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    Heber “teme” por la unidad del Partido Nacional si él no es electo como presidente del directorio

    El senador Luis Alberto Heber se propone como “candidato de consenso” para evitar disputas entre sectores por la conducción de los blancos

    Cuando parecía que la competencia por la presidencia del Directorio del Partido Nacional era entre dos, apareció el senador Luis Alberto Heber y se presentó como una tercera vía que garantice unidad. Apostó fuerte. Anunció que renunciará a su banca en el Senado para tener dedicación a tiempo completo. Y descartó pretensiones electorales en las próximas elecciones nacionales. Sin embargo, aclara que esto sería un “reposo del parlamentario” para convertirse en un actor con peso y voz fuera del Legislativo y “preparar al partido” para las discusiones internas que se deban dar. Entre ellas, la de si la coalición republicana debe competir como lema único en 2029.

    Hombre de confianza del expresidente Luis Lacalle Pou, dice que tendrá el “teléfono rojo” a mano para escucharlo y consultarlo porque lo reconoce como un “líder incuestionable” de los blancos y que “no impone, convence”. “Cuando me fui del Ministerio de Transporte al Ministerio del Interior, que pasé de estar en Disneylandia al infierno, no lo hice forzado, lo hice convencido. Luis me convenció”, confesó.

    Lo que sigue es un resumen de su entrevista con Búsqueda.

    —Ya fuimos las tercera vía en la campaña electoral. Nosotros fuimos solos en la campaña electoral, no fuimos en sublema ni acordamos con ningún otro sector. El Herrerismo marcó sus 86.000 votos, fue cuesta arriba para el Herrerismo en esta elección, muy cuesta arriba.

    —Venía muy golpeado el Herrerismo.

    —Veníamos, sí. El episodio de Penadés fue un tema muy traumático porque Gustavo era un referente importante dentro del Senado y pasó lo que pasó y sentimos el cimbronazo de que una de las principales figuras esté en la situación que está. Al punto tal que concurrimos con Laura (Raffo) a la elección, lamentablemente no ganamos, sacamos el 19% y pretendíamos que estuviera también constituyendo la fórmula. Era nuestra pretensión. Al final, el 75% de los votos que obtuvo Álvaro Delgado llevó a que eligiera a Valeria Ripoll y el Herrerismo, orgánico como es con el partido, no dijo nada y salió a trabajar por su Senado y por su propio sector. Pudimos mantener nuestra banca, tener dos diputados. A lo largo de su historia el Herrerismo fue minoría y supo ser minoría sin perder identidad. Y supo ser mayoría también, siendo generoso con las minorías para no avasallarlas a la hora de tener que conducir el partido. Para nosotros es muy importante la conducción partidaria, sobre todo en instancias de oposición, donde quizás el punto más importante es actuar en unidad. Entonces, estábamos viendo en verano una disputa que se prolongaba desde la elección de octubre y que de alguna manera también se manifestó en la elección departamental y municipal entre dos sectores grandes del partido, como es Aire Fresco y De Centro, y Alianza País. Una serie de sectores que se coaligaron para disputar esa mayoría. Y veíamos que eso mismo se estaba prolongando al directorio y que no es conveniente que se prolongue después de las elecciones.

    —¿A qué se refiere con que se estaba prolongando al directorio?

    —A que hay una disputa interna entre esos dos sectores para la conducción del partido. Para esos sectores, es muy importante no solamente ganar, sino después gobernar el partido. Pero nosotros en el Herrerismo estamos acostumbrados a poner luces largas. Tratar de mirar lejos. Y vemos que el partido tiene que acondicionarse, tiene que prepararse mejor. Es natural que el partido tenga una situación de vaciamiento de sus dirigentes cuando está gobernando.

    —Se lo traga el gobierno.

    —Se lo traga, por más que hubo esfuerzos de los compañeros durante estos cinco años, y vaya que lo reconozco. Hay actores que no estuvieron en la conducción partidaria y que estuvieron o en el Senado de la República, o en la Cámara de Diputados, o en las empresas públicas, o en el propio gobierno como ministerio. Mi caso es uno. Y esta situación llevó a una inercia en donde el directorio actuaba cuando había incendios, más que nada, para resolver problemas en donde era necesario que actuara la autoridad partidaria en forma concreta. Y actuó, pero no es lo que nosotros creemos que tiene que hacer el Partido Nacional en el próximo quinquenio. Tiene que preparar un partido para que no sea Lacalle Pou dependiente. ¿Por qué? Y bueno, primero porque no sabemos si él va a ser candidato o no. Todavía no ha dicho nada. Es una decisión que tomará él en el futuro. Pero lo que vemos con cierta preocupación es que se sigue prolongando el pleito interno entre Aire Fresco y Alianza País. El único que no está alineado con ninguno de los dos es el Herrerismo. Y justamente lo que buscamos es unir al partido. Lo que buscamos es ir por el medio para que no haya vencedores ni vencidos. Porque si mañana gana uno de los sectores, puede llevar a una reacción de los derrotados o de los que no tuvieron la mayoría partidaria para presidir el directorio. Y puede haber alguna situación de no compromiso en la conducción partidaria. Nosotros la vamos a tener, cualquiera sea el escenario, porque hemos dicho que hay que jugar fuerte y hemos elevado un poco la apuesta...

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    Luis Alberto Heber en la Cámara de Senadores del Palacio Legislativo

    Luis Alberto Heber en la Cámara de Senadores del Palacio Legislativo

    —¿Le parece que les subió la vara a los otros dos candidatos con su anuncio de renunciar al Senado si es electo?

    —No he visto otros pronunciamientos en ese sentido: que el próximo presidente del directorio sea una persona que esté full time. Y yo agregué que, además, no voy a ser candidato en ninguna lista en 2029, de modo de garantizar que la acción en el directorio no va en beneficio de ningún sector.

    —No va a llevar agua para su molino.

    —Claro, no voy a estar jugando un partido chico cuando tenemos que jugar muy bien para volver a ganar en las próximas elecciones. Yo no veía estas atribuciones en la disputa de los otros sectores. Yo soy amigo de Álvaro y soy amigo de Javier (García) y los dos tienen derecho, además por su respaldo electoral, a disputar la presidencia. Pero me temo que luego de que gane cualquiera de ellos vamos a tener que trabajar mucho en la unidad. En el caso de que yo sea un candidato de consenso, la unidad va a estar en la presidencia. No hay que trabajar por ella. Y un partido unido es un partido que está mejor preparado para manejarse dentro de la coalición, que son los retos que tenemos por delante. ¿Qué va a hacer el Partido Nacional? ¿Va a ir a una coalición en la instancia de elección interna? ¿Vamos a generar una fórmula única? De modo tal que no haya gente que después no acompañe con sus votos en el balotaje. La fórmula de Álvaro y Ripoll era la fórmula del Partido Nacional. Y siempre cuesta más a la gente votar a la hora del balotaje a alguien que no votó en octubre, un mes antes.

    —Eso ha quedado claro, ¿pero usted pretende que ya se instale la discusión de si en las próximas elecciones van con lema único, con un candidato de la coalición republicana de entrada?

    —Es un tema que tenemos que ir manejando con cuidado. Ha habido voces en el Partido Colorado y en el Partido Nacional diciendo que es necesario tener una coordinación de acción de la coalición. Hay una voluntad. Porque hay una madurez. Sobre todo porque hay una fuerza de abajo de mucha gente que nos está pidiendo que juntemos esas voluntades. Yo no te podría decir que soy partidario de hacer una coalición. Soy partidario de lo que diga la mayoría de mi partido. Pero tenemos que darnos la discusión. Y hacerla seria.

    —Usted dice: renuncio al Senado, no me tomo licencia y además no me presento a ninguna lista para las elecciones de 2029. Eso, para un político como usted, es una señal fuerte. Pero ¿qué va a pasar si no sale electo? Es decir, ¿está explorando ese escenario para más adelante?

    —Tengo una experiencia que... a veces mucha gente, como me vio mucho tiempo en el Parlamento, dice “a vos te gusta el Parlamento”. Claro, sí, por supuesto. Pero hay un error en el tema. La vocación política es hacer, es decidir, es cambiar, es transformar. Esa es la vocación política. Cuando no tenés las herramientas, no tenés un cargo ejecutivo como para hacerlo, debatís ideas. Que también me gusta: debatir ideas y confrontar ideas en el Parlamento. Pero es una gran discusión de ideas. Hacer, transformar, cambiar, incidir en la realidad, es el Poder Ejecutivo. Por eso yo digo que un herrerista es alguien que quiere ganar, es un blanco que quiere ganar. Pero tiene que haber conducción, tiene que haber rumbo, el partido tiene que ser muy claro en cómo se para en lo que para mí es un dogma, que es el sentido solidario que tiene que tener el partido. Y en la libertad. La libertad responsable que manejó Luis durante su gobierno y que es para nosotros el norte a seguir.

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    Luis Alberto Heber y Beatriz Argimón en la sede del Partido Nacional, noviembre de 2017

    Luis Alberto Heber y Beatriz Argimón en la sede del Partido Nacional, noviembre de 2017

    —Usted ya fue presidente del directorio.

    —Durante siete años. Primero porque renunció Lacalle Herrera, después fui electo en la convención y estuve tres años hasta que asumió Beatriz Argimón.

    —¿Y debe cambiar la impronta que tuvo el directorio mientras usted lo condujo? Porque claramente hay expectativa sobre el próximo mandato y parece que algo debe cambiar.

    —Después de la elección del 2014, cuando Luis perdió con Tabaré Vázquez, muchos de nosotros no comprendíamos que Luis no fuera el presidente del directorio. Era lo que se hacía históricamente. El ganador de la interna tenía que ser el jefe del partido y el jefe de la oposición. Y Luis cambió eso. Cambió ese paradigma. Todos pensamos en su momento, yo entre ellos, que era un error. Y ahí fui electo nuevamente presidente del directorio. ¿Por qué? Porque Luis prefirió trabajar afuera y no usar la presidencia del directorio para proyectarse políticamente o para seguir consolidándose. Entonces, el primer quiebre que hubo en el partido, donde la candidatura a la presidencia no tenía que ser desde el directorio, fue de Luis. Él puso esa impronta. Por eso hoy es válido decir: no soy candidato a ninguna posición a nivel nacional electoral. O sea, sacarle a la presidencia del directorio lo que tradicionalmente venía sucediendo con todos los enormes candidatos que tuvimos. Luis no precisó de la presidencia del directorio para consolidar su liderazgo. Y ahora lo mismo. Luis no quiere estar preso de la tarea de preparar un partido en el caso de que quiera mañana ser candidato. Está libre. Y sobre todo si se van a articular cambios sobre la forma en que concurra el partido en las elecciones internas y luego en octubre. Más aún. Porque si no, estamos poniéndole un sello demasiado partidario al candidato. Estamos en un proceso de cambio de mentalidad a partir de la conducción de Lacalle Pou.

    —¿Pero en concreto cuál sería su impronta? Porque hay algunas condiciones que bajó Lacalle Pou: que combata el relato del Frente Amplio, que no esté solo para apagar incendios, que incida en la agenda

    —Creo que tiene que ser un actor más. Como es en el Partido Colorado, pero sobre todo como es Fernando Pereira en el Frente Amplio.

    —¿Fernando Pereira es el espejo?

    —No sé si es el espejo, pero tiene connotaciones que lo hacen un actor de la agenda sin ser diputado, sin ser senador, sin tener ninguna posición en el gobierno. El presidente del directorio tiene que ser una voz más que se suma a todas las voces que el partido tiene y que no se mimetiza ni está contaminado por las discusiones parlamentarias, y tiene mayor libertad para decir cosas que aquellos que hablan y negocian con otros partidos de la coalición y con el gobierno.

    —¿Estamos de acuerdo en que Lacalle Pou es el líder del Partido Nacional?

    —Sí, totalmente.

    —¿Y qué incidencia puede tener entonces en el directorio? ¿No cree que todo va a terminar en la consulta con Lacalle Pou?

    —Creo que hay un tema de todos los días en el directorio y un tema de conducción en el que no se va a meter. Cuando haya temas de importancia, en donde pueda haber riesgos, es una voz que yo, por lo menos, voy a escuchar, voy a consultar. Es un teléfono rojo que es importante tener y que yo levantaría. Lo hago hoy. Luis tiene una gran virtud que es que no impone su pensamiento, convence. Yo cuando me fui del Ministerio de Transporte al Ministerio del Interior, que pasé de estar en Disneylandia al infierno, no lo hice forzado, lo hice convencido. Luis me convenció. Tuve una tarde con él. Fue un mate largo con él donde buscamos muchas alternativas. Pero me fui convencido de que yo era la persona. No solamente me convenció, me fui entusiasmado.

    —Lo preguntaba porque en este último episodio algo polémico de la designación de Beatriz Argimón ante la Unesco, no se laudó en la interna hasta que Lacalle Pou le dio su respaldo, su visto bueno. ¿Este tipo de cosas seguirán ocurriendo?

    —Creo que sí, porque el liderazgo de Luis es incuestionable.

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    Álvaro Delgado, Luis Alberto Heber y Javier García durante un acto del Partido Nacional

    Álvaro Delgado, Luis Alberto Heber y Javier García durante un acto del Partido Nacional

    —Usted se propone como el candidato de la unidad en el Partido Nacional, ¿cree que hay una amenaza real de que se termine la paz interna que hubo en los últimos años? ¿Y por qué se sigue postergando la autocrítica por la derrota electoral?

    —Tenemos tiempo para la autocrítica. El Frente Amplio tuvo dos años para hacerla. Hay que laudar primero el tema del directorio. Y creo que el nuevo directorio es el que tiene que iniciar la autocrítica. Es importante que no haya heridos ni “patas arrolladas” porque no ganaron. Tiene que ser fraterna. Poder mirarnos y decir “acá nos equivocamos” o “acá se equivocó fulano”. Pero sin herir a la persona que estamos criticando.

    —Sus anunciadas renuncias en caso de ser electo se parecen también a un “reposo del guerrero”, sin embargo, también es una de las espadas parlamentarias del Herrerismo. ¿Hay figuras emergentes en el sector que lo puedan suplir?

    — Sí, hay. Pero además no es el reposo del guerrero, es el reposo del parlamentario. Si soy electo, hay compañeros muy buenos en el Senado: Javier, Álvaro, todo el elenco de compañeros. Rodrigo Blás, que ha sido el presidente de la Comisión de Presupuesto luego del episodio de Penadés. En el Parlamento soy uno más. Y si no gano, seré un miembro más del directorio.

    —¿Cómo se imagina la convención? ¿Cómo van a ser estos días previos para sumar apoyos de los convencionales?

    —Se dan muchos cambios. Hay gente que votó conmigo en las internas que ahora está en otro sector. Hay nuevos intendentes que aparecieron y que no tienen sentido de pertenencia de un sector y están buscando cobijo. Hay cambios. Hay enojos que se dan frente a cómo fuimos en octubre. Cambia mucho, porque en un año, cuando hay elecciones, hay heridas, hay afectos que se pierden, afectos que se ganan. Y eso cambia las realidades. Y es cierto que todos estamos hablando con los 500 convencionales. Y es cierto que una semana antes vamos a saber quién puede ganar. Y ahí puede haber una instancia de hablar.

    —¿De negociar?

    —No sé si negociar es la palabra: de hablar. Hablar.

    —¿Quizás haya consenso a último momento?

    —Claro. Puede haber un consenso o un reagrupamiento. Todo puede suceder. Porque esto no es contra nadie, no debe ser contra nadie. Todo es cuidar al Partido Nacional en esta instancia. Por eso es bueno y válido que haya conversaciones. Mañana alguien puede decir que prefiere bajarse y apoyar a otro en aras de la unidad del partido. Eso puede ser motivo de charla y conversaciones entre amigos, como somos. Hay que cuidar la unidad. Y yo creo que tengo un consenso en el partido por lo que ya he hecho y genero unidad porque estoy diciendo que no soy rival, estoy diciendo que no me presento a las próximas elecciones nacionales. Y sería bueno saber si de acá a la convención todos los candidatos toman esa decisión.