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La llegada de más legisladoras al Parlamento no produce un “corrimiento” ideológico de los partidos
Cuando los partidos políticos en América Latina incluyen en sus listas a personas de “grupos marginalizados” que luego llegan al Parlamento, “suelen elegir a aquellas que son congruentes con la ideología del propio partido”, según un estudio
La próxima legislatura verá un leve incremento en la presencia de parlamentarias en comparación con la actual. Ese aumento es probable que no implique un corrimiento ideológico de los partidos en el Parlamento, a juzgar por los hallazgos de los académicos Iris E. Acquarone y Gonzalo Di Landro.
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Los investigadores uruguayos publicaron en octubre un artículo en el que sostienen que el aumento de la participación en los poderes legislativos de América Latina de representantes de grupos “marginalizados” de ese espacio —como mujeres, afrodescendientes y jóvenes— no tiene un impacto en los posicionamientos ideológicos de los partidos que representan.
En América Latina, “se acepta generalmente que las mujeres, los jóvenes, así como los indígenas y afrodescendientes”, tienen “orientaciones ideológicas que se asocian relativamente más a la izquierda”, por lo que se concluye que los políticos provenientes de esos grupos “son más de izquierda que sus pares de grupos hegemónicos o dominantes”. Sin embargo, esa conclusión es equivocada.
“No solo no hay fundamentos suficientes para sustentar la expectativa de diferencias ideológicas entre políticos de grupos marginalizados y dominantes, sino que también hay razones para pensar que no son diferentes, particularmente en relación con los ejes que tradicionalmente dividen la izquierda y la derecha una vez que se toma en cuenta el rol de los partidos políticos”, dice el artículo publicado por Acquarone y Di Landro en la revista especializada Legislative Studies Quarterly y que luego resumieron en el portal Razones y personas.
Las estimaciones de su trabajo indican que “si uno compara a grosso modo la ideología de los legisladores hombres vs. mujeres, blancos vs. no blancos, y jóvenes vs. mayores en los parlamentos latinoamericanos, encontrará que, efectivamente, las mujeres y legisladores no blancos—de ascendencia indígena o afrodescendiente— tienden a ser más de izquierda que sus contrapartes hombres y blancos”.
Esa diferencia desaparece cuando se controla por el partido de pertenencia. “Cualquier diferencia observada proviene principalmente de las diferencias ideológicas entre partidos, donde aquellos que tradicionalmente tienen mayor presencia de estos grupos son más de izquierda, mientras que aquellos con mayor exclusión son más de derecha, y no de la representación de los grupos en sí”, dice el artículo.
El resultado electoral del domingo 27 de octubre parece ser consistente con esa afirmación. En ambas cámaras, la mayoría de las legisladoras integra el Frente Amplio. Fueron electas nueve senadoras titulares en 30 escaños (30%) del total, una proporción similar a la de la legislatura de 2020-2025. Para la Cámara Baja, fueron electas unas 28 diputadas (el número puede variar con el escrutinio final), que representan el 28% de las bancas, un porcentaje mayor al de la legislatura actual (19%).
Ese tipo de correlación “puede dar lugar a asociaciones erróneas sobre las tendencias ideológicas de diferentes políticos y los efectos de la inclusión”, dice el artículo. “Sin embargo, nuestros resultados demuestran que la identidad no define la ideología, y que la inclusión, por sí sola, no convierte a los partidos en más de izquierda”.
Así, en el interior de los partidos “no hay diferencias ideológicas significativas entre legisladores de grupos marginalizados y hegemónicos”.
El estudio sugiere que cuando los partidos políticos en América Latina incluyen en sus listas a personas de “grupos marginalizados” que luego llegan al Parlamento, “suelen elegir a aquellas que son congruentes con la ideología del propio partido”.
Esta decisión implica que los partidos no sufren un corrimiento ideológico por incorporar a esos grupos.
Para los autores, los hallazgos generales de su trabajo aportan a la discusión pública porque ayudan a desmontar “estereotipos que atrasan”.
El temor de que un partido se corra “a la izquierda” si incorpora a grupos excluidos son “estereotipos” muy “detrimentales a una mayor inclusión política de grupos que no están bien representados en todo el espectro político”, dice el artículo. Y agrega: “Suposiciones ideológicas sesgadas pueden ser especialmente dañinas en contextos donde los partidos están bajo presión de moverse más hacia la derecha. Sumado a esto, fundamental es considerar que la igualdad política entre grupos significa tener iguales niveles de influencia política. Si algunos grupos se concentran en un único espectro del poder político, mientras que otros, como hombres blancos y mayores, tienen acceso en mayor medida a todos los espacios, partidos y fracciones, la igualdad política se vuelve, de facto, inalcanzable”.
Consultados por Búsqueda, Acquarone y Di Landro dijeron que su análisis también describe de manera precisa la situación de Uruguay. De hecho, el peso de los partidos en la vida política y, en particular, en el proceso electoral les asigna un “rol preponderante” para la elección de las personas que integrarán las listas al Parlamento.
Ese fenómeno no cambia si los países tienen una ley de cuotas, como Uruguay, que establece mínimos de representación de las mujeres en las listas. Esas normas “no cambian la cantidad de mujeres que hay para elegir” dentro de los partidos, sino que las ubica en “cargos salibles en las listas”.
Por lo tanto, la cuota tampoco debería afectar “la ideología” del partido en el Parlamento, porque el aparato recurre a sus “bases partidarias” para buscar a sus candidatas.
“Las cuotas sin lugar a dudas son un instrumento muy importante hoy en día en las democracias para avanzar en la representación de las mujeres”, evaluó Di Landro.
Jóvenes “más de derecha”
Estudios en varios países de Occidente muestran la aparición de una brecha ideológica asociada al género entre los jóvenes. “En muchos de los países desarrollados del mundo, los estudios muestran que están emergiendo varones más conservadores y mujeres más progresistas”, resumió en agosto a Búsqueda el director de Opinión Pública de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar.
Consultados al respecto, Acquarone y Di Landro dijeron que algunos datos de su estudio dan señales de ese movimiento también en el plano de los legisladores.
Los parlamentarios menores de 40 años “son un poquito más de derecha que el resto”, resumió Acquarone. Su colega añadió que encontraron “poca evidencia de que los jóvenes” legisladores “son más de izquierda”.
Acquarone subrayó que, en el estudio que desarrollaron, una de las preguntas que delató esa diferencia ideológica de acuerdo con tramos de edad estaba vinculada al aborto. “Ahí los hombres mayores eran realmente más de izquierda respecto a estar a favor del aborto”, resumió.