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    Beatriz Argimón: “La batalla cultural la veníamos perdiendo hace mucho tiempo”

    La vicepresidenta de la República reclama un espacio de reflexión “profesional” en el Partido Nacional para analizar los datos, evaluar las causas de la derrota electoral y “modernizar” al partido

    El Palacio Legislativo está en obras, en plena tarea de reconstrucción. La vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, recorre el Salón de los Pasos Perdidos con casco puesto y muestra las tareas de remodelación del histórico edificio. Toda una metáfora. Porque el Partido Nacional también inicia un proceso para ponerse en pie desde los escombros de la derrota electoral.

    Argimón opina que tiene que haber un espacio para la reflexión antes de las elecciones departamentales de mayo. Y exige que ese ámbito sea más profesional que pasional. Dice que hay que leer los datos, analizarlos, cuestionarse por qué las mujeres jóvenes votaron más a la izquierda, por qué la coalición republicana no logró retener votos en departamentos del interior. Y empezar a “modernizar” al Partido Nacional, que tiene que tener un directorio y una conducción “fuerte” para no seguir perdiendo terreno con el Frente Amplio. “Me parece que parte de la reflexión que tenemos que hacer es esa”, afirma.

    Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.

    —Pasaron unos días del domingo del balotaje, ¿ya hizo una reflexión sobre por qué se perdieron las elecciones?

    —Sí, a mí me gusta más hablar de reflexión que de autocrítica. La reflexión es más amplia, conlleva ponderar distintos aspectos que pasan por analizar todo un periodo, indicadores, responsabilidades. Pero también qué fue lo que escuchamos, qué fue lo que no escuchamos. Y cómo encaramos el futuro. Por eso el proceso de reflexión tiene que ir con una conclusión sobre cómo seguimos. No me gusta que las reflexiones sean de inmediato, a pocos días de las elecciones…

    —Con el cuerpo caliente…

    —Y no, porque estamos dolidos, enojados. Entonces me parece que no es buen momento, pero tampoco soy de las que piensan que tiene que ser después de mayo.

    —Tiene que ser antes de las elecciones departamentales.

    —En lo personal, pienso que tiene que ser antes de las elecciones de mayo. Hay que elegir las nuevas autoridades partidarias y encarar el futuro. Por eso me gustaría que fuera antes de mayo, porque si hay temas estratégicos que abordar, pueden ser un aporte para aquellos compañeros y compañeras que quieran enfrentar una campaña que expresamente se busca que esté separada en el tiempo para que no esté contaminada con el ánimo electoral de la elección nacional. Habrá compañeros que compartan, otros que no, pero esa ha sido mi visión. Me parece que está bueno que las reflexiones las volquemos en ámbitos de responsabilidades. Creo que los primeros que tenemos que asumir las responsabilidades somos los que tenemos cargos de dirección. Y no echar culpas pero sí responsabilidades. Esa es la primera señal a la militancia.

    —¿Y qué análisis primario hizo usted sobre las causas de la derrota?

    —En lo primario, creo que parte de cómo comunicamos lo que se hizo en un periodo de cinco años es uno de los aspectos. Después el tema de las escuchas. Cómo escuchamos. A veces los indicadores, en lo macro, nos trasladan buenas noticias. Pero el mundo globalizado te lleva a pensar cómo la gente enfrenta los periodos electorales. Y los piensa también cada vez más a título personal. El metro cuadrado individual de cada uno. Cómo me ha ido a mí o cómo es mi futuro, cómo me proyecto. Y esto tiene que verse con un análisis. Con algo que yo reclamo hace mucho tiempo y es que los partidos en el siglo XXI tienen que profesionalizarse. Por un lado, sabiendo leer los datos. La lectura de datos la utilizan las grandes empresas. Es una fuente a la que no podemos dejar de hacerle una lectura. Y por otro lado, el político no puede guiarse estrictamente por el mundo de las redes sociales. Tiene que estar permanentemente en contacto con la realidad en el territorio. Todo ese combo, con los números elaborados y analizados profesionalmente, te da la lectura de lo demográfico: quién te vota más, si los hombres, si las mujeres, los grupos etarios. Contrastar qué se hizo en obras en un lugar con la cantidad de votos que tuvimos. Esa también es una evaluación que tenemos que hacer. No puede haber evaluaciones a puro sentimiento.

    —Muchos de los dirigentes del Frente Amplio han dicho que en estos cinco años hicieron una dura autocrítica y una de las conclusiones a las que llegaron es que habían perdido el contacto con la gente, que había una actitud soberbia desde el gobierno. Y que por eso salieron a la calle, a desplegar El Frente Te Escucha. ¿El Partido Nacional perdió contacto con la gente desde el gobierno?

    —No podemos comparar un gobierno de cinco años con el desgaste de los 15 años del Frente Amplio. No son comparables las reflexiones. Yo siento que el periodo de la pandemia fue muy duro, y en el margen que nos quedó se profundizó mucho la gestión. El presidente ha sido uno de los más presentes en territorio de la historia. Todos nosotros teníamos presencia en el territorio. Lo que sí pasó es que los grandes lineamientos del gobierno fueron los que se trataron de llevar adelante, entre otras transformaciones.

    —En estos días, desde el oficialismo se ha insistido mucho con el concepto de la “batalla cultural” perdida o de la poca defensa del gobierno ante el “relato” frenteamplista. ¿Siente que hay algo de eso en juego en el análisis de la derrota?

    —La batalla cultural la veníamos perdiendo hace mucho tiempo. No es de esta elección. Cuando ganamos, sentíamos que empezaba a poder visualizarse algunos aspectos que nosotros queríamos debatir en la batalla cultural, que la dábamos en lo político.

    —¿Estrictamente desde lo político?

    —Estrictamente desde lo político. Y ese es uno de los desniveles. Y eso no viene con esta elección. Es muy personal, pero es algo que vengo diciendo desde hace mucho tiempo adentro del partido. Es más, ha sido una de mis batallas adentro y en la militancia históricamente. Después el tema de los relatos, que se habla mucho, y cómo en el último tiempo uno sentía que se estaba demasiado pendiente de las redes. Veías que, por un lado, tenías compañeros que le decían al candidato: “Es necesario pegarle más a (Yamandú) Orsi, hay que hablar más en contra del Frente Amplio”, y otros que le decían: “No, no, hablá de las propuestas. Porque lo importante es lo que queremos hacer”. Esa forma contradictoria de ver la realidad pasaba entre nosotros mismos. A veces, incluso, acorralamos al candidato dentro de lo que es ese debate entre nosotros, entre la propia dirigencia. Por eso primero tenemos que reflexionar los dirigentes y después salirlo a hablar y darle la cara a la militancia. La militancia se lo merece.

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    Beatriz Argimón conversa con Búsqueda en su despacho en el Palacio Legislativo.

    Beatriz Argimón conversa con Búsqueda en su despacho en el Palacio Legislativo.

    —El Partido Nacional volvió a proponer una fórmula paritaria. Y en este caso disruptiva, con Valeria Ripoll. Se habló mucho sobre las responsabilidades que caben en esta decisión, de la que Álvaro Delgado se hizo cargo. ¿Qué análisis hace usted de esa elección y del rol de Ripoll en la campaña?

    —Valeria vino al partido porque quería militar fuertemente en Montevideo, que es donde ella sentía que podía aportar. La decisión que se tomó por parte del candidato, uno asume que debe respetarla porque el que hace la campaña es el candidato y si gana, va a compartir cinco años de gobierno con su vice. Supongo que eso fue lo que ponderó el candidato. ¿Cómo fue la campaña? Yo no estoy de acuerdo con atribuirle a Valeria responsabilidades. Ella, a su manera, lo dio todo. Por eso mismo, quienes tenemos que hacer las reflexiones somos los que tenemos responsabilidades partidarias desde hace tiempo.

    —Hay dirigentes que dicen que se perdió mucho tiempo explicando la fórmula, que hubo que convencer a los propios, incluso.

    —La fórmula fue novedosa. No solo para la militancia, lo fue para la dirigencia. Eso obviamente tuvo su impacto, pero ese impacto duró 10 días en la dirigencia. Por eso lo que decía de lo multicausal. Es mucho más profundo. Hay una batalla cultural, que viene desde hace mucho. Pero también es necesario profesionalizar cómo encaramos frente a las campañas en el siglo XXI.

    —¿Y cómo se encara eso?

    —Tiene que haber un directorio fuerte. Tiene que haber una conducción partidaria fuerte que marque el destino y la orgánica del partido en el siglo XXI. Y eso pasa por utilizar todas la redes tecnológicas que tenemos, pero también por hacer funcionar una orgánica que desparrame la presencia del partido en el territorio. Un partido presente en todos lados.

    —A propósito de lo de un directorio fuerte, ¿siente que el Partido Nacional ha perdido territorio con el Frente Amplio, contra un Fernando Pereira muy presente?

    —Eso fue parte de una estrategia, de no solo cargar a quienes están haciendo campaña, a la fórmula, sino al partido.

    —¿Le faltó eso entonces al Partido Nacional?

    —En verdad estuvo, pero más bien siguiendo lineamientos de gobierno. El partido tiene que tener una estrategia de partido, independiente del gobierno.

    —¿ A qué figura fuerte ve en ese rol de conducir el Partido Nacional?

    —Eso se tiene que ver. Me parece que parte de la reflexión que tenemos que hacer es esa.

    —¿De elegir un buen candidato para el directorio?

    —De elegir un buen directorio. Yo respeto la interna, respeto las divisiones internas. Creo que son buenas las divisiones en sectores en un partido como el nuestro. Parte de los que nos pasó, sin lugar a dudas, es que no hubo una competencia fuerte en las internas. A nosotros nos gusta la competencia. Es la historia de nuestro partido. Y nos faltó eso. Y lo que pensamos que no iba a pasar, pero pasó, es que el gobierno se come al partido. Quedó en un segundo plano y no con una estrategia clara como partido.

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    Beatriz Argimón durante la restauración del Salón de los Pasos Perdidos en el Palacio Legislativo, diciembre 2024.

    Beatriz Argimón durante la restauración del Salón de los Pasos Perdidos en el Palacio Legislativo, diciembre 2024.

    —Habla muy seguido con el presidente Luis Lacalle Pou, ¿dónde se lo imagina en el próximo periodo de gobierno?

    —No lo he hablado todavía con él, pero aunque no esté en sus planes inmediatos, él ya lidera el Partido Nacional y por eso tiene muy poco margen de descanso. Él es el líder natural. Ser un líder natural se da en determinados tiempos históricos y este es un tiempo histórico de Luis Lacalle Pou.

    —¿Pero desde dónde, desde el Senado, desde el Directorio del Partido Nacional?

    —Eso se lo dejo reservado a él. Porque liderar naturalmente también es un tema que le corresponde a él y a quienes lo acompañan. Esto es un proceso. El líder marca el camino, pero tiene que estar viendo el comportamiento legislativo, pero también qué pasa con la oposición en el Ejecutivo, y la organización del partido. Y eso no puede demorarse. Hay que marcar un rumbo modernizador en el partido.

    —En estos días mantuvo una reunión de transición con la vicepresidenta electa, Carolina Cosse. ¿Cómo la ve en el rol que va a asumir, porque hay una mirada sobre Cosse que la ubica en un perfil más ejecutivo que de articulación?

    —Cada periodo parlamentario es distinto. A mí me tocó un rol donde el diálogo era más que indispensable. Adentro de una coalición que recién se formaba y con un partido que venía de 15 años de gobierno y de pronto pasa a la oposición. Hubo que trabajar básicamente en la negociación y así se hizo. Sobre todo con una coalición que decían que no duraba y que llegamos juntos en el Parlamento, que fue el escenario donde más se habló. El próximo periodo legislativo es diferente. Nadie tiene mayorías en las dos cámaras y eso va a requerir, sobre todo en Diputados, un ejercicio de búsqueda de acuerdos permanente que se va a ver reflejado en el Senado. Me parece que Cosse es una mujer de mucha ejecutividad y eso le puede dar a ese escenario diferente de diálogo la posibilidad de acortar plazos.

    —¿Cuál es su futuro político?

    —Yo también me lo pregunto. Ya cerré mi etapa parlamentaria. Me gusta militar, soy militante y no importa desde qué lado esté. Siento que tengo un acumulado de experiencia que quiero trasladar en el proceso de modernización del partido. Estoy obsesionada con hacer una estructura mucho más ágil en el partido. Por ese lado voy a andar.