Este es el décimo ataque atribuido a Estados Unidos (EE.UU) contra una presunta narcolancha en el Caribe y el Pacífico desde que el gobierno de Donald Trump ordenó un despliegue naval en la región, el pasado agosto.
El Pentágono confirmó el envío del portaaviones Gerald Ford, el más grande de su flota, al Caribe, tras un nuevo ataque contra una embarcación presuntamente operada por el Tren de Aragua. Seis personas murieron en la primera ofensiva nocturna lanzada por las fuerzas estadounidenses en la región
Este es el décimo ataque atribuido a Estados Unidos (EE.UU) contra una presunta narcolancha en el Caribe y el Pacífico desde que el gobierno de Donald Trump ordenó un despliegue naval en la región, el pasado agosto.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl nuevo asalto, confirmado por el secretario de Defensa —rebautizado “de Guerra” por el propio Trump—, Pete Hegseth, dejó seis personas muertas.
“Durante la noche, bajo la dirección del presidente Trump, el Departamento de Guerra llevó a cabo un ataque cinético letal contra un buque operado por el Tren de Aragua (TdA), una Organización Terrorista Designada (OTD) que traficaba narcóticos en el mar Caribe”, anunció Hegseth en su cuenta de X.
Según el funcionario, la inteligencia estadounidense había identificado a la embarcación como parte de una ruta de narcotráfico y confirmó que seis “narcoterroristas” estaban a bordo durante la ofensiva, efectuada en aguas internacionales. “Los seis terroristas murieron y ninguna fuerza estadounidense resultó herida”, precisó.
Aunque no presentó pruebas de que el barco transportara drogas, Hegseth difundió un video de unos 20 segundos que muestra una embarcación en el agua antes de ser alcanzada por un proyectil y explotar. El clip termina antes de que se distingan los restos del buque.
El secretario destacó que fue el primer ataque nocturno del operativo y defendió la acción amparándose en la política de Trump, que declara un “conflicto armado” con los carteles de droga, bajo la misma base legal utilizada por George W. Bush tras los atentados del 11 de setiembre de 2001.
“Si usted es un narcoterrorista que trafica drogas en nuestro hemisferio, lo trataremos como tratamos a Al Qaeda. De día o de noche, rastrearemos sus redes, perseguiremos a su gente y lo eliminaremos”, advirtió Hegseth.
Con el nuevo ataque, el número de ofensivas de EE.UU. contra presuntas narcolanchas en el Caribe y el Pacífico asciende al menos a 43.
El hecho ocurre después de que Washington confirmara esta semana sus primeras operaciones en el Pacífico, cerca de aguas sudamericanas, y no solo en el Caribe como hasta ahora. Los dos ataques anteriores, informados el 22 de octubre, habían dejado 37 muertos; la cifra aumentó a 43 tras el anuncio de Pete Hegseth.
Las acciones continúan generando preocupación entre expertos legales y legisladores demócratas, que cuestionan si se ajustan a las leyes internacionales de la guerra.
El nuevo asalto también coincidió con el envío de dos bombarderos supersónicos estadounidenses a la costa de Venezuela, en una escalada que refuerza la presencia militar de Washington en la región y alimenta las especulaciones sobre un posible intento del presidente Trump de desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro.
Desde que anunció el despliegue naval en el Caribe el 19 de agosto, Trump ha señalado directamente al gobierno de Nicolás Maduro, al que vincula con el llamado Cartel de los Soles.
Maduro, acusado por EE.UU. de narcoterrorismo, rechaza las acusaciones y sostiene que Washington busca “un cambio de régimen” en Venezuela. Las tensiones bilaterales se han extendido a Colombia, luego de que el presidente Gustavo Petro denunciara que entre los muertos de las ofensivas estadounidenses había pescadores y trabajadores colombianos.
Trump respondió acusando a Petro —sin pruebas— de ser un “líder del narcotráfico”, mientras el mandatario colombiano calificó los ataques como “ejecuciones extrajudiciales”, en línea con la evaluación de Human Rights Watch.
En medio de la creciente escalada, el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ordenó el envío del portaaviones Gerald Ford y su flota de apoyo al Comando Sur, lo que refuerza de forma significativa la presencia militar de Washington en América Latina.
Según el Pentágono, la medida busca “detectar, monitorear e interrumpir actividades ilícitas que amenazan la seguridad del hemisferio occidental”, aunque no se precisó cuándo llegará el portaaviones a la región.