por ejemplo que una oración comienza con mayúscula después de un punto de cierre de enunciado o después de un signo de cierre de interrogación o de exclamación si finalizan un enunciado; que se escriben con mayúscula los nombres de instituciones, organismos, departamentos o secciones administrativas, organizaciones y asociaciones y que no corresponde el uso de mayúscula inicial en los sustantivos que designan los días de la semana, los meses y las estaciones y los gentilicios como “los docentes montevideanos pueden solicitar el traslado” o “las uruguayas que participaron deben retirar su constancia”.
Respecto a la coma, aclara que debe usarse en enumeraciones o series de términos equivalentes y advierte el “error frecuente” de emplearla entre el sujeto y el verbo de una oración, como por ejemplo: “Todas las mesas de exámenes previstas para el mes de abril, serán suspendidas”. Por último, apunta que tanto los paréntesis como las comillas requieren apertura y cierre.