Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.
—Pasó la Convención del Partido Nacional y se aplacaron los ánimos con respecto a la decisión de la fórmula presidencial. ¿Cómo lo vivió?
—Creo que la convención fue un punto de inflexión. Y como lo dije en mi discurso empezó la campaña del Partido Nacional. Obviamente tenía un aspecto formal, que era elegir la candidata a vice y el programa único de gobierno. Pero también en la forma que te parabas y cómo mirabas para adelante era muy importante llegar al partido y decir: “Miren, yo soy el candidato, tuve un apoyo importante y además incluimos a todo el partido y esta es la línea para adelante”. A diferencia de cinco años antes, que Luis (Lacalle Pou) terminaba sus discursos diciendo “estamos preparados”, ahora fuimos gobierno, o sea que nosotros estamos probados. Y tenemos que hablar del segundo piso de transformaciones: ya hicimos esto y, a partir de lo que hicimos, podemos pensar en cosas diferentes para ser el país más desarrollado de América Latina. Dije que vamos a ir a la campaña de propuestas, así que vamos a estar lanzando ideas para que la opinión pública pueda informarse, conocer los programas, los equipos, qué piensan los candidatos. Y comparar. No solo quiénes tienen mejor programa, quiénes tienen mejores ideas y quién está más preparado para gobernar el país. Nos jugamos mucho más que cinco años para adelante. En el tema de la fórmula obviamente es pasar a otra etapa.
—¿Siente que eso quedó laudado?
—Obviamente. En esto hay que ser muy realista. En la interna fue notorio el apoyo, un respaldo muy importante, histórico. Pero soy consciente de que tomé una decisión, que mi grupo la respaldó, pero que era una decisión jugada, convencido, apostando a una mujer con mucho coraje, quizá con perfil diferente a lo tradicional, con una gran sensibilidad y militancia social. Y obviamente tenía un objetivo, que es tratar de dar una voz para mucha gente que golpea las puertas y en muchos de estos temas no se le abrieron. Y gente que además con otras sensibilidades e incluso muy descreída de la política. Ella viene de ese proceso de descreer de la política, se involucró de vuelta a través de un vínculo con Beatriz Argimón y conmigo.
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Álvaro Delgado durante la entrevista con Búsqueda.
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—Ha insistido en ese cambio de paradigma que significa tener a alguien fuera de las estructuras del Partido Nacional...
—... De lo tradicional. Porque como dijo ella: “Capaz que voy a ser blanca, hoy soy nacionalista”. No le pongo el blancómetro. No se mide en función de cuántas veces fuiste a algún lado o al otro, se mide en función de lo que vas a hacer para adelante. Yo miro en ese proceso. Compartimos un programa, somos complementarios. Creo que al partido le da un refuerzo de visión, de estrategia, de cambio de paradigma, de abrir el partido. En vez de cerrarse a los blancos, abrirlo a mucha gente que está alejada de la política y puede ver en Valeria una cosa diferente. Cuando el partido tuvo las oportunidades de avanzar y llegar al gobierno o estar muy cerca de él, fue cuando abrió los brazos. Y ahora tenemos un desafío histórico adicional mucho más lindo y desafiante, que es reelegir el rumbo. Que el Partido Nacional vuelva a liderar una coalición de gobierno. Y por eso lo del claim de campaña: “Reelegí un buen gobierno”. Si estás conforme con este rumbo, no miremos para atrás, no retrocedamos.
—El concepto de reelección suele estar asociado a la reelección de un presidente.
—No, esto es mucho más abarcativo y superador. No es reelegir un presidente, es reelegir un rumbo, reelegir un gobierno y en este caso un buen gobierno.
—Después de las internas se conocieron las primeras encuestas. Y ahí se notó una caída en la intención de voto del Partido Nacional. ¿Cómo lo observó?
—Es un dato, que además fue bastante parecido a lo que pasó en la elección de 2019. La campaña electoral todavía no empezó. Para nosotros empezó el sábado y empezamos ahora recorriendo Montevideo, como lo está haciendo Valeria mano a mano con la gente. O como vamos a hacer a partir de este viernes con una recorrida por todo el país. Mostrando equipo, creo que es otro diferencial que estamos teniendo, que la oposición no hace. Hicimos una presentación del equipo económico e incluso anunciamos quién va a ser el futuro ministro de Economía. Son activos que van generando que las cosas vuelvan a encontrar su rumbo y su lugar. Quiero que los partidos de la coalición voten bien, no que el Partido Nacional vote bien y los demás voten mal. Quiero que todos voten bien porque todos suman a un concepto básico de que este rumbo continúe. Con sus matices, con sus perfiles. Pero todos estamos convencidos de que los partidos de la coalición vamos a votar al candidato del partido más votado en el balotaje.
—¿Atribuyó esa baja en las encuestas a la decisión de la fórmula y al caso de las horas extra en la Intendencia de Artigas?
—Los blancos somos, después de las internas, bastante más pasionales que los demás. Tenés a mucha gente que esperaba votar de una forma y no votó. Generalmente hay un escenario posinternas que para algunos es muy estimulante y para otros es bastante más frustrante. Y eso, sumado a una decisión que fue obviamente sorpresiva o disruptiva, influye. Y eso, sumado a algunos temas como la situación política y judicial que se dio en Artigas, también impactó. Yo entendí que muchos que en la previa decían que iban a votar al Partido Nacional ahora dijeron: “Bueno, mi mensaje es ahora paso a indeciso”. No pasa a otro lado, pasa a indeciso. Obviamente el desafío es ir a buscarlos.
—Tanto Pablo Caram como Valentina dos Santos son figuras políticas de su riñón, personas cercanas. ¿Cree que ese episodio va a seguir impactando en esos que usted dice que ahora son indecisos? ¿Se lo van a seguir recordando?
—El partido hizo lo que tenía que hacer. Y yo como candidato hice lo que tenía que hacer. Llamé y antes de que los organismos tomaran las decisiones les pedí las renuncias correspondientes. Es un tema que ya la Justicia laudó y el partido también. Que algunos quieran recordar está bien. Seguramente también quieran recordar muchos temas y del otro lado también quieran recordar otros. Yo voy a estar por otro camino, que es el de insistir en las propuestas. Mi campaña no va a ser ni de enchastre ni de humo ni de desprestigio. Me parece que Uruguay merece que los políticos dejen de mirarse al ombligo, pelearse todo el tiempo y cobrarse cuentas. “Vos hiciste esto, yo te hago esto. Vos me tocaste la oreja y yo te pincho un ojo”. Me parece que va por ahí y es lo está esperando la gente para volver a votarte. Y eso se logra con propuestas.
—En estos días se dio el retorno a la política de Pedro Bordaberry. ¿Le inquieta que haya una eventual disputa de votos con el Partido Colorado? Porque se ha instalado la idea de que el Partido Colorado podría encabezar la coalición. ¿Ve una coalición liderada por los colorados?
—Estoy convencido de que en octubre la coalición va a sacar mayoría parlamentaria y que el Partido Nacional va a liderar la coalición. Y estoy más que convencido de que vamos a ganar el balotaje. Lo creo por la estructura, el equipo, la propuesta. Ahora, me interesa que el Partido Colorado vote bien. Y si el Partido Nacional vota un punto menos de lo que estaba previsto en las encuestas, pero ganamos el gobierno, para mí es lo más importante.
El Partido Colorado ya tuvo su interna. Y tiene un candidato, que es Andrés Ojeda. Mi vínculo institucional son los candidatos, más allá de que yo aplaudí el ingreso de Bordaberry a la política. Se lo dije por teléfono, se lo dije en una red social y me vino a visitar el otro día. Con Bordaberry tengo una relación de mucho tiempo y de afecto. Con él pudimos negociar muchas cosas. Es un gran aporte, de alguien con prestigio, con ideas, con fuerza, que está considerado en la política nacional. Y además no es de los que vienen a jugar en el barro, viene a jugar en el debate de ideas y de propuestas. A la política le hace bien, a la campaña y a la coalición mucho mejor.
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Álvaro Delgado y Valeria Ripoll durante el Convención Nacional del Partido Nacional en el club Atenas en Montevideo.
Javier Calvelo / adhocFOTOS
—¿Le daría un cargo ministerial en un eventual gobierno suyo?
—No hablamos de ese tema. Vamos a ver después de noviembre.
—Cabildo Abierto, otro de los socios de la coalición, tiene una intención de voto más menguada que en las últimas elecciones. ¿Le preocupa?
—Si perdió o no terreno lo vamos a ver en octubre. Hoy tenemos una intención de votos de encuesta. A mí me interesa que Cabildo vote bien. Creo que es una mirada diferente y a veces coincide, a veces no. Tengo un diálogo con Manini Ríos, un buen diálogo. Hablo habitualmente con todos los miembros de la coalición. Y he acordado muchas cosas con Manini que se plasman después en soluciones legislativas. Obviamente tiene un perfil diferente. A mí no me interesa que en la coalición piensen todos lo mismo. A mí lo que me interesa es que cada partido tenga su perfil, sus énfasis. Y que después que pasemos la elección de octubre todos nos sentemos con el compromiso asumido previo de que vamos a votar todos al candidato del partido más votado. Y minimizar un proceso que se dio la elección pasada, que fue una fuga importante de votos en noviembre. Quizás porque no había una madurez de la coalición. Lleva un proceso personal valorar el instrumento de la coalición. Creo que eso ya está en esta elección. Y en el próximo gobierno como presidente de la República tendré un ámbito de coordinación permanente con la coalición, cosa que se ha ido reclamando. Fue más informal esta vez, pero me parece que se va a pasar a otra etapa de maduración de la coalición de gobierno.
—Recién decía que logró varios acuerdos con Manini Ríos. Uno de los negociadores de Cabildo por la Ley de Medios dijo a Búsqueda que fue con usted que se acordó incluir el polémico artículo 72 y que con el veto de Lacalle Pou no se respetó lo acordado. ¿Fue así?
—Se acordó en el Senado, ¿no? Fue una negociación en el Senado y lo votaron todos. Yo estuve en la negociación por la Ley de Medios cuatro años impulsándola. No es de ahora. Y hubo varias idas y vueltas. Estoy convencido de que la Ley de Medios anterior era medio kirchnerista. Ahí sí controlaban contenidos, condicionaban la libertad de expresión y además había un órgano que era el que regulaba y evaluaba a los contenidos y si cumplías o no con los contenidos que establecía la ley. Y además tenía previsto sanciones que iban hasta la inhabilitación de la frecuencia. Era un revólver a martillar. Por eso combatí tanto la ley anterior. Por eso impulsé y ayudé a elaborar esta ley, que tuvo negociaciones en la interna de la coalición hasta que el proceso maduró y se pudo hacer. Es verdad que Cabildo al final propuso ese artículo que tenía algunas oraciones que no comparto. Pero, para decir toda la verdad, era un artículo mucho más declarativo que sancionatorio. Era simplemente una declaración sobreabundante porque hay cosas que son básicas que no hay que ponerlas: la libertad de expresión, la libertad de información, el equilibrio son valores que están insertos en la libertad de prensa y en la libertad del ciudadano de poder mirar esto o mirar lo otro. Yo no lo hubiera puesto. Creo que estaba medio prevista la posibilidad de que el presidente vetara ese artículo.
—¿Y no se habló en ese acuerdo previo con Manini que podría haber un veto presidencial?
—De lo que yo hablaba con Manini es un tema que lo voy a dejar en el ámbito de la reserva. Pero se negoció más bien en el Parlamento.
—En temas de seguridad, el Herrerismo ha endurecido el discurso y usted sin embargo parece tener una mirada más de centro. ¿Cómo se armonizan las dos corrientes?
—Soy coherente con lo que fui siempre. Lo que vale es el programa de gobierno del Partido Nacional. Esta es la línea estratégica. Y esto es lo que vamos a cumplir y por lo que me van a juzgar si cumplí con lo que prometí.
—¿Comparte el enfoque dual que han impulsado Diego Sanjurjo y Nicolás Martinelli desde el Ministerio del Interior en el combate a la inseguridad?
—Sí, lo comparto. No solo lo comparto sino que para mí el tema de la seguridad, junto con el tema del empleo y con el tema del Uruguay más barato para vivir y para producir, junto con la confianza responsable, que es un término que acuñamos para la descontaminación burocrática del Estado, es uno de los temas más importantes que la población reclama. Para mí también, no vivo en una burbuja. Ahora, hay que ponerlo en el contexto. Del (año) 84 para acá todos los gobiernos entregaron al siguiente más delitos de los que recibieron. Va a haber una excepción, que es este gobierno, que le va a entregar al próximo un país con menos denuncia de delitos de la que recibió: 27% menos de rapiña, 20% menos de hurto y 3% menos de homicidios. Eso es un dato estadístico del Observatorio. Acá no se aplica lo del contador Damiani: “Los números no mienten, mienten los que hacen los números”. El 2018 y el 2019 fueron los años más violentos del Uruguay. Y entre otras cosas la gente decidió cambiar por el tema de seguridad, por el fracaso del Frente Amplio, donde había un prejuicio con el accionar de la Policía y había un prejuicio con la represión. Es más, había una especie de victimización de la delincuencia.
Este gobierno hizo dos cosas: le dio respaldo político a la Policía para poder actuar, la reivindicó, le volvió a dar dignidad. Y le dio el respaldo jurídico. Y por eso bajaron los delitos. ¿Es suficiente? No. Tenemos que apretar el acelerador en materia de seguridad, que tiene dos vertientes: la represión —no hay seguridad pública sin represión, y ponelo en mayúscula— y no hay seguridad pública sin la otra pata, que es la rehabilitación y la reinserción. Por eso el enfoque dual, que comparto. Hoy tenemos récord de personas privadas de libertad y tenemos 28 o 29 personas que salen por día en libertad anticipada. Y esas persona salen a un lugar, a un ámbito familiar que generalmente ya no está, sin contención ni oportunidades, con puertas que se cierran y, si el Estado no está presente, esa gente muy vulnerable vuelve a los círculos delictivos.
El enfoque dual es importante pero tiene que ser equilibrado. No hay rehabilitación si no hay represión. La gente lo que quiere es que el gobierno y la Policía repriman. Y lo otro es un tema de sentido común y de realidad. Una política pública en serio, que vaya más allá de meter a alguien dentro de la cárcel: qué pasa después con los que salen de la cárcel. Porque eso es un círculo vicioso. No estoy de acuerdo con que los que repriman sean los mismos que los que rehabilitan, por eso creo que el Ministerio de Justicia es necesario. No hay tema más importante para la gente que estar segura.
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Álvaro Delgado durante la entrevista con Búsqueda.
Mauricio Zina / adhocFOTOS
—Hay un tema que siempre parece olvidado en los discursos y es abordar la primera infancia para atacar la pobreza infantil. ¿Cuál es su propuesta concreta?
—Quiero que al final de mi período Uruguay sea el país más desarrollado de América Latina. No estamos tan lejos, hay una democracia estable, independencia de poderes, y este gobierno logró un activo muy importante: lo reconoce todo el mundo, el Banco Mundial, el Fondo Monetario. Tenemos una economía ordenada, una gestión económica de Azucena Arbeleche y de Diego Labat que ordenó la casa. Uruguay hoy tiene la nota de crédito más alta de la historia del Uruguay. Y eso nos permite mirar el futuro con otro optimismo. Hay algunos indicadores que hay que mejorar. El tema de la pobreza infantil viene estancado. En la pandemia subió y volvió a bajar, pero se estancó al nivel de 2019.
—¿Y cómo se baja?
—Es un tema grueso y grande donde hay aspectos multidimensionales de abordaje. Pero no hay baja de pobreza infantil sin inversión económica, sin transferencias, sin darle posibilidades a la familia. Vamos a incorporar el Plan Familia, donde la prioridad es la pobreza infantil, donde la prioridad es la primera infancia, a la que este gobierno le dio 50 millones de dólares, pero todavía le falta un mayor nivel de coordinación, vamos a llegar a 200 millones de dólares en primera infancia. Y después está el tema educativo, además de las transferencias económicas. Vamos a universalizar el acceso prioritario de todos los niños de los dos quintiles superiores más pobres del Uruguay en las escuelas de tiempo completo a tiempo extendido. Y me preocupa mucho algo que tiene que ver con la inversión en un futuro, y es la deserción en la educación media y media superior. No podemos permitir que la mitad de los jóvenes, particularmente en los quintiles más pobres, no terminen el liceo. Por eso vamos a invertir en un bono económico.
—El premio económico recibió cuestionamientos si no se mejora en contenidos, estructura.
—Es, además de otra cantidad de cosas, darles un premio económico. En otros países funcionó y funcionó bien. Me parece que en esto lo importante es tener ideas y un bono económico para los que terminan de los dos quintiles más pobres para ir a un objetivo, que es invertir en el futuro y que más gurises terminen la educación media superior.