Juan Spitzer siempre estuvo vinculado al mundo de los negocios, aunque por muchos años renegó de que ese fuera su futuro. Su padre era dueño de una famosa mueblería, llamada Casa América, y desde la adolescencia Spitzer supo dedicar horas de trabajo en el emprendimiento familiar. A los años, las circunstancias de la vida hicieron que quedara a cargo de la mueblería por un tiempo y eso fue suficiente para darse cuenta qué era “lo que quería y lo que no”. Entre otras cosas, se dio cuenta de que el negocio de su padre necesitaba actualizarse. “Con los años cambia la manera de gestión, de liderazgo, de detectar cuándo hay negocio y cuándo no”.
Por eso, sin pensarlo, se decidió por estudiar la carrera de ingeniero químico y dedicarse a las fórmulas y a los procedimientos metódicos. Obtuvo el título, pero al tiempo la oportunidad de trabajar en un laboratorio farmacéutico le hizo ver que eso que tanto había soñado no era lo suyo. “Yo vibraba con los negocios y con las decisiones”, afirma Spitzer. Fue así que decidió cambiar de trabajo y dar un viraje a su carrera profesional.
En 2015 ingresó como gerente general en Baterías Moura, una empresa brasileña fundada en 1957, que en 2010 había desembarcado en Uruguay y que en 2020 lo invitó a ser socio de la compañía. “Es una empresa familiar muy profesional. Vale la pena hacer el contrapeso porque realmente la familia se maneja por un carril paralelo. No hay personas en la gestión de Moura que sean familia y que no hayan recorrido todo un camino de preparación profesional y de experiencia trazado por el consejo de familia que lo habilite”, explica.
Hoy en Uruguay el mercado de baterías comercializa 300.000 baterías anuales, de las cuales más de 80.000 son marca Moura. Esto equivale al 28% del mercado. “Somos líderes, la marca más vendida y también la más recordada en el mercado”, enfatiza el socio y gerente general. Acá un tramo de la conversación que Spitzer mantuvo con Líderes.
No, yo quería seguir mi carrera de ingeniero químico. De hecho, mi primer trabajo, fuera de la mueblería de mi padre, fue en una textil. Estuve cuatro años y empecé a sentir que me estaba alejando de lo que yo había estudiado. Me estaba perfilando hacia la parte de gestión y la parte más técnica estaba quedando un poco de lado. Entonces, me fui a trabajar a un laboratorio farmacéutico en la parte de calidad. Fue una experiencia espectacular que me permitió ver que mi perfil era más comercial, más de gestión. Yo vibraba con los negocios y con las decisiones. Entonces, me fui a trabajar a la curtiembre Zenda. Justo llegué en el momento en el que la estaban vendiendo a una multinacional brasileña y un miembro de la familia estaba saliendo de la organización, de su posición ejecutiva, y yo era quien debía tomar ese rol. Realmente lo vi como una hoja en blanco. De la mano de ellos, crecí muchísimo. Hice un MBA y ahí quedé convencidísimo de que mi camino era la gestión.
¿Qué es lo que más le gusta de la gestión?
En los negocios y en la gestión, estás identificando necesidades y viendo cómo podés contribuir a esa necesidad, generando valor. Ahí aplican las relaciones humanas, el desafío de generar un equipo, que el equipo pueda empujar al unísono, ir todos hacia donde queremos ir. Ese es un gran desafío; a mí el desafío me mueve.
Un desafío que implica mucho liderazgo. ¿Qué necesita un líder para lograrlo?
Es un clic superimportante el que hacés cuando pasás de hacer a facilitar para que hagan. Pero ese hacer hacer no debe ser por la imposición, sino desde el convencimiento de que es el camino y de que estamos yendo hacia donde queremos ir. Entonces, el trabajo de alinear comienza desde la selección, desde el autoconocimiento, desde identificar dónde tengo más oportunidades de mejorar y apoyarme en el equipo para que me ayuden a verlas y me complementen.
No se trata de tener un equipo que diga a todo que sí, todo lo contrario. Se trata de rodearte de gente supercapaz, que sea capaz de contribuir y de agregar valor a nuestra misión y visión. Que todos tengan posibilidad de construir juntos el camino. Eso me parece clave y es gran parte del desafío. En nuestro equipo existe esa confianza y tiene que existir porque a mí me da tranquilidad.
¿Qué parte del mercado de baterías representa Moura?
La verdad es que la empresa, tanto como grupo, como aquí en Uruguay, viene creciendo muy fuertemente. Hoy en Uruguay tenemos una participación de mercado del entorno del 28%. Somos líderes, la marca más vendida y también la marca más recordada en el mercado. Es una marca muy fuerte. Hemos hecho mucha inversión para poder comunicar nuestros atributos, comunicar Moura y el porqué de Moura. Moura es calidad, es durabilidad, es confiabilidad, es innovación, es tecnología, es respaldo.
¿Cómo observa el mercado de baterías en Uruguay?
Hay muchísima competencia. Es un mercado que crece poco, porque la tecnología de los vehículos va mejorando y exige menos a los consumibles y menos a la batería, por lo que la batería dura más. A su vez, la tecnología de las baterías también mejora.
Además, la batería es un producto caro.
Para mí, es un producto muy barato porque sale menos que dos tanques de combustible, que como mucho los usás en un mes. En cambio, la batería te va a durar años, una Moura te dura más de cuatro años. En definitiva, no es caro. Tenemos ese concepto de que es caro porque no estamos preparados para cambiarla, porque es de sopetón.
Porque para cambiarla, "me dejó tirado". Ahí es donde se rodea de sentimientos negativos, pero no es un producto caro.
¿Las baterías son reciclables? ¿Tienen algún plan para reciclar?
Cualquier batería es 100% reciclable. De una batería recuperás el plástico, con el cual está formada la caja, recuperás el plomo, que está contenido en las placas, que es el principio que genera la energía, y recuperás el ácido. En Uruguay actualmente no hay tecnología para poder reciclarlas, por lo tanto, se exportan a lugares donde sí hay tecnología disponible. En Brasil reciclan el 100% de las baterías que vuelven.
¿Logran recuperar y exportar todas las que venden?
El nivel de captación lo estamos mejorando año a año.
¿Tienen algún proyecto entre manos para el corto plazo?
Hemos agregado tecnología. Hoy tenemos disponible toda la línea de baterías para vehículos Start-Stop, que son los autos que cuando llegás al semáforo y parás, se apagan, y cuando apretás el acelerador, se vuelven a encender. Esos vehículos necesitan baterías especiales, mucho más resistentes, con otra tecnología. Es una tecnología en la que somos referencia porque Moura las desarrolló. En una de ellas (EFB) logramos tan buen producto que nos permitió abrir una nueva línea de negocios, exportando tecnología y know how a otras fábricas. Ahí es cuando decimos que Moura es tecnología, innovación y vanguardia, es valor agregado.
¿Cómo se imagina a la empresa en los próximos cinco años?
Creciendo, trabajando en conjunto con nuestros socios, que son nuestros clientes. pudiendo estar más disponibles para los consumidores, a través de la red de revendedores y de los canales digitales (ecommerce, web, Mercado Libre). Pero sin perder de vista el canal físico, el canal tradicional, que es el que nos da cercanía y rapidez. Nos veo generando más empleo, siendo una empresa formadora de líderes. En nuestra cultura, el tema de creer en las personas lo vivimos día a día, lo usamos como criterio en todas nuestras decisiones.