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El presidente electo contempla la posibilidad de formar un gabinete con hombres de otros partidos
“Vamos a intentar hacer un gobierno de unidad nacional, en el más amplio sentido de la palabra”, dijo Julio María Sanguinetti tras ganar las elecciones de 1984
Julio María Sanguinetti. Elecciones nacionales. Escuela y Liceo Elbio Fernández. 25 de noviembre de 1984
FOTO
Centro de Fotografía / Intendencia de Montevideo / Camaratres
El doctor Julio María Sanguinetti no descarta la integración de un gabinete con hombres del Partido Nacional y del Frente Amplio. “Pero primero será necesario ponernos de acuerdo en lo que hay que hacer”, dijo el presidente electo de los uruguayos en una entrevista que concedió a Búsqueda el lunes por la noche.
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—¿No teme que los otros partidos le planteen una dura oposición a su gobierno, que le haga más difícil una gestión que de antemano se sabe que no será nada fácil?
—Tengo la esperanza y hasta la certeza de que no será así. Luego de 11 años de dictadura, los partidos políticos deben dar testimonio de su madurez. Eso lo dije el día antes de la elección y lo repito ahora, como también dije que el gobierno que resultara electo, cualquiera fuera, debía merecer el apoyo de todas las colectividades políticas, pues, de lo contrario, significaría que no habríamos aprendido bien la dura y amarga lección recibida en estos años.
Dijimos, además, y lo ratifico, que creíamos que el país no va a salir, no va a consolidarse democráticamente si no tiene cinco años de esfuerzo colectivo, muy maduro y muy responsable, para poder realmente afirmar instituciones que nacen con el trauma de 11 años de dictadura.
—En función de ello, ¿usted buscará un acuerdo con los otros partidos?
—Sí, vamos a intentar hacer un gobierno de unidad nacional, en el más amplio sentido de la palabra.
—¿Ello quiere decir que usted está dispuesto, incluso, a ofrecer cargos en su gabinete a hombres de los otros partidos?
—Lo primero será ponernos de acuerdo en lo que hay que hacer. Si llegamos a un consenso en ese sentido, no excluyo la posibilidad de constituir un gabinete con hombres de otros partidos.
—¿Tanto blancos como del Frente Amplio?
—Tanto blancos como del Frente Amplio.
—¿Cuándo iniciará los contactos, con ese propósito, con los dirigentes de otros partidos?
—Primero voy a descansar unos días.
—¿Pedirá que se adelante la fecha de entrega del poder?
—Eso depende de las circunstancias electorales y de circunstancias políticas también.
—El ministro Végh Villegas, según trascendió semanas atrás, habría manifestado su disposición a ser acompañado por un representante del partido triunfador en las elecciones, en la segunda ronda de conversaciones que, en este mes, mantendrá en EE.UU. con los bancos acreedores. ¿Piensa designar a alguien para que acompañe al ministro?
—Todavía no hemos tomado posición al respecto. Este tema no puede analizarse aisladamente. Está vinculado a otros procesos políticos en el ejercicio del poder. Es muy claro que hay que deslindar responsabilidades. El espíritu de colaboración necesario no debe excluir el deslinde de responsabilidades.
—¿Qué va a pasar con el aparato represivo y los institutos de seguridad?
—A partir del 1º de marzo habrá un gobierno democrático que va a tener los institutos de seguridad que tienen todos los gobiernos democráticos. Todo aquello que sea fuerza de represión más allá de lo normal en un Estado democrático tendrá, naturalmente, que desaparecer. El mantenimiento del orden estará fundamentalmente a cargo de las fuerzas policiales, como es lo tradicional, y las Fuerzas Armadas actuarán dentro del plano profesional.
—¿Reitera usted ahora el compromiso que asumiera en setiembre, junto con los otros candidatos presidenciales, de garantizar las inversiones en títulos públicos y depósitos de residentes y no residentes en moneda extranjera?
—Por supuesto. Esa declaración conjunta fue una iniciativa mía y el compromiso asumido en ella hoy está más vigente que nunca. El propio mandato de la ciudadanía le asigna esa mayor vigencia, como se la da también a otras propuestas de nuestro partido en el campo económico-financiero.
—Por ejemplo, en lo económico-financiero, con relación al sistema bancario y a la política cambiaria.
—Sí. Con respecto a esos tópicos y a otros. En todo ello la plataforma fue muy clara y precisa. Sobre esos temas específicos que usted cita, en las instrucciones dadas por mi partido a los delegados a la concertación se establecía que en materia financiera debía haber un control muy activo del sistema por parte del Banco Central, pero que no era aconsejable la estatización total de la banca. En cuanto a lo cambiario, le decía que era necesaria una política realista que logre una adecuada relación entre los niveles de precios internos y externos, excluyéndose, en consecuencia, un régimen de control de cambios.
—En declaraciones que hizo a la prensa extranjera previo a las elecciones, usted dijo que, de salir electo, su gobierno sería respetuoso del principio de no intervención, pero a la vez que tendría una política muy activa en defensa de los derechos humanos. Con relación a esos temas, hace algún tiempo usted mantuvo una polémica con gente que le señalaba que ello era contradictorio.
—Somos respetuosos del principio de no intervención y de autodeterminación de los pueblos y también tendremos una política muy activa en defensa de los derechos humanos. Una cosa no está reñida con la otra. El principio de no intervención no es una especie de coto de caza que permite que un gobierno no respete los derechos humanos y que a la vez pueda hasta impedir que se le pregunte sobre ello. Esa defensa la llevaremos adelante allí donde estén cuestionados esos derechos de la persona humana, que están más allá de los sistemas, de los regímenes y de las fronteras.
*Nota publicada el 29 de noviembre en la edición N° 257 de Búsqueda